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Marta, cuénteme, ¿usted quién es?
Soy una mujer que le da importancia a la independencia, al sentimiento de cómo desde mi rol puedo aportar en los diferentes campos. Tengo un sentido bastante amplio de lo que es la equidad, la libertad, la justicia. Creo en la importancia de cultivar relaciones basadas en la lealtad. Me mueven los retos, de eso se trata la vida.
Para el perfil biográfico que construimos para Memorias conversadas, usted me contó la historia del apellido Penen. Quisiera aquí que me hablara de su padre.
En el siglo XIX, en 1876, Pierre Penen, mi tatarabuelo, llegó de Francia. Pierre Penen, mi abuelo, se dedicó a la Tenería y en la finca la Bearnesa desarrolló una parte de lo que es hoy el barrio Teusaquillo.
Jorge Fernando Penen Deltieure, mi papá, estudió en el Liceo de la Salle y en el Liceo Francés de Bogotá al que llegó cuando cursaba cuarto de bachillerato. Comenzó estudiando Derecho en la Javeriana y continuó en la Universidad de Salamanca, en España, donde conoció a mi mamá. Dedicó su vida profesional al servicio del país como juez, luego en la Procuraduría fue el primer procurador de Distrito y el primer procurador delegado para la Policía Nacional que hubo en Colombia. Igualmente, fue procurador delegado para la vigilancia judicial, procurador delegado para la Policía Judicial y terminó su carrera como consejero de Estado en la sección quinta.
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¿Qué información tiene de su segundo apellido, de los Lastra?
Gabriel Lastra, mi abuelo, de Santander, España, fue capitán de barco mercante. Conoció a mi abuela Asunción en Bilbao, recién casados vivieron en los países vascos y posteriormente se trasladaron a Gijón. El abuelo murió muy joven, cuando mi mamá tenía dieciocho años. Entonces mi abuela decidió instalarse en Madrid con sus hijos, se volvió a casar y murió de noventa y cinco años.
Para ese momento mi mamá cursaba estudios en la universidad por un programa especial que le permitía adelantar las materias que quisiera tomar, así se graduó muy rápidamente como actuario mercantil antes de llegar a Madrid. Ha sido una mujer muy independiente, toda su vida ha leído hasta tres libros a la semana, con una visión amplia del mundo, la ha acompañado el deseo de perseguir sus sueños hasta alcanzarlos.
¿En qué pilares edificaron la familia?
La educación fue un pilar fundamental. Mi papá siempre consideró que la mujer debería educarse y ser independiente. Fue mi mamá quien nos enseñó a leer.
También fue un valor la unión familiar, nos brindaron un hogar libre de conflictos, una infancia feliz, sin dificultades, muy privilegiada, bien cuidada.
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Hagamos un recorrido por lo que ha sido su vida académica...
Estudié en el colegio La Enseñanza con monjas españolas, de la colonia de mi mamá. Luego en el Hispano Inglés, también de monjas españolas que acabó el año de mi graduación: éramos pocas alumnas por clase.
Me gradué de Derecho en la Universidad del Rosario donde pasé cinco años maravillosos. Tomé la profundización de Penal, siendo el Rosario era fuerte en Derecho Administrativo y Derecho Privado.
Mi consultorio jurídico fue en Derecho Penal, con profesores como Antonio Cancino y Jaime Bernal Cuéllar. En ese entonces había jurado en los procesos. Cancino los llevaba a nombre suyo, y los estudiantes lo acompañábamos.
·¿Cómo fue la experiencia en la Complutense?
Desde que terminé la carrera quise estudiar por fuera y lo hice con el apoyo de mis papás. Así fue como viajé a España a adelantar mi doctorado en la Universidad Complutense de Madrid, en un momento en que en Colombia no había doctores en Derecho y en que las universidades no tenían centros de investigación, solo el Instituto Ser de Investigaciones y otro que había creado Reyes Echandía en el Externado.
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El doctorado en Derecho, en esa época, no se limitaba a una materia, sino que debía tomar como mínimo tres especializaciones para luego hacer la tesis. Fue así como adelanté una especialización en psiquiatría legal; otra en medicina legal y en Derecho Penal Militar.
Saqué mi doctorado en tres años. Soy muy práctica, no me enfrasqué en discusiones eternas con los profesores, lo que me ayudó.
¿Antes de llegar a Legis, qué experiencia profesional tuvo?
A mi regreso comencé a trabajar en la Superintendencia de Control de Cambios. Estando ahí fui contactada por un Head Hunter para surtir un proceso de selección para trabajar en la empresa de consultoría Arthur Andersen.
Estando aquí aprendí todo lo que luego me sirvió en mi ejercicio administrativo, sobre temas de gerencia, de números (lo que no había logrado de la mano de mi mamá, porque nunca me gustaron tanto las matemáticas).
Tuve oficina que dediqué a temas tributarios y administrativos mientras dictaba clases en el Rosario. Estando en estas me invitaron a trabajar en el Centro de Investigación que en ese momento ya estaba montado. Después de un tiempo me encargó de la Secretaría general de la Universidad en reemplazo de Angélica Uribe, pero sin que dejara la coordinación de los posgrados. Por supuesto, mi oficina fue pasando a segundo plano, entonces le entregué mis casos a mi socio para dedicarme al Rosario.
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Después del Rosario vino Legis donde cuenta un tiempo importante.
Así fue. Coincidió mi retiro del Rosario con una llamada que me hicieron de Legis para dirigir los equipos de profesionales que generan los contenidos. Aquí ya se condensaban las tres áreas de mi gusto: gerencia, derecho e investigación.
Después de dos años me ofrecieron la gerencia general de Legis en Chile. Viajé casada con mi hija mayor. Allá permanecimos cuatro años y medio, tiempo en el que nació mi hijo menor.
A mi regreso he tenido que afrontar nuevos retos como la llegada de la tecnología que ha impactado el negocio permitiéndonos lanzar el primer chat jurídico con inteligencia artificial.
¿Hábleme de su presidencia en el Colegio de Abogados?
A mi regreso de Chile me acerqué al Colegio de Abogados Rosaristas, me hice miembro y luego su presidente.
Desde la presidencia busqué acercar a la juventud como renovación generacional, fortalecimos la relación con el Rosario, prestamos servicios a la comunidad a través de capacitaciones, trabajamos en equipo para lograr implementar la planeación estratégica que diseñamos. Me postularon para reelección, pero decliné por unos temas de salud de mi hija. Sin embargo, continué como miembro de junta directiva por algunos años.
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Imposible cerrar sin mencionar a su familia.
Me casé hace más de treinta años con Mario Huertas López, psicólogo dedicado a temas de psicología económica, neurociencia aplicada a los negocios y prospectiva de marketing.
Tenemos dos hijos, muy amados, inteligentes, definidos en sus vidas. Silvana es científica, ingeniera biomédica de los Andes, con maestría en neuro ingeniería en la Universidad de Twente en los Países Bajos y actualmente adelanta su doctorado en una investigación sobre el Parkinson. Y Jorge Mario, estudió música contemporánea, está terminando comunicación social en la Javeriana, es canta autor y tiene un proyecto musical con el nombre artístico de Zuco omg.