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                                                                                                                                María Zambrano, treinta años después de su muerte

                                                                                                                                Hace treinta años, en 1991, falleció la pensadora española María Zambrano, una de las plumas más bellas del siglo XX. Su variada obra concilió filosofía, poesía y religión y se caracterizó por un llamado a explorar las formas íntimas de la vida y el fondo sagrado y misterioso desde el que emerge cualquier claridad, pues “nada de lo real puede ser humillado”. Este escrito explora las tensiones entre filosofía y poesía.

                                                                                                                                Damián Pachón Soto

                                                                                                                                La pensadora María Zambrano en el Ponte Vecchio de Florencia, Italia.
                                                                                                                                PUBLICIDAD

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                                                                                                                                En su escrito “La destrucción de la filosofía en Nietzsche” sostuvo María Zambrano: “El logos de la Filosofía traza sus propios límites dentro de la luz. El de la Poesía, en cambio, cobra su fuerza en los peligrosos límites en que la luz se disuelve en las tinieblas, más allá de lo inteligible. Pero la poesía nació como ímpetu hacia la claridad desde esas zonas oscuras, por eso precede a la Filosofía. […] Sin poesía previa la razón [filosófica] no hubiera podido articular su claro lenguaje”. Parte de estas ideas las había desarrollado previamente Zambrano en su famoso libro Filosofía y poesía de 1939, publicado en América Latina, cuando la pensadora llegó a México huyendo del fascismo.

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                                                                                                                                Read more!

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                                                                                                                                La pregunta por el arjé, el principio unitario explicativo de todo lo real, sólo es posible sobre el suelo puesto por la poesía. Por eso, la poesía comunica con algo más arcano, con lo sagrado, es el primer contacto del ser humano con el devenir, con el fondo último de la realidad. La pregunta filosófica, entonces, labora ya sobre un mundo, diríamos; es un deseo de salvar las apariencias, como decía Platón. Pero para lograrlo, tiene que buscar el ser de las cosas, un punto seguro, arquimédico que permita dar cuenta de todo. Si la poesía era donación, revelación, entrega, embriaguez, hallazgo, la filosofía fue, desde Tales, Parménides, Anaxímenes, Platón y Aristóteles, persecución, búsqueda del ser.

                                                                                                                                PUBLICIDAD

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                                                                                                                                Read more!

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                                                                                                                                Le puede interesar: Nota hacia Baldomero Sanín Cano

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                                                                                                                                No ad for you

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                                                                                                                                Le invitamos a leer: Big Killa: ‘Colombia puede ser potencia mundial del freestyle’

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                                                                                                                                No ad for you

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                                                                                                                                María Zambrano describió en su obra el combate entre poesía y filosofía, dio cuenta de sus tensiones, pero también fue consciente de que en algunas épocas y en algunos pensadores, ambas habían tenido algunas felices fusiones, tal como en Nietzsche, Kierkegaard, Bergson y Ortega y Gasset. Su obra misma es, también, puesta en acto de esa feliz conciliación, un signo, una muestra, una prueba.

                                                                                                                                La pensadora María Zambrano en el Ponte Vecchio de Florencia, Italia.
                                                                                                                                PUBLICIDAD

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                                                                                                                                En su escrito “La destrucción de la filosofía en Nietzsche” sostuvo María Zambrano: “El logos de la Filosofía traza sus propios límites dentro de la luz. El de la Poesía, en cambio, cobra su fuerza en los peligrosos límites en que la luz se disuelve en las tinieblas, más allá de lo inteligible. Pero la poesía nació como ímpetu hacia la claridad desde esas zonas oscuras, por eso precede a la Filosofía. […] Sin poesía previa la razón [filosófica] no hubiera podido articular su claro lenguaje”. Parte de estas ideas las había desarrollado previamente Zambrano en su famoso libro Filosofía y poesía de 1939, publicado en América Latina, cuando la pensadora llegó a México huyendo del fascismo.

                                                                                                                                PUBLICIDAD

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                                                                                                                                Read more!

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                                                                                                                                PUBLICIDAD

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                                                                                                                                Read more!

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                                                                                                                                Le puede interesar: Nota hacia Baldomero Sanín Cano

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                                                                                                                                No ad for you

                                                                                                                                Pero, “mientras tanto, de otro lado el poeta seguía su vida de desgarramiento, crucificado en las apariencias, de las que no sabe, ni quiere desprenderse, apegado a su mundo sensible: al tiempo, al cambio y a las cosas que más cambian, cuales son los sentimientos y pasiones humanas, a lo irracional sin medida”. El poeta siguió siendo fiel al mundo, a las apariencias; siguió siendo el portavoz de las palabras, de las musas, de “algo” que lo arrobaba y que le venía de lo sagrado, de la historia misma del hombre y del mundo, de “la gran cadena del ser” para decirlo con Arthur Lovejoy. El poeta era funcionario de la palabra, de un verbo que emergía y se hacía carne. Por eso, aquí poesía y mística se hermanaban para dar cuenta, no con razones, de los misterios de lo real. “La poesía perseguía, entre tanto, la multiplicidad desdeñada, la menospreciada heterogeneidad. El poeta enamorado de las cosas se apega a ellas, a cada una de ellas y las sigue a través del laberinto del tiempo, del cambio, sin poder renunciar a nada: ni a una criatura ni a un instante de esa criatura, ni a una partícula de la atmósfera que la envuelve, ni a un matiz de la sombra que arroja, ni del perfume que expande, ni del fantasma que ya en ausencia suscita”.

                                                                                                                                Le invitamos a leer: Big Killa: ‘Colombia puede ser potencia mundial del freestyle’

                                                                                                                                No ad for you

                                                                                                                                Y el filósofo moderno, entre tanto, con la hazaña de Descartes, constituía el ser, negaba el ser dado en el acto creador y lo instauraba con su libertad dominadora, creadora. El sujeto moderno se lanzó al dominio del mundo, con soberbia, y quebró los lazos con el cosmos, con el cuerpo, sacrificando la interioridad del ser humano y la riqueza misma de la realidad. Con su acción, luego con la técnica, con la ciencia, etc., el hombre moderno y su ratio, su razón calculadora, convirtió el mundo en algo inhóspito, lleno de abalorios y cachivaches. Ese fue el fruto de su razón, de su razón instrumental o de dominio como lo denunciaron Scheler, Weber, Horkheimer, entre otros, ya en el siglo XX.

                                                                                                                                No ad for you

                                                                                                                                Por eso María Zambrano propuso desde los años treinta una crítica a la razón y abogó por un saber sobre el alma que permitiera dar cuenta de un “hombre íntegro”. De ahí que su “razón poética” sea una respuesta al conflicto entre poesía y filosofía, pero también a la crisis de la modernidad. La razón poética es mediadora, integradora, sintética; no desdeña la heterogeneidad del mundo, sino que acoge y recoge su riqueza; religa y unifica los tesoros que la razón dominadora ha fracturado, ha mutilado. Esta nueva racionalidad, esta racionalidad más amplia, más rica, caritativa, piadosa, fue descrita así por María Zambrano: “Hace ya años en la guerra sentí que no eran ‘nuevos principios ni una reforma de la razón’, como Ortega había postulado en sus últimos cursos, lo que ha de salvarnos, sino algo que sea razón, pero más ancho, algo que se deslice también por los interiores, como una gota de aceite que apacigua y suaviza, una gota de felicidad (…) ha de tener muchas formas, será la misma en géneros diferentes”. Ese nuevo logos debía darles voz a las entrañas, al inconsciente colectivo, a la realidad esquiva a la razón discursiva y al pensamiento lógico-matemático.

                                                                                                                                No ad for you

                                                                                                                                Esos “interiores” son las entrañas, las cavernas, los ínferos del alma, del ser humano, de la realidad; son esos “objetos” de conocimiento, de un nuevo conocimiento al cual se accede sin violencia; objetos de conocimiento que se dan, se ofrecen, salen al encuentro. Si la filosofía nació como violencia contra el devenir, si para llegar a la verdad creó los métodos y exasperó la libertad de la voluntad, la nueva razón implica una reforma de la filosofía, implica, en suma, ir más allá de ella como bien lo vio E.M., Cioran, pues: “Por el conocimiento poético el hombre no se separa jamás del universo, y conservando intacta su intimidad, participa de todo, es miembro del universo, de la naturaleza, de lo humano y aún de lo que hay entre lo humano, y aún más allá de él”.

                                                                                                                                María Zambrano describió en su obra el combate entre poesía y filosofía, dio cuenta de sus tensiones, pero también fue consciente de que en algunas épocas y en algunos pensadores, ambas habían tenido algunas felices fusiones, tal como en Nietzsche, Kierkegaard, Bergson y Ortega y Gasset. Su obra misma es, también, puesta en acto de esa feliz conciliación, un signo, una muestra, una prueba.

                                                                                                                                Por Damián Pachón Soto

                                                                                                                                Ver todas las noticias
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