María del Pilar Rodríguez: "García Márquez termina de torcerme el camino"
Presentamos en la serie Historia de vida, de Isabel López Giraldo, a María del Pilar Rodríguez, curadora de fotografía e integrante de la Fundación Gabriel García Márquez para el Nuevo Periodismo Iberoamericano.
Isabel López Giraldo
Soy Barranquillera. Nací el 14 de noviembre de 1980 y desde muy niña tengo un tema con el arte.
INFANCIA
La única vez que llamaron a mi mamá al colegio, fue a atender un altercado que tuve con otra niña a mis siete años, en pocas palabras, me agarré del pelo con ella en el Anglo Americano, aquí en Bogotá. La razón, porque me dijo que Botero era mejor que Obregón.
Cuando me preguntas que porqué hablaba de eso a tan tierna edad; esa es una pregunta que jamás hemos podido resolver. Es la gran pregunta en mi familia, pues en ella no hay pintores, ni artistas plásticos, ni nadie en el mundo del arte. Aquí debo mencionar a mi papá, pero él murió cuando yo estaba muy chiquita. Fue gestor cultural.
Lo que sí tengo clarísimo, es que, estando un poco más grande, a mis nueve años, en Bogotá abrieron una heladería que se llamaba Solferino donde se debía ir a la caja a pagar el helado y luego sí lo podías disfrutar. Mi mamá me dejó sentada en la mesita y cuando regresó con el helado yo ya no estaba. Le dijeron que había atravesado la calle.
Yo había entrado a una casa vieja, blanca, con unas escaleras que tenían un hueco en el que me senté mirando hacia uno de los cuartos, donde había un señor pintando una calavera con un pañuelo rojo atado al cuello.
Muchos, pero muchos años después, hablando con un amigo a quien quiero entrañablemente, Darío Ortiz, uno de los grandes pintores colombianos, una noche tomándonos un trago en su taller, me dice:
– ¡Ese pintor era yo!
Recuerdo que mi mamá me saca de ese hueco llorando y una señora mona de ojos claros (me encantaría saber quién era, imagino que la directora de Cooperartes en ese momento) me lleva a su oficina y me entrega unas pinturitas de colores y un papel. Se queda hablando con mi mamá afuera. Cuando regresa y ve lo que yo había hecho con el papel dice:
– “Le vamos a dar clases aquí”
No era un lugar para niños, pero querían darme clases de percepción artística o algo así. Darío recuerda que me metía debajo de todo pues lo que me gustaba era ver pintar más que hacerlo.
Mi mamá en esa época tenía una casa de modas y yo me vestía de artista porque ella tenía la manía de mostrarme los figurines de las colecciones para que escogiera los de mi agrado y me hacía la versión para niña. Así pues que yo tenía mi pinta de artista y todos los sábados que iba a Cooperartes en la mañana, me vestía como tal.
Tengo una imagen clarísima de la primera vez que voy a Cartagena. En un taxi, mi mamá pide que bajen la velocidad frente a la Vitrola, y me dice:
– “Ese es Alejandro Obregón”
Fue la única vez que lo vi. Estaba con su camiseta de rayas al lado del farol. Eso te da la señal de que ese era un tema recurrente para mí. Para mí ver a Obregón significaba lo mismo que para un niño ver a Mickey Mouse.
Mi mamá, ya viuda, vivía en pareja en ese momento con Gerardo Quiroga. Gerardo insistió mucho en mi formación intelectual. Además de los libros que leía en el colegio, apostábamos a que yo podía leerme un libro al mes y si lo lograba, él me llevaba a mi restaurante favorito.
No me dejaban comer comida rápida, solamente en restaurantes de cinco cubiertos; tenía prohibido ir al cine, solo podía ir al teatro. Me tenían un régimen intelectual muy complejo, el que nunca sufrí, por el contrario lo disfruté, aunque a un niño de hoy pueda parecerle absurdo.
Mucha de mi percepción vital se la debo a Gerardo, que además, es el papá de mi hermano. Se trata de una persona que considero determinante en mi historia, que llegó a mi vida cuando yo tenía cinco años y sale cuando tengo veinte. Con él iba a toros, a teatro, a la Zarzuela Luisa Fernanda y no me dejó de llevar hasta que no me la aprendí. Yo entraba al Teatro Colón chiquitica; manejaba la mesa perfecto, la etiqueta desde niña. De hecho no tenía idea cómo pedir un perro caliente, lo conocí a mis quince años ya viviendo en Cartagena en otro sistema.
Llegaba al colegio, después del fin de semana, y todos los niños decían que habían ido a las pizerías y yo al Castillo de los Rosales, al restaurante Santandereano, a Casa Blanca, luego a Casa Medina, Classic de Andrei. Incluso, muchos amigos me dicen que soy una tía porque cuando me preguntan cuál es mi restaurante favorito contesto: Matize.
Mi mamá siempre insistió en que yo tuviera otros dominios, otra estructura, otras capacidades. Ha sido mi eterna cómplice. Es responsable de mi visibilidad mediática. Es una mujer muy estudiada para su época, pues hizo tres carreras, nutrición y dietética, salud pública; historia del arte. Hizo sus talleres de arte floral en la Complutense de Madrid; estudió media carrera de sociología porque cerraron la facultad. Culta pero también candidata a señorita Atlántico. Ahora tiene una fundación en Cartagena dedicada a la promoción del diseño local, son cinco diseñadoras y yo la muñeca de todas, pues me visten con sus obras.
En esto que te acabo de contar encuentras otro contraste, pues se supone que un intelectual y estudioso, no es eso, pero yo no tengo problema en modelarles y presentar sus pasarelas. Me resulta divertido.
CARTAGENA
El colegio lo termino en Cartagena inicio el bachillerato con monjas. Al poco tiempo ya me había ganado sus simpatías. El primer año que llegué estuve en La Presentación y luego me paso al Colegio Eucarístico de Santa Teresa, el mismo en el que estudió mi mamá su primaria en Barranquilla. La rectora de La Presentación envió una carta presentándome al momento del cambio y diciendo que se llevaban una alumna que ella quería mucho.
En ese único año en La Presentación -primero bachillerato- yo escribí en el periódico, declamé poemas, me gané los premios en los congresos inter colegiados y demás. Era bastante visible.
De mi ingreso al colegio Eucarístico… Imposible no mencionar a Lorena Bernal, varios cursos adelante que yo. Fue mi amiga y protectora. Podría decir que llegué escoltada al colegio porque si bien no choqué con las monjas, pues sentían que se habían ganado un trofeo conmigo, sí lo hice con las otras niñas porque les resultaba diferente… Hasta rara…
Lorena es de las mujeres más inteligentes que conozco. Por ella descubrí grupos musicales que no escuchaban las niñas de mi edad, lo que hizo se generara una brecha más grande aún con mi generación. Ella me abre los sentidos a otras formas de percepción, a otra literatura como la de Kafka. Comienzo a asumir una cantidad de modelos estéticos nuevos que no correspondían a mi edad pero tampoco a la de ella.
Desde mis catorce años trabajaba con el grupo directivo de la Pascua Juvenil Salesiana, un grupo juvenil de Cartagena. Me hice amiga del cura que los asesoraba: Diego Patiño, muy guapo además, al que nunca le dije “Padre” y al que siempre llamé por su nombre.
El Eucarístico fue una experiencia muy particular pues venía de un modelo educativo de Bogotá, con una visión diferente. Cartagena para ese momento era una ciudad pequeña, no la reconocida y luminosa de hoy.
Vivía en Castillo Grande, un pequeño gueto en el que conocí gente bellísima que me apoyó mucho. Yo sin Cartagena no sería lo que soy. Me permitió hacer todo cuanto quise.
Cuando estaba en grado once, hice el fashion del colegio aunque lo que realmente quería era producir un espectáculo. Mi mamá ofrecía los fines de semana unos almuerzos gigantescos, de cuarenta o cincuenta personas, algo absurdo. De ahí viene mi vocación de anfitriona.
Caminaba mucho el centro y en uno de esos días me quedo mirando Museo Naval del Caribe e inmediatamente se me ocurrió una idea.
Un día sentada en la puerta de mi casa llega el coronel de la Armada Hernando Thorné y me saluda, yo le cuento de mi idea de hacer el fashion del colegio en el Museo Naval… Me anima a que vaya a la oficina del director y que le diga que soy su sobrina. Así lo hice. Fiestecita del colegio, a la que asistieron 2.500 personas y que organicé a mis 17 años.
Como en el colegio tenía mi propio mundo, amigas y demás, armé y dirigí comités, el de decoración, el de logística, el de modelos. Fue el 7 de agosto de 1998 y se llamó el “Eclectic Fashion Night” porque había eclipse en esos días. Las boletas eran troqueladas como un CD con una foto de un eclipse en punto de diamante. Era ¡La producción!
Fui el quinto mejor ICFES de mi promoción sin prepararme, con muy buen promedio, aunque no me gustaban las clases de matemáticas por lo que la rectora me sacaba de ellas para contarme chistes. También tenía mis detractores, pero el colegio me dejó mandar y desde muchas esquinas.
En la promoción éramos 108 estudiantes que yo dirigí para teatro. Fui guionista también, además de las obras de teatro y el fashion… También hice política, le hice la campaña a mi mejor amiga, Melisa Benedetti, para que fuera la personera y ganó por el doble en votación. Paralelo a eso, a los quince años a Fabiola Morera, (esposa del primo más cercano de mi mamá), a la que he considerado como una tía, se le ocurrió que yo iba a ser periodista porque siempre me ha gustado escribir.
Fabiola me lleva como asistente de prensa a Colombiamoda 1996 cuando tenía quince años y como mi apariencia era de persona grande, todos pensaron que tenía dieciocho. En esa sala de prensa aprendí que era un boletín, cómo se escribe, cómo se hace una agenda de prensa. ¡Todo!
En vacaciones Fabiola me traía a Bogotá para “trabajar” con ella en Fabiola Morera Comunicaciones, una de las agencias de relaciones públicas más grandes e importantes del país, sinónimo de respetabilidad. Yo era el “juguete”. Aprendí a organizar eventos y demás… Por lo mismo cuando me imaginé el Fashion del colegio, lo visualicé como lo que ya conocía, de grandes magnitudes.
DISCOTECA
Unos meses antes de terminar el colegio, el secretario de gobierno de Cartagena, para ese entonces Fernando Tinoco Támara, impone la Ley zanahoria en Cartagena. Nunca estuve de acuerdo porque no había discoteca zanahoria para jóvenes como sí lo había en Medellín. A raíz del éxito del Fashion, la esposa de Mariano Tatis, mi actual coach life, me plantea la idea de hacer esas fiestas y como Tinoco era vecino fui hasta su casa:
– Buenas, vengo a hablar con tu papá (yo tenía 17 años)
-“Con mi papá…” ¿Con quién quieres hablar?
-Con Fernando Tinoco
– Ese soy yo
La verdad es que se veía muy joven para ser el secretario de gobierno…
Mi regalo de grado fue el permiso para abrir una discoteca zanahoria. No fui a mi fiesta de graduación pues en ese momento participaba de un consejo extraordinario de gobierno, recibiendo el permiso.
La discoteca se llamó “Euforia” en sociedad con Sandra Bustillo, la mujer de Mariano Tatis.
Mis amigos de vida desde esa época han sido Fernando Tinoco, Mariano Tatis, y Fabricio Botta. A su lado yo era una bebé pues me doblan la edad. El grado de amistad con ellos llega al punto en que Fernando no me dejó de hablar porque manguera en mano le mojé su convertible nuevo por no haberme contestado el teléfono. Al bajarse del carro lo mojé también, y él …Tranquilo…
Ya había decidido estudiar comunicación social pero no me gustaba la facultad de Cartagena, entonces entré a Bellas Artes para estudiar artes plásticas. Tomé materias de todos los semestres y me dediqué a hacer relaciones públicas. Entraba a los talleres de los pintores, hablaba con todos. No estudié una gota.
TELEVISIÓN
En el segundo semestre de 1999 me fui a estudiar a la Universidad Autónoma del Caribe de Barranquilla. En esa época frente a mi casa en Cartagena vivía Claudia Fadul que era la Presidenta de la Sociedad de Mejoras Públicas, una mujer bellísima, que se le ocurre la idea de que yo me meta a hacer televisión. Hizo una llamada, me presentó como si fuera casi hija suya ante gerente de Telecaribe… Julito Farah para esos días…
Llamaron al productor general, Ramiro Franco, para que me enseñara lo que debía aprender de televisión. A los seis meses hacía transmisiones en directo, producía un programa que se llamaba “Hola qué tal”. Después llegó Raúl Alfonso (el de Hansel y Raúl) y produje para él.
En algún momento tuve que cambiar mis horarios en la universidad para la noche a fin de atender todos mis compromisos.Una época donde llega a mi vida un amigo que quiero mucho… Lo conocí en una exposición en Cartagena -en mis primeros pinitos curatoriales- y nos hicimos amigos porque hubo mucha química, hablar con él es delicioso… -Aunque yo la verdad al principio no sabía lo importante que él era- hasta un día que me saluda de abrazo en la puerta de Telecaribe y mis compañeros de trabajo me ven y “me la montan”, porque resultó que Jaime Abello Banfi había sido cofundador del canal, su gerente en una época y ahora para remate era -aún hoy- el director de la Fundación Gabriel García Márquez para el nuevo periodismo Iberoamericano, lo que nos volvería a unir intelectualmente -risas-… Es un hombre increíblemente brillante, con el que comparto mil cosas, desde Gabito al carnaval, donde nos volvemos locos cada año…
RADIO
No me acuerdo como escuchó mi voz el que era el director de noticias en Caracol Radio Barranquilla, Víctor López, cerca del 11 de septiembre de ese 2001.
-“Yo quiero esa voz en mi emisora”
Me levanté todos los días para transmitir a las 6 de la mañana “Buenos días Barranquilla”. Aprendí a hacer radio, a modular la voz leyendo los cables de Reuters.
Después de eso, y para ayudar a pagar la Universidad, organizaba eventos, inauguraba discotecas, hacía fiestas y demás. En ese proceso conozco a Pilar Jaramillo, estudiosa de la meditación consciente y me convierto en su jefe de prensa, así comienzo con el tema de Un curso de milagros, la meditación consciente y todo eso. Me sumo también a la asociación “Colombia ama” con sede en Cali.
INTERNET
Estaba en esas de la meditación cuando Pilar me presenta a su hijo: Ramiro Avendaño Jaramillo, el hombre que ideó la venta de minutos de celular en el caribe colombiano por medio del modelo Telemic. El manejaba entre otras el departamento de Internet de Celcaribe y ahí tenían una página llamada “delcaribe.com” que pasé a manejar, por lo que también compartí noticias por ese medio, cuando esas iniciativas eran realmente muy escasas…
COMUNICACIÓN ORGANIZACIONAL
El énfasis que decidí para mi carrera fue comunicación organizacional. Me dediqué al tema de eventos y desarrollo de estrategias.
Martín Tapias, mi profesor de liderazgo organizacional, hoy gran amigo, decía lo que te acabo de escuchar:
– “Mapy, llegaste como estudiante a enseñar”
Los fines de semana viajaba a Cartagena a estudiar Crítica de Arte con mi maestro Camilo Calderón, haciendo además una o dos exposiciones al año.
EVENTOS
Antes de terminar la universidad, fui a la Licorera del Atlántico a pedir un patrocinio para unas tarjetas de invitación para inaugurar un bar. Me recibió la que hoy es mi hermana del alma, Ana Cristina Duva Márceles (Anina)… Y si alguien es mi conciencia en este mundo, es ella….
La gerente de mercadeo empacaba sus cosas. Al conversar con Anina, me pide que le presente un portafolio. Yo lo tenía con las acreditaciones de los diferentes eventos en los que había trabajado. Me preguntó que si me gustaría trabajar con ellos.
Me consiguió cita con el gerente general, Mate Certain Duncan, (mito urbano barranquillero) que entre muchas preguntas que me hizo, hay una que no se me olvidará jamás:
– “¿Mija, tú estás loca?”
– Eso dice mi mamá señor Mate
A la semana estaba contratada. Fui nombrada como la nueva gerente de mercadeo de la Licorera del Atlántico. Para el cargo lo que más se necesitaba era estar loco y yo lo cumplía.
Mi primera campaña fue para la época de octubre:
“Dicen que las brujas no existen pero de que las hay las hay. Pregúntale a Ron Blanco”
Luego vienen los pre carnavales y carnavales del departamento. Lo recorrí entero en una chiva. Fui al festival del burro, al del bollo de yuca… A cuantos pude. ¡Qué no me inventé para cada fiesta!
El señor Mate pensó en ponerme escolta porque decía que con mi trabajo la competencia querría matarme.
JOE ARROYO
Iban a inaugurar la discoteca más “play” de la ciudad. Citaron a todos los proveedores y yo sentada a la mesa con señores presumiendo chequera cuando yo solo podía regalar ron.
Al día siguiente acongojada en mi oficina…
– Señor Mate, Usted es amigo del Joe. ¡Llámelo!
Regreso a la discoteca y digo a Victino o Guillo Mendoza:
– Yo creo que tu vas a tener que cambiar esos logos. Tengo dos palabras para ti: ¡Joe Arroyo!
¡Y cantó en Barranquilla me quedo!
Mis exámenes finales de liderazgo organizacional fueron de cinco sin presentarlos:
– Martín, al examen no voy a ir. Califícame como quieras.
– ¡Se eximió pues!
Jamás fui por mi título, terminé la carrera pero por razones de trabajo no asistí al grado.
Y así, estando en la licorera me ofrecen la gerencia nacional de mercadeo para diseñar una bebida energizante latinoamericana, la empresa se llamaba Global Brands y acepté pese a que siempre tuve claro que yo no quería ser empleada en la vida.
Ahí me fue tan bien que después fui asesora de la competencia: “Shark”. Luego trabajé en relaciones públicas; en la industria farmacéutica, entre otras con Procaps donde hice campañas con Isabella Santodomingo hasta lograr el número uno en prescripción en Colombia. También fue proveedora de Colfondos y muchas otras compañías del sector financiero. Me especialicé en hacer eventos de lujo, inauguré el primer hotel de Germán Efromovich en Cartagena.
Hacía dos o tres curadurías al año sin falta. La primera oficial fue Oscar Salamanca, “Pinocho” en el Museo de Arte Moderno de Cartagena. Aunque hubo un intento amateur anterior, también de él en el año 99, se llamaba: “Paisaje Interior”. También por esos años hice curaduría en fotografía, la primera fue del mexicano Cuauhtémoc Rodríguez.
CARLOS JACANAMIJOY
Mi plata la invertía viajando a Bogotá para estudiar con María Teresa Guerrero y Umberto Giangrandi. Mi hobbie seguía siendo la cultura, era lo que financiaba con mi trabajo…. Hasta que llega aquel diciembre del 2006, mi exposición de Carlos Jacanamijoy en el Museo de Arte Moderno de Cartagena, algo que define mi vocación curatorial completamente.
Esa historia inicia un año antes cuando Carlos Salas me llama a decirme que van a hacer la edición Enrique Grau de la Revista Mundo -que él dirigía- para la que me pidió un artículo. Esa fue mi primera publicación. Cuando viajo a agradecerle personalmente en su galería tal cortesía, voy entrando y veo una serigrafía de Jacanamijoy en su oficina (que hoy es mía) y le manifiesto mi deseo de hacerle una exposición a este artista indígena. Él amablemente lo llama.
Estaba comiendo donas cerca al lugar donde me alojaba cuando timbra mi celular. Era Carlos Salas para darme el número de Jacanamijoy. Lo llamo y de manera directa le digo que quiero hacerle una exposición en el Museo de Arte Moderno. Él estaba en Cartagena y me citó en Bogotá.
Llegué a la galería Mundo y me encontré a un hombre completamente diferente al de la imagen que tenía. Hablamos de fecha, número de obras.
Para esa época Isabella Santo Domingo era la directora de la Revista Carrusel y nos encontrábamos en Pereira en una gira para Procaps cuando le cuento de mi proyecto de la exposición de Jaca. Me dio la portada de la revista. Logré que su hermano Nicolás le tomara una foto a Jaca en Cartagena.
Sin mi mamá esa exposición no se hace, porque logísticamente era muy difícil, y resultaba muy costosa. Era demasiado grande para mí en ese momento. León Tovar el galerista también me ayudó como lo hizo Carlos Salas y toda la gente comprometida con el proyecto. En esa exposición conocí a Nadín Ospina y a Mirella, su esposa y a partir de ahí se tejió una amistad muy bella.
GARCÍA MÁRQUEZ
Hacia el 2004 comienza a pasar lo de García Márquez y en el 2009, cuando me sueltan la ruta de Macondo Magdalena, por lo que abandono el 80% de las relaciones públicas.
Es una historia que muchos conocen, sin embargo, creo que la mejor síntesis de esa locura está en mi Blog: http://
Un momento en que hacía eventos ocasionalmente porque estaba dedicada a la investigación y a la cultura. Es García Márquez quien me termina de torcer el camino. ( Ver video https://isalopezgiraldo.
Estoy inscrita en Colciencias como investigadora desde este 2017. Entro como catedrática al Colegio Mayor de Bolívar como coordinadora académica del diplomado que con Carmen Alvarado diseñamos: Rutas Macondianas; misma entidad donde realizo mis investigaciones a la fecha.
ALEJANDRO OBREGÓN
Alejandro Obregón ha sido mi obsesión siempre, al grado que Rodrigo Obregón se obstina en conocerme, lo que ocurre en el Art Bo 2007, a partir de lo cual nos volvemos grandes amigos. Silvana, su hermana, cada que me ve me dice que necesito enamorarme de un vivo pues mi amor profundo claramente es Daniel Alberto Alejandro María de la Santísima Trinidad Obregón Roses.
ESCRITORA
No he dejado de escribir un solo día de mi vida, imposible no hacerlo, sería perder la vida. Tengo una novela a medias y sin zapatos que trabajo con mucha frecuencia. Estoy haciendo una colección de cuentos.
Yo, en esencia, soy escritora. Esa es realmente mi vocación primigenia, el resto ha sido para divertirme, aunque todo con una enorme pasión.
Te darás cuenta en lo que escribo en la Revista Enfoque Visual sobre fotógrafos como editora asociada, que hablo mucho de los personajes, porque me interesan profundamente, tanto como su trabajo. Mi género favorito es el Perfil de Personalidad y tengo una colección de Perfiles que se llama “Seductores” término entendido como esa capacidad que tienen algunos seres de poner a hacer a otros lo que ellos quieren, sintiendo ellos placer.
JANE CHAPLIN
Así me hice amiga de Jane Chaplin, pues escribí sobre ella. Podría decirte que me la gané en una rifa, me salió en una piñata. Es de mis amigas más divertidas.
Carolina Vélez, amiga de Cartagena tenía un restaurante que frecuentaba Jane. Algún día me la presentaron y le ofrecí una entrevista que trajo como resultado un perfil titulado: “Más Jane, menos Chaplin”.
En este momento le estoy haciendo corrección de estilo de su ópera prima como guionista.
RUVEN AFANADOR
http://www.ruvenafanador.com/
MAPY
Es una privilegiada vital, un personaje que no tiene miedo a reinventarse. No soy la misma de hace unos meses porque yo dejo que la vida sea.
Me identifico esencialmente como escritora sin publicaciones y sé que eso y la investigación un día se van a tragar mi existencia.
He trascendido una etapa y ahora estoy en lo que es mi razón de ser en la vida. Muevo mucho con la palabra escrita. El que yo tenga un dominio verbal, lo considero un oficio porque disfruto el silencio. Toda la euforia que ves la disfruto pero son solo momentos.
Vivo contrastes violentos.
Muy pocas cosas no se me han dado en la vida porque generalmente soy yo quien pone los derroteros.
Mis frustraciones han sido del orden sentimental. Cualquier otra la tolero muy bien.
Soy una mujer que atrae, que no necesita un hombre al lado. Opaco al que está conmigo, lo que molesta e incomoda.
Exigente. De respuestas rápidas. Con gente que la protege.
Soy muy solitaria. Me recojo mucho del mundo.
Tengo una frase que un profesor de filosofía descubrió en un texto mío cuando estaba en décimo grado y que creo me resume bastante bien: “Puede más mi amor por volar que las ansias de la vida normal por arrastrarme.”
Soy Barranquillera. Nací el 14 de noviembre de 1980 y desde muy niña tengo un tema con el arte.
INFANCIA
La única vez que llamaron a mi mamá al colegio, fue a atender un altercado que tuve con otra niña a mis siete años, en pocas palabras, me agarré del pelo con ella en el Anglo Americano, aquí en Bogotá. La razón, porque me dijo que Botero era mejor que Obregón.
Cuando me preguntas que porqué hablaba de eso a tan tierna edad; esa es una pregunta que jamás hemos podido resolver. Es la gran pregunta en mi familia, pues en ella no hay pintores, ni artistas plásticos, ni nadie en el mundo del arte. Aquí debo mencionar a mi papá, pero él murió cuando yo estaba muy chiquita. Fue gestor cultural.
Lo que sí tengo clarísimo, es que, estando un poco más grande, a mis nueve años, en Bogotá abrieron una heladería que se llamaba Solferino donde se debía ir a la caja a pagar el helado y luego sí lo podías disfrutar. Mi mamá me dejó sentada en la mesita y cuando regresó con el helado yo ya no estaba. Le dijeron que había atravesado la calle.
Yo había entrado a una casa vieja, blanca, con unas escaleras que tenían un hueco en el que me senté mirando hacia uno de los cuartos, donde había un señor pintando una calavera con un pañuelo rojo atado al cuello.
Muchos, pero muchos años después, hablando con un amigo a quien quiero entrañablemente, Darío Ortiz, uno de los grandes pintores colombianos, una noche tomándonos un trago en su taller, me dice:
– ¡Ese pintor era yo!
Recuerdo que mi mamá me saca de ese hueco llorando y una señora mona de ojos claros (me encantaría saber quién era, imagino que la directora de Cooperartes en ese momento) me lleva a su oficina y me entrega unas pinturitas de colores y un papel. Se queda hablando con mi mamá afuera. Cuando regresa y ve lo que yo había hecho con el papel dice:
– “Le vamos a dar clases aquí”
No era un lugar para niños, pero querían darme clases de percepción artística o algo así. Darío recuerda que me metía debajo de todo pues lo que me gustaba era ver pintar más que hacerlo.
Mi mamá en esa época tenía una casa de modas y yo me vestía de artista porque ella tenía la manía de mostrarme los figurines de las colecciones para que escogiera los de mi agrado y me hacía la versión para niña. Así pues que yo tenía mi pinta de artista y todos los sábados que iba a Cooperartes en la mañana, me vestía como tal.
Tengo una imagen clarísima de la primera vez que voy a Cartagena. En un taxi, mi mamá pide que bajen la velocidad frente a la Vitrola, y me dice:
– “Ese es Alejandro Obregón”
Fue la única vez que lo vi. Estaba con su camiseta de rayas al lado del farol. Eso te da la señal de que ese era un tema recurrente para mí. Para mí ver a Obregón significaba lo mismo que para un niño ver a Mickey Mouse.
Mi mamá, ya viuda, vivía en pareja en ese momento con Gerardo Quiroga. Gerardo insistió mucho en mi formación intelectual. Además de los libros que leía en el colegio, apostábamos a que yo podía leerme un libro al mes y si lo lograba, él me llevaba a mi restaurante favorito.
No me dejaban comer comida rápida, solamente en restaurantes de cinco cubiertos; tenía prohibido ir al cine, solo podía ir al teatro. Me tenían un régimen intelectual muy complejo, el que nunca sufrí, por el contrario lo disfruté, aunque a un niño de hoy pueda parecerle absurdo.
Mucha de mi percepción vital se la debo a Gerardo, que además, es el papá de mi hermano. Se trata de una persona que considero determinante en mi historia, que llegó a mi vida cuando yo tenía cinco años y sale cuando tengo veinte. Con él iba a toros, a teatro, a la Zarzuela Luisa Fernanda y no me dejó de llevar hasta que no me la aprendí. Yo entraba al Teatro Colón chiquitica; manejaba la mesa perfecto, la etiqueta desde niña. De hecho no tenía idea cómo pedir un perro caliente, lo conocí a mis quince años ya viviendo en Cartagena en otro sistema.
Llegaba al colegio, después del fin de semana, y todos los niños decían que habían ido a las pizerías y yo al Castillo de los Rosales, al restaurante Santandereano, a Casa Blanca, luego a Casa Medina, Classic de Andrei. Incluso, muchos amigos me dicen que soy una tía porque cuando me preguntan cuál es mi restaurante favorito contesto: Matize.
Mi mamá siempre insistió en que yo tuviera otros dominios, otra estructura, otras capacidades. Ha sido mi eterna cómplice. Es responsable de mi visibilidad mediática. Es una mujer muy estudiada para su época, pues hizo tres carreras, nutrición y dietética, salud pública; historia del arte. Hizo sus talleres de arte floral en la Complutense de Madrid; estudió media carrera de sociología porque cerraron la facultad. Culta pero también candidata a señorita Atlántico. Ahora tiene una fundación en Cartagena dedicada a la promoción del diseño local, son cinco diseñadoras y yo la muñeca de todas, pues me visten con sus obras.
En esto que te acabo de contar encuentras otro contraste, pues se supone que un intelectual y estudioso, no es eso, pero yo no tengo problema en modelarles y presentar sus pasarelas. Me resulta divertido.
CARTAGENA
El colegio lo termino en Cartagena inicio el bachillerato con monjas. Al poco tiempo ya me había ganado sus simpatías. El primer año que llegué estuve en La Presentación y luego me paso al Colegio Eucarístico de Santa Teresa, el mismo en el que estudió mi mamá su primaria en Barranquilla. La rectora de La Presentación envió una carta presentándome al momento del cambio y diciendo que se llevaban una alumna que ella quería mucho.
En ese único año en La Presentación -primero bachillerato- yo escribí en el periódico, declamé poemas, me gané los premios en los congresos inter colegiados y demás. Era bastante visible.
De mi ingreso al colegio Eucarístico… Imposible no mencionar a Lorena Bernal, varios cursos adelante que yo. Fue mi amiga y protectora. Podría decir que llegué escoltada al colegio porque si bien no choqué con las monjas, pues sentían que se habían ganado un trofeo conmigo, sí lo hice con las otras niñas porque les resultaba diferente… Hasta rara…
Lorena es de las mujeres más inteligentes que conozco. Por ella descubrí grupos musicales que no escuchaban las niñas de mi edad, lo que hizo se generara una brecha más grande aún con mi generación. Ella me abre los sentidos a otras formas de percepción, a otra literatura como la de Kafka. Comienzo a asumir una cantidad de modelos estéticos nuevos que no correspondían a mi edad pero tampoco a la de ella.
Desde mis catorce años trabajaba con el grupo directivo de la Pascua Juvenil Salesiana, un grupo juvenil de Cartagena. Me hice amiga del cura que los asesoraba: Diego Patiño, muy guapo además, al que nunca le dije “Padre” y al que siempre llamé por su nombre.
El Eucarístico fue una experiencia muy particular pues venía de un modelo educativo de Bogotá, con una visión diferente. Cartagena para ese momento era una ciudad pequeña, no la reconocida y luminosa de hoy.
Vivía en Castillo Grande, un pequeño gueto en el que conocí gente bellísima que me apoyó mucho. Yo sin Cartagena no sería lo que soy. Me permitió hacer todo cuanto quise.
Cuando estaba en grado once, hice el fashion del colegio aunque lo que realmente quería era producir un espectáculo. Mi mamá ofrecía los fines de semana unos almuerzos gigantescos, de cuarenta o cincuenta personas, algo absurdo. De ahí viene mi vocación de anfitriona.
Caminaba mucho el centro y en uno de esos días me quedo mirando Museo Naval del Caribe e inmediatamente se me ocurrió una idea.
Un día sentada en la puerta de mi casa llega el coronel de la Armada Hernando Thorné y me saluda, yo le cuento de mi idea de hacer el fashion del colegio en el Museo Naval… Me anima a que vaya a la oficina del director y que le diga que soy su sobrina. Así lo hice. Fiestecita del colegio, a la que asistieron 2.500 personas y que organicé a mis 17 años.
Como en el colegio tenía mi propio mundo, amigas y demás, armé y dirigí comités, el de decoración, el de logística, el de modelos. Fue el 7 de agosto de 1998 y se llamó el “Eclectic Fashion Night” porque había eclipse en esos días. Las boletas eran troqueladas como un CD con una foto de un eclipse en punto de diamante. Era ¡La producción!
Fui el quinto mejor ICFES de mi promoción sin prepararme, con muy buen promedio, aunque no me gustaban las clases de matemáticas por lo que la rectora me sacaba de ellas para contarme chistes. También tenía mis detractores, pero el colegio me dejó mandar y desde muchas esquinas.
En la promoción éramos 108 estudiantes que yo dirigí para teatro. Fui guionista también, además de las obras de teatro y el fashion… También hice política, le hice la campaña a mi mejor amiga, Melisa Benedetti, para que fuera la personera y ganó por el doble en votación. Paralelo a eso, a los quince años a Fabiola Morera, (esposa del primo más cercano de mi mamá), a la que he considerado como una tía, se le ocurrió que yo iba a ser periodista porque siempre me ha gustado escribir.
Fabiola me lleva como asistente de prensa a Colombiamoda 1996 cuando tenía quince años y como mi apariencia era de persona grande, todos pensaron que tenía dieciocho. En esa sala de prensa aprendí que era un boletín, cómo se escribe, cómo se hace una agenda de prensa. ¡Todo!
En vacaciones Fabiola me traía a Bogotá para “trabajar” con ella en Fabiola Morera Comunicaciones, una de las agencias de relaciones públicas más grandes e importantes del país, sinónimo de respetabilidad. Yo era el “juguete”. Aprendí a organizar eventos y demás… Por lo mismo cuando me imaginé el Fashion del colegio, lo visualicé como lo que ya conocía, de grandes magnitudes.
DISCOTECA
Unos meses antes de terminar el colegio, el secretario de gobierno de Cartagena, para ese entonces Fernando Tinoco Támara, impone la Ley zanahoria en Cartagena. Nunca estuve de acuerdo porque no había discoteca zanahoria para jóvenes como sí lo había en Medellín. A raíz del éxito del Fashion, la esposa de Mariano Tatis, mi actual coach life, me plantea la idea de hacer esas fiestas y como Tinoco era vecino fui hasta su casa:
– Buenas, vengo a hablar con tu papá (yo tenía 17 años)
-“Con mi papá…” ¿Con quién quieres hablar?
-Con Fernando Tinoco
– Ese soy yo
La verdad es que se veía muy joven para ser el secretario de gobierno…
Mi regalo de grado fue el permiso para abrir una discoteca zanahoria. No fui a mi fiesta de graduación pues en ese momento participaba de un consejo extraordinario de gobierno, recibiendo el permiso.
La discoteca se llamó “Euforia” en sociedad con Sandra Bustillo, la mujer de Mariano Tatis.
Mis amigos de vida desde esa época han sido Fernando Tinoco, Mariano Tatis, y Fabricio Botta. A su lado yo era una bebé pues me doblan la edad. El grado de amistad con ellos llega al punto en que Fernando no me dejó de hablar porque manguera en mano le mojé su convertible nuevo por no haberme contestado el teléfono. Al bajarse del carro lo mojé también, y él …Tranquilo…
Ya había decidido estudiar comunicación social pero no me gustaba la facultad de Cartagena, entonces entré a Bellas Artes para estudiar artes plásticas. Tomé materias de todos los semestres y me dediqué a hacer relaciones públicas. Entraba a los talleres de los pintores, hablaba con todos. No estudié una gota.
TELEVISIÓN
En el segundo semestre de 1999 me fui a estudiar a la Universidad Autónoma del Caribe de Barranquilla. En esa época frente a mi casa en Cartagena vivía Claudia Fadul que era la Presidenta de la Sociedad de Mejoras Públicas, una mujer bellísima, que se le ocurre la idea de que yo me meta a hacer televisión. Hizo una llamada, me presentó como si fuera casi hija suya ante gerente de Telecaribe… Julito Farah para esos días…
Llamaron al productor general, Ramiro Franco, para que me enseñara lo que debía aprender de televisión. A los seis meses hacía transmisiones en directo, producía un programa que se llamaba “Hola qué tal”. Después llegó Raúl Alfonso (el de Hansel y Raúl) y produje para él.
En algún momento tuve que cambiar mis horarios en la universidad para la noche a fin de atender todos mis compromisos.Una época donde llega a mi vida un amigo que quiero mucho… Lo conocí en una exposición en Cartagena -en mis primeros pinitos curatoriales- y nos hicimos amigos porque hubo mucha química, hablar con él es delicioso… -Aunque yo la verdad al principio no sabía lo importante que él era- hasta un día que me saluda de abrazo en la puerta de Telecaribe y mis compañeros de trabajo me ven y “me la montan”, porque resultó que Jaime Abello Banfi había sido cofundador del canal, su gerente en una época y ahora para remate era -aún hoy- el director de la Fundación Gabriel García Márquez para el nuevo periodismo Iberoamericano, lo que nos volvería a unir intelectualmente -risas-… Es un hombre increíblemente brillante, con el que comparto mil cosas, desde Gabito al carnaval, donde nos volvemos locos cada año…
RADIO
No me acuerdo como escuchó mi voz el que era el director de noticias en Caracol Radio Barranquilla, Víctor López, cerca del 11 de septiembre de ese 2001.
-“Yo quiero esa voz en mi emisora”
Me levanté todos los días para transmitir a las 6 de la mañana “Buenos días Barranquilla”. Aprendí a hacer radio, a modular la voz leyendo los cables de Reuters.
Después de eso, y para ayudar a pagar la Universidad, organizaba eventos, inauguraba discotecas, hacía fiestas y demás. En ese proceso conozco a Pilar Jaramillo, estudiosa de la meditación consciente y me convierto en su jefe de prensa, así comienzo con el tema de Un curso de milagros, la meditación consciente y todo eso. Me sumo también a la asociación “Colombia ama” con sede en Cali.
INTERNET
Estaba en esas de la meditación cuando Pilar me presenta a su hijo: Ramiro Avendaño Jaramillo, el hombre que ideó la venta de minutos de celular en el caribe colombiano por medio del modelo Telemic. El manejaba entre otras el departamento de Internet de Celcaribe y ahí tenían una página llamada “delcaribe.com” que pasé a manejar, por lo que también compartí noticias por ese medio, cuando esas iniciativas eran realmente muy escasas…
COMUNICACIÓN ORGANIZACIONAL
El énfasis que decidí para mi carrera fue comunicación organizacional. Me dediqué al tema de eventos y desarrollo de estrategias.
Martín Tapias, mi profesor de liderazgo organizacional, hoy gran amigo, decía lo que te acabo de escuchar:
– “Mapy, llegaste como estudiante a enseñar”
Los fines de semana viajaba a Cartagena a estudiar Crítica de Arte con mi maestro Camilo Calderón, haciendo además una o dos exposiciones al año.
EVENTOS
Antes de terminar la universidad, fui a la Licorera del Atlántico a pedir un patrocinio para unas tarjetas de invitación para inaugurar un bar. Me recibió la que hoy es mi hermana del alma, Ana Cristina Duva Márceles (Anina)… Y si alguien es mi conciencia en este mundo, es ella….
La gerente de mercadeo empacaba sus cosas. Al conversar con Anina, me pide que le presente un portafolio. Yo lo tenía con las acreditaciones de los diferentes eventos en los que había trabajado. Me preguntó que si me gustaría trabajar con ellos.
Me consiguió cita con el gerente general, Mate Certain Duncan, (mito urbano barranquillero) que entre muchas preguntas que me hizo, hay una que no se me olvidará jamás:
– “¿Mija, tú estás loca?”
– Eso dice mi mamá señor Mate
A la semana estaba contratada. Fui nombrada como la nueva gerente de mercadeo de la Licorera del Atlántico. Para el cargo lo que más se necesitaba era estar loco y yo lo cumplía.
Mi primera campaña fue para la época de octubre:
“Dicen que las brujas no existen pero de que las hay las hay. Pregúntale a Ron Blanco”
Luego vienen los pre carnavales y carnavales del departamento. Lo recorrí entero en una chiva. Fui al festival del burro, al del bollo de yuca… A cuantos pude. ¡Qué no me inventé para cada fiesta!
El señor Mate pensó en ponerme escolta porque decía que con mi trabajo la competencia querría matarme.
JOE ARROYO
Iban a inaugurar la discoteca más “play” de la ciudad. Citaron a todos los proveedores y yo sentada a la mesa con señores presumiendo chequera cuando yo solo podía regalar ron.
Al día siguiente acongojada en mi oficina…
– Señor Mate, Usted es amigo del Joe. ¡Llámelo!
Regreso a la discoteca y digo a Victino o Guillo Mendoza:
– Yo creo que tu vas a tener que cambiar esos logos. Tengo dos palabras para ti: ¡Joe Arroyo!
¡Y cantó en Barranquilla me quedo!
Mis exámenes finales de liderazgo organizacional fueron de cinco sin presentarlos:
– Martín, al examen no voy a ir. Califícame como quieras.
– ¡Se eximió pues!
Jamás fui por mi título, terminé la carrera pero por razones de trabajo no asistí al grado.
Y así, estando en la licorera me ofrecen la gerencia nacional de mercadeo para diseñar una bebida energizante latinoamericana, la empresa se llamaba Global Brands y acepté pese a que siempre tuve claro que yo no quería ser empleada en la vida.
Ahí me fue tan bien que después fui asesora de la competencia: “Shark”. Luego trabajé en relaciones públicas; en la industria farmacéutica, entre otras con Procaps donde hice campañas con Isabella Santodomingo hasta lograr el número uno en prescripción en Colombia. También fue proveedora de Colfondos y muchas otras compañías del sector financiero. Me especialicé en hacer eventos de lujo, inauguré el primer hotel de Germán Efromovich en Cartagena.
Hacía dos o tres curadurías al año sin falta. La primera oficial fue Oscar Salamanca, “Pinocho” en el Museo de Arte Moderno de Cartagena. Aunque hubo un intento amateur anterior, también de él en el año 99, se llamaba: “Paisaje Interior”. También por esos años hice curaduría en fotografía, la primera fue del mexicano Cuauhtémoc Rodríguez.
CARLOS JACANAMIJOY
Mi plata la invertía viajando a Bogotá para estudiar con María Teresa Guerrero y Umberto Giangrandi. Mi hobbie seguía siendo la cultura, era lo que financiaba con mi trabajo…. Hasta que llega aquel diciembre del 2006, mi exposición de Carlos Jacanamijoy en el Museo de Arte Moderno de Cartagena, algo que define mi vocación curatorial completamente.
Esa historia inicia un año antes cuando Carlos Salas me llama a decirme que van a hacer la edición Enrique Grau de la Revista Mundo -que él dirigía- para la que me pidió un artículo. Esa fue mi primera publicación. Cuando viajo a agradecerle personalmente en su galería tal cortesía, voy entrando y veo una serigrafía de Jacanamijoy en su oficina (que hoy es mía) y le manifiesto mi deseo de hacerle una exposición a este artista indígena. Él amablemente lo llama.
Estaba comiendo donas cerca al lugar donde me alojaba cuando timbra mi celular. Era Carlos Salas para darme el número de Jacanamijoy. Lo llamo y de manera directa le digo que quiero hacerle una exposición en el Museo de Arte Moderno. Él estaba en Cartagena y me citó en Bogotá.
Llegué a la galería Mundo y me encontré a un hombre completamente diferente al de la imagen que tenía. Hablamos de fecha, número de obras.
Para esa época Isabella Santo Domingo era la directora de la Revista Carrusel y nos encontrábamos en Pereira en una gira para Procaps cuando le cuento de mi proyecto de la exposición de Jaca. Me dio la portada de la revista. Logré que su hermano Nicolás le tomara una foto a Jaca en Cartagena.
Sin mi mamá esa exposición no se hace, porque logísticamente era muy difícil, y resultaba muy costosa. Era demasiado grande para mí en ese momento. León Tovar el galerista también me ayudó como lo hizo Carlos Salas y toda la gente comprometida con el proyecto. En esa exposición conocí a Nadín Ospina y a Mirella, su esposa y a partir de ahí se tejió una amistad muy bella.
GARCÍA MÁRQUEZ
Hacia el 2004 comienza a pasar lo de García Márquez y en el 2009, cuando me sueltan la ruta de Macondo Magdalena, por lo que abandono el 80% de las relaciones públicas.
Es una historia que muchos conocen, sin embargo, creo que la mejor síntesis de esa locura está en mi Blog: http://
Un momento en que hacía eventos ocasionalmente porque estaba dedicada a la investigación y a la cultura. Es García Márquez quien me termina de torcer el camino. ( Ver video https://isalopezgiraldo.
Estoy inscrita en Colciencias como investigadora desde este 2017. Entro como catedrática al Colegio Mayor de Bolívar como coordinadora académica del diplomado que con Carmen Alvarado diseñamos: Rutas Macondianas; misma entidad donde realizo mis investigaciones a la fecha.
ALEJANDRO OBREGÓN
Alejandro Obregón ha sido mi obsesión siempre, al grado que Rodrigo Obregón se obstina en conocerme, lo que ocurre en el Art Bo 2007, a partir de lo cual nos volvemos grandes amigos. Silvana, su hermana, cada que me ve me dice que necesito enamorarme de un vivo pues mi amor profundo claramente es Daniel Alberto Alejandro María de la Santísima Trinidad Obregón Roses.
ESCRITORA
No he dejado de escribir un solo día de mi vida, imposible no hacerlo, sería perder la vida. Tengo una novela a medias y sin zapatos que trabajo con mucha frecuencia. Estoy haciendo una colección de cuentos.
Yo, en esencia, soy escritora. Esa es realmente mi vocación primigenia, el resto ha sido para divertirme, aunque todo con una enorme pasión.
Te darás cuenta en lo que escribo en la Revista Enfoque Visual sobre fotógrafos como editora asociada, que hablo mucho de los personajes, porque me interesan profundamente, tanto como su trabajo. Mi género favorito es el Perfil de Personalidad y tengo una colección de Perfiles que se llama “Seductores” término entendido como esa capacidad que tienen algunos seres de poner a hacer a otros lo que ellos quieren, sintiendo ellos placer.
JANE CHAPLIN
Así me hice amiga de Jane Chaplin, pues escribí sobre ella. Podría decirte que me la gané en una rifa, me salió en una piñata. Es de mis amigas más divertidas.
Carolina Vélez, amiga de Cartagena tenía un restaurante que frecuentaba Jane. Algún día me la presentaron y le ofrecí una entrevista que trajo como resultado un perfil titulado: “Más Jane, menos Chaplin”.
En este momento le estoy haciendo corrección de estilo de su ópera prima como guionista.
RUVEN AFANADOR
http://www.ruvenafanador.com/
MAPY
Es una privilegiada vital, un personaje que no tiene miedo a reinventarse. No soy la misma de hace unos meses porque yo dejo que la vida sea.
Me identifico esencialmente como escritora sin publicaciones y sé que eso y la investigación un día se van a tragar mi existencia.
He trascendido una etapa y ahora estoy en lo que es mi razón de ser en la vida. Muevo mucho con la palabra escrita. El que yo tenga un dominio verbal, lo considero un oficio porque disfruto el silencio. Toda la euforia que ves la disfruto pero son solo momentos.
Vivo contrastes violentos.
Muy pocas cosas no se me han dado en la vida porque generalmente soy yo quien pone los derroteros.
Mis frustraciones han sido del orden sentimental. Cualquier otra la tolero muy bien.
Soy una mujer que atrae, que no necesita un hombre al lado. Opaco al que está conmigo, lo que molesta e incomoda.
Exigente. De respuestas rápidas. Con gente que la protege.
Soy muy solitaria. Me recojo mucho del mundo.
Tengo una frase que un profesor de filosofía descubrió en un texto mío cuando estaba en décimo grado y que creo me resume bastante bien: “Puede más mi amor por volar que las ansias de la vida normal por arrastrarme.”