Escucha este artículo
Audio generado con IA de Google
0:00
/
0:00
¿Cómo ha afectado la reducción del conflicto armado en algunas zonas del país a las comunidades indígenas del Amazonas?
Sin duda el conflicto armado colombiano ha sido devastador, pero, de alguna forma, protegía la Amazonia colombiana, porque la gente tenía miedo y no se podían hacer proyectos de desarrollo a gran escala. Ahora, con la reducción de la guerra -que esperemos esté en efecto disminuyendo y no sea la reducción antes de un aumento- las puertas están abiertas para que las multinacionales y los misioneros lleguen a estas tierras.
Hablemos sobre la relación entre política y conservación.
Estamos muy entusiasmados -y cuando digo “estamos” no me refiero solo a Amazon Conservation Team, sino a la comunidad conservacionista y al mundo en general-sobre el objetivo de Gustavo Petro de proteger el Amazonas y luchar contra el calentamiento global. Aquí en Estados Unidos vemos mucho en la prensa a Lula da Silva, en Brasil, lo cual está muy bien, pero recordemos que Petro tenía este discurso mucho antes que él. Esto realmente demuestra que es un líder de largo alcance. Sin embargo, quiero enfatizar en que es un error ser demasiado político cuando se está en el mundo de la esfera de las organizaciones sin ánimo de lucro, porque si uno se identifica mucho con un partido, cuando ya este no está en el poder, uno deja de ser visto como un aliado. Así que no quiero insinuar que nuestra organización está aliada con un partido, este es un problema más grande en el que todo el mundo tiene algo en juego. Sin importar si uno es liberal o conservador, republicano o demócrata, uno necesita medicina, agua y aire limpio. La conservación se ha sobre politizado, sobre todo aquí en mi país, y eso ha sido una gran tragedia. Es muy difícil entender la historia mientras está sucediendo. Hay muchas razones para la esperanza y el optimismo, pero cualquier persona que haya leído sobre conflicto humano sabe que es un error celebrar demasiado pronto.
Le recomendamos: Juan Gabriel Vásquez: “La poesía enseña control”
Teniendo en cuenta la visión holística, ¿cómo cree que podría introducirse la tecnología para proteger el Amazonas?
Hay dos polos, uno que cree que mientras más rápido les demos tecnología a las comunidades indígenas o afrocolombianas, estas estarán mejor, lo cual es ridículo. Igualmente ridículo es el polo que considera que no deberíamos darles estas herramientas porque podría hacerles daño. Hay un intermedio que tenemos que abarcar. Hemos encontrado que brindar tecnología, por ejemplo el GPS para que puedan hacer un mapeo de sus tierras o instrumentos para que graben el conocimiento de sus ancestros, es muy poderoso. No es el hombre de la medicina versus el microchip.
En su charla TED usted explicaba que, en algunas ocasiones, el conocimiento ancestral de las plantas es explotado por Occidente sin que esto represente un ingreso económico para las comunidades indígenas. ¿Cómo ve la solución a este problema?
Es un poco como la paz en el Medio Oriente, es fácil en concepto pero difícil en aplicación. Todos podemos estar de acuerdo en que las comunidades indígenas no han sido tratadas justamente, pues no han recibido la compensación económica que merecen, pero también hay que recordar que muchas de estas plantas y hongos existían antes de que esto fuera una práctica generalizada. Y esto no es para justificar que se han cometido errores en el pasado, prefiero aprender de ellos. Mira cómo ha explotado el comercio de ayahuasca en todo el mundo. La gente toma Ayahuasca en Israel, en Indonesia. Alguien va a un taller de dos días en Los Ángeles y cree que es un taita. Entonces es algo particularmente difícil de hacer porque las plantas ya están esparcidas, al igual que algo del conocimiento con respecto a ellas. Lo más sencillo es establecer parámetros sobre lo que se vaya a descubrir en el futuro, porque aún no conocemos todo. Mientras tanto, podemos encontrar formas de compensar a las comunidades por lo que ya es de uso común. Por ejemplo, la psilocibina, que viene de los hongos, va a ser un negocio de miles de millones de dólares. ¿A quién compensamos? ¿A la familia de María Sabina, la sabia en hongos de Oaxaca? ¿A la comunidad mazateca? El principio más sencillo es tomar un porcentaje de ayahuasca o psilocibina y establecer un fondo para ayudar a las comunidades alrededor del mundo. Por ejemplo, nosotros, cuando gente externa va a ver a las comunidades indígenas, hemos decidido dividir el dinero de la siguiente manera: un tercio para el chamán, un tercio para quienes trabajan con él y un tercio para un fondo comunitario. Así se puede asegurar el beneficio compartido.
Le sugerimos: Le recomendamos: El intento por hacer de Colombia el testigo
Hablemos de Chiribiquete y el legado de su mentor Richard Schultes en esta región.
Chiribiquete es un lugar muy especial. Haciendo el trabajo para Los viajes amazónicos de Richard Evans Schultes descubrí que él no fue el primero en llegar a este territorio. Otro hombre de Harvard, llamado Hamilton Rice, había estado allí antes haciendo un mapa, muy simple, en 1907. Schultes llegó 40 o 50 años más tarde y se asombra tanto con el lugar que regresa a Bogotá y empieza a abogar para proteger esta joya de la corona. Tomó 40 años para que se actuara a favor de esto, de la mano de Schultes y los científicos colombianos. Y la importancia de Chiribiquete no reside solo en la majestuosidad de la selva, sino que es el tesoro más grande en términos de pinturas precolombinas, hogar de especies en peligro y de tres comunidades indígenas aisladas. Su cultura, naturaleza, arte hacen reamente de Chiribiquete la joya de la corona. Y su protección se ha expandido muchas veces, algunas de ellas a través del trabajo de Amazon Conservation Team en Colombia, bajo el liderazgo de Carolina Gil, en alianza con tribus locales. Este es el mejor tipo de conservación. No es solo la gente en Bogotá o en Harvard, son las personas en la selva trabajando en alianza con diferentes comunidades. Así debería hacerse la conservación.
¿Qué otro tipo de legado dejó Schultes?
Schultes fue el primer hombre blanco, que yo conozco, que defendió la sabiduría de las comunidades indígenas. Algunos lo critican porque los llamaba ‘primitivos’, pero ese era el lenguaje que se manejaba hace 50 años. Él me dijo en muchas ocasiones “ellos saben más de la selva, de cómo protegerla, que nosotros”. Fue una autoridad en el tema de orquídeas y de caucho. De hecho, cuando la guerra estalló en 1941, lo enviaron a Colombia a averiguar cómo proteger el caucho. Fue un abogado de Colombia y los colombianos, siempre trató de llevarlos Harvard, para que consiguieran becas y demás. En general, fue un embajador de la conservación en Colombia.
¿Qué lo llevó a hacer el podcast ‘The Plants of the Gods’ (Plantas de los dioses)?
Cuando Schultes se retiró me dio las notas de su clase más famosa, que se llamaba “Plants and Human Affairs (Plantas y asuntos humanos)”. Mucha gente tomó esa clase y fue como un legado que él, literalmente, me dejó a mí. Y eso se sentó en mi estatería por años mientras pensaba cómo podía perpetuar y honrar este legado. Tengo 67 años y cuando yo era niño, solo había tres canales de televisión, lo que significaba que si querías dar un mensaje importante tenías que hacerlo por ese medio. Ya no es así. Si quieres difundir ampliamente un mensaje, tienes que trabajar en diversos medios. Entonces pensé “voy a hacer un podcast utilizando las notas de Schultes como base”. Y quería enfocarme en plantas comunes con las que la gente se ha obsesionado, como la ayahuasca, y otras menos conocidas. He tenido invitados, pero a quienes realmente quisiera invitar son los chamanes. Estoy en una posición única porque soy uno de los últimos estudiantes de Schultes. He escuchado las historias directamente de él y de su guía en el Valle de Sibundoy, entonces quiero dejar eso también como legado. Por ejemplo, nadie sabe que Schultes tenía un gran sentido del humor, una de las maneras como generaba vínculos con sus colegas indígenas era hacerlos reír.
¿Tiene alguna historia sobre su sentido del humor?
En una ocasión estaba peleando con los misioneros en Sibundoy, donde él primero se encontró con la ayahuasca. Los misioneros estaban tratando de que los indígenas no la consumieran, pero a Schultes le emocionaba esta tradición y el potencial que le veía. Su última venganza, antes de irse de Sibundoy fue plantar ayahuasca alrededor de la iglesia más grande del valle. Ese era el tipo de hombre que era Schultes.
Si le interesa seguir leyendo sobre El Magazín Cultural, puede ingresar aquí 🎭🎨🎻📚📖