Malcolm Deas, un inglés con corazón colombiano
El profesor e investigador falleció el pasado sábado 29 de julio, a los 82 años. Su pasión por la historia colombiana tocó a muchos en su larga carrera y deja un legado de décadas de investigación y enseñanza.
Andrea Jaramillo Caro
Malcolm Deas se interesó primero por México antes que por Colombia. Corría el año de 1963 cuando el recién graduado en Historia Moderna del New College en la Universidad de Oxford se embarcó en una travesía transatlántica que debía llevarlo a México. Sin embargo, el inglés cambió de opinión cuando descubrió que Colombia recibía 20 millones de visitantes al año, por lo que abordó un barco de carga noruego en Nueva York que lo llevó hasta Panamá. “El istmo presentó pocos desafíos para el historiador y era exactamente como lo había imaginado. Colombia, por otro lado, fue una ‘aventura’ que sería una gran investigación”, escribió Richard Emblin, director de The City Paper.
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Malcolm Deas se interesó primero por México antes que por Colombia. Corría el año de 1963 cuando el recién graduado en Historia Moderna del New College en la Universidad de Oxford se embarcó en una travesía transatlántica que debía llevarlo a México. Sin embargo, el inglés cambió de opinión cuando descubrió que Colombia recibía 20 millones de visitantes al año, por lo que abordó un barco de carga noruego en Nueva York que lo llevó hasta Panamá. “El istmo presentó pocos desafíos para el historiador y era exactamente como lo había imaginado. Colombia, por otro lado, fue una ‘aventura’ que sería una gran investigación”, escribió Richard Emblin, director de The City Paper.
Nacido en Charminster, Dorset, Inglaterra, en 1941, Deas llegó a Colombia en un momento turbulento de su historia como becario del All Souls College de Oxford. Su conocimiento adquirido, junto con su interés por investigar, analizar y difundir la historia del país y, posteriormente, la de sus naciones vecinas, lo convirtieron en un académico respetado entre sus pares que despertó la curiosidad por indagar sobre la región en un momento en el que eran pocos los que estudiaban a Latinoamérica. De acuerdo con Emblin, esto “no solo beneficiaría a Oxford, sino que también moldearía la forma en que los colombianos se entendían a sí mismos y su lugar en la historia”.
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El conocimiento adquirido por Deas en esas primeras visitas que hizo al país y las lecturas que realizó en la Biblioteca Luis Ángel Arango sirvieron para ampliar su visión de los siglos XIX y XX de la historia colombiana, lo cual luego lo convirtió en uno de los miembros originales del Latin American Centre en Oxford, creado en 1964 por sir Raymond Carr.
Debido a los vacíos que había en este campo de investigación, Deas afirmaba que “no me enseñaron ninguna teoría engañosa, porque no había nadie que me enseñara una teoría engañosa”. Se unió en 1966 como profesor al centro creado por Carr y, desde entonces y por casi 50 años, instruyó a decenas de estudiantes interesados por la política e historia latinoamericanas. Entre sus estudiantes se destacan los nombres de Álvaro Uribe Vélez, Luis Carlos Galán, Jorge Orlando Melo, Marco Palacios y Eduardo Posada Carbó, entre otros.
El profesor Deas sabía que estudiar a los países no era tarea fácil. “Mucha gente piensa en los países de forma estática. Ha habido una rápida expansión de la clase media en este país y una expansión de la experiencia nativa”, le dijo a Emblin.
El interés de Malcolm Deas por Latinoamérica no llegó de forma espontánea. De acuerdo con lo escrito por uno de sus estudiantes, el historiador Gustavo Bell Lemus para El País, fue Nostromo, libro de Joseph Conrad, el que lo llevó a investigar sobre la historia de esta región. Para Deas, esta obra de Conrad era el “intento imaginativo más profundo que existe en la literatura inglesa para comprender un ambiente latinoamericano”, según le dijo a Ibsen Martínez, de la revista Letras Libres.
Cuando Deas llegó a Colombia en aquella visita de 1963, decidió permanecer en el país hasta 1965 y lo recorrió en bus enamorándose cada vez más de esta nación, que atravesaba grandes cambios y desafíos. “El conocimiento que el profesor Deas llegó a tener de Latinoamérica, en especial de Colombia, no lo obtuvo exclusivamente de los libros —aunque sus tres bibliotecas personales contuvieran todos los que hay que leer para aproximarse a ella— ni tampoco en forma esporádica fruto de compromisos académicos, sino de la permanente y aguda observación de la vida nacional y local, en cuya trama se adentraba con el asombro a flor de piel”, escribió Bell.
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Malcolm Deas no se detuvo en su objetivo por investigar la historia de Colombia y la región a la que pertenece que, de acuerdo con la página oficial del Latin American Centre, lo llevó a escribir sobre “el caciquismo, la historia de los impuestos, las guerras civiles, el café, la inseguridad y sus consecuencias económicas, la interacción de la política local y nacional, la interpretación de la violencia y muchos otros temas. También ha hecho incursiones en la historia de Venezuela, Ecuador y Argentina”.
Sus años como profesor y académico apasionado por la historia colombiana hicieron que sus estudiantes le otorgaran el título de “colombianólogo”, una palabra que le parecía fea. Su invaluable acervo intelectual hizo que varios presidentes acudieran a él como consejero. El primero en emplearlo fue César Gaviria, quien lo apuntó en la Consejería de Seguridad y Defensa. Con esta labor inició una serie de reconocimientos hacia Deas, partiendo por la entrega de la Cruz de Boyacá y, luego, la entrega de su ciudadanía colombiana por su exalumno Álvaro Uribe Vélez, en 2008.
Más allá de la historia, el profesor Deas se interesó por el arte y la fotografía y por documentar la memoria visual de Colombia. Recibió dos doctorados honorarios, uno de la Universidad de los Andes y otro de la Universidad del Norte, escribió múltiples libros y ensayos sobre historia y contribuyó con varios medios de comunicación. Durante la Guerra de las Malvinas, “rindió testimonio ante el Comité de Asuntos Exteriores de la Cámara de los Comunes sobre los orígenes de la disputa”, de acuerdo con la Universidad de Oxford.
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Malcolm Deas deja un legado amplio e invaluable en las formas de leer, analizar e investigar a Colombia y Latinoamérica. En sus escritos, palabras y su interés incansable por entender la historia de esta nación y sus actores, se pueden encontrar aportes no solo a sus estudiantes, sino a todos los colombianos. “El principal aporte que el profesor Deas les deja a los académicos colombianos y latinoamericanos es el de abordar siempre la historia con miradas heterodoxas; concederles importancia a las personalidades de los actores políticos, más allá de las ideologías, y observar con atención el comportamiento de los ciudadanos del común para entender mejor la trama de la política desde los ámbitos locales. Con esa mirada de la historia, el profesor Deas sometía al escrutinio y con rigurosidad muchos de los estereotipos y lugares comunes reinantes en la visión que los colombianos tenemos de nuestro país. Con esa perspectiva, les daba igual importancia a los estudios comparativos para poder dilucidar la singularidad de nuestra historia”, escribió Bell Lemus, recordando a su maestro.