Martin Scorsese y el tiempo que le queda
El director estadounidense presentó en Cannes la tan esperada “Killers of the Flower Moon”, protagonizada por Leonardo DiCaprio, Robert de Niro y Lily Gladstone.
Janina Pérez Arias
Durante tres horas y media, Martin Scorsese nos encerró en el cine. Lo hizo en el Festival de Cannes en un día de persistente lluvia -cosa que se agradece- y con su nueva y esperada película Killers of the Flower Moon.
(Le sugerimos: La conversación, un acto de trascendencia)
El veterano director estadounidense esta vez se basó en el libro homónimo de no ficción de David Grann (publicado en 2017) sobre unas misteriosas muertes acaecidas en el pueblo nativo americano osage (en Oklahoma) en los años 20. Los decesos en extrañas circunstancias no habían sido esclarecidos hasta qué agentes del FBI iniciaron una investigación que develó un macabro entramado.
Scorsese inicia su monumental película, protagonizada por Leonardo DiCaprio, Robert de Niro y Lily Gladstone, cuando brotó petróleo en el territorio donde los osage habían sido reubicados tras ser desplazados de su territorio. El oro negro los convirtió en una de las comunidades más pudientes de la época, pero la bonanza traería también lamentables consecuencias.
Para la presentación en Cannes de Killers of the Flower Moon Scorsese se trajo a sus actores DiCaprio, Robert de Niro, Lily Gladstone y Jesse Plemons, así como a representantes de la nación osage. La presencia en la Riviera francesa del trío Scorsese-DiCaprio-De Niro hizo que se formaran acampadas desde la mañana -¡pese a la lluvia!- y que se solicitaran con más ahínco aún boletos para acceder al Grand Thèâtre Lumière. Aquellos que tuvieron suerte de ocupar una de las 2.300 butacas de esa sala serían testigos de los nueve minutos de ovación posterior a la proyección.
Cuando los aplausos cesaron, un emocionado Scorsese tomó el micrófono. Que ya echaba de menos estar en la tierra de los osages, y todo el amor y calidez que le profesó ese pueblo.
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En la conferencia de prensa, celebrada al día siguiente, uno de los máximos representantes de la nación osage hizo notar la importancia del rodaje y resultado de Killers of the Flower Moon para restaurar la confianza en el hombre blanco. “Esa confianza no va a ser traicionada”, dijo Standing Bear, el líder de los osages.
El regreso de Martin Scorsese al Festival de Cannes, después de 37 años, no pudo ser más rotundo. Que no venían juntos desde Taxi Driver, recordó Robert de Niro. El viejo lobo del cine demuestra que está más en forma que nunca con esta película, y no solo por el hecho de que se trate de un filme cuya producción es bestial, sino también por la importancia que la misma tiene para una importante parte de la sociedad estadounidense que a lo largo de la historia ha sido estigmatizada, perseguida, diezmada y desplazada, como lo son los pueblos nativos originarios.
Arriesgarse o… aburrirse
Hace unos días la revista Variety publicó una entrevista cuyo título recoge una cita de Scorsese: “Estoy viejo. Quiero contar historias y no me queda tiempo”. A punto de cumplir 81 años, el cineasta maravilla con su despliegue de vigor, frescura y osadía tanto con el resultado de Killers of the Flower Moon como con su presencia en el Festival de Cannes.
“¿Por qué no arriesgarme a esta edad? ¿Acaso me voy a quedar sentado cómodamente en un set pasando calores?”, inquiría en la conferencia de prensa, dejando claro su prestancia a tomar riesgos, y todo por el cine.
Tras pocas horas del estreno mundial de Killers of the Flower Moon, que se verá en salas comerciales y luego a través de Apple TV+, llovieron los halagos y las excelentes críticas. Algunos, sin embargo, incluyendo a su hija menor Francesca, solo le refutaron una cosa al gran Marty: las tres horas y media de duración de la película.
Más de 50 años de carrera artística
Proveniente de una familia dedicada a las artes, pues sus padres eran actores y costureros, Martin Scorsese nació en la ciudad de Nueva York en noviembre de 1942. En sus primeros años de vida, y parte de su juventud, vivió en la comunidad de la “Pequeña Italia” que había en la ciudad, y que años después lo describió como “un pueblo siciliano”.
Scorsese se crio en un ambiente de clase obrera, conservador y devotamente católico. Su interés por las artes empezó a verse reflejado en su niñez, cuando primero comenzó a pintar acuarelas y luego mostró un mayor interés por los largometrajes.
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En 1964 consiguió un bachillerato universitario de letras, que fue complementado con algunos cursos adicionales, y cuatro años después se tituló como máster en bellas artes en lo que se conoce ahora como la New York University Tisch School of the Arts.
Uno de los primeros metrajes que realizó Scorsese fue en 1959, cuando grabó “Vesuvius VI”, una pequeña producción inspirada en la serie policíaca “77 Sunset Strip”, rodada en un barrio al sureste de Manhattan, con algunos amigos.
En su paso por la universidad, realizó gran variedad de cortos en conjunto con algunos colegas, y otros en solitario. Ejecutaba los papeles de codirector, director de fotografía y montajista; algunos temas recurrentes en sus metrajes estaban relacionados con la música, la religión, con ciertos aspectos de crítica social. Con el corto “The Big Shave” (1967), sobre la Guerra de Vietnam, logró llevarse un cupo para realizar sus pasantías en la productora Paramount Pictures, que por complicaciones entre la universidad y el estudio no pudo llevar a cabo.
Los años 70 llegaron con algunos reconocimientos para el director por películas como “Taxi Driver” (1976), considerada por varios críticos del medio como la “ópera prima” de Scorsese por su éxito comercial. En este largometraje, donde se ve también a un joven Robert de Niro, relata los retos de un excombatiente de la guerra ante la oscura pesadilla de la soledad en Nueva York.
La película logró una recaudación de más de US$28 millones y significó también el inicio de un trabajo en equipo de varios años con el guionista Paul Schrader, con quien realizó las emblemáticas cintas de “Toro salvaje” (1980), “La última tentación de Cristo” (1988) y “Vidas al límite” (1999).
Para las décadas de 90 y 2000, Martin Scorsese fue consolidando su nombre dentro y fuera de Hollywood, a pesar de fracasos, como su musical “New York, New York” (1977), pues llegaron películas como “Goodfellas” (1990), el drama de época “La edad de la inocencia” (1993), “Gangs of New York” (2002), “El aviador” (2004), “El lobo de Wall Street” (2013) y “Los infiltrados” (2006), trabajo con el que se llevó su primer y único Premio Óscar por mejor director, categoría en la que ha estado nominado en nueve ocasiones.
En 2023, Scorsese regresó, después de casi cuatro décadas, a asistir al Festival de Cannes, en esta ocasión acompañado por Leonardo DiCaprio y nuevamente por Rober de Niro, para presentar su filme “Killers of the Flower Moon”, inspirado en el libro homónimo de David Grann, publicado en 2017, sobre las muertes en el pueblo nativo americano osage (en Oklahoma) en los años 20 del siglo XX.
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Durante tres horas y media, Martin Scorsese nos encerró en el cine. Lo hizo en el Festival de Cannes en un día de persistente lluvia -cosa que se agradece- y con su nueva y esperada película Killers of the Flower Moon.
(Le sugerimos: La conversación, un acto de trascendencia)
El veterano director estadounidense esta vez se basó en el libro homónimo de no ficción de David Grann (publicado en 2017) sobre unas misteriosas muertes acaecidas en el pueblo nativo americano osage (en Oklahoma) en los años 20. Los decesos en extrañas circunstancias no habían sido esclarecidos hasta qué agentes del FBI iniciaron una investigación que develó un macabro entramado.
Scorsese inicia su monumental película, protagonizada por Leonardo DiCaprio, Robert de Niro y Lily Gladstone, cuando brotó petróleo en el territorio donde los osage habían sido reubicados tras ser desplazados de su territorio. El oro negro los convirtió en una de las comunidades más pudientes de la época, pero la bonanza traería también lamentables consecuencias.
Para la presentación en Cannes de Killers of the Flower Moon Scorsese se trajo a sus actores DiCaprio, Robert de Niro, Lily Gladstone y Jesse Plemons, así como a representantes de la nación osage. La presencia en la Riviera francesa del trío Scorsese-DiCaprio-De Niro hizo que se formaran acampadas desde la mañana -¡pese a la lluvia!- y que se solicitaran con más ahínco aún boletos para acceder al Grand Thèâtre Lumière. Aquellos que tuvieron suerte de ocupar una de las 2.300 butacas de esa sala serían testigos de los nueve minutos de ovación posterior a la proyección.
Cuando los aplausos cesaron, un emocionado Scorsese tomó el micrófono. Que ya echaba de menos estar en la tierra de los osages, y todo el amor y calidez que le profesó ese pueblo.
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En la conferencia de prensa, celebrada al día siguiente, uno de los máximos representantes de la nación osage hizo notar la importancia del rodaje y resultado de Killers of the Flower Moon para restaurar la confianza en el hombre blanco. “Esa confianza no va a ser traicionada”, dijo Standing Bear, el líder de los osages.
El regreso de Martin Scorsese al Festival de Cannes, después de 37 años, no pudo ser más rotundo. Que no venían juntos desde Taxi Driver, recordó Robert de Niro. El viejo lobo del cine demuestra que está más en forma que nunca con esta película, y no solo por el hecho de que se trate de un filme cuya producción es bestial, sino también por la importancia que la misma tiene para una importante parte de la sociedad estadounidense que a lo largo de la historia ha sido estigmatizada, perseguida, diezmada y desplazada, como lo son los pueblos nativos originarios.
Arriesgarse o… aburrirse
Hace unos días la revista Variety publicó una entrevista cuyo título recoge una cita de Scorsese: “Estoy viejo. Quiero contar historias y no me queda tiempo”. A punto de cumplir 81 años, el cineasta maravilla con su despliegue de vigor, frescura y osadía tanto con el resultado de Killers of the Flower Moon como con su presencia en el Festival de Cannes.
“¿Por qué no arriesgarme a esta edad? ¿Acaso me voy a quedar sentado cómodamente en un set pasando calores?”, inquiría en la conferencia de prensa, dejando claro su prestancia a tomar riesgos, y todo por el cine.
Tras pocas horas del estreno mundial de Killers of the Flower Moon, que se verá en salas comerciales y luego a través de Apple TV+, llovieron los halagos y las excelentes críticas. Algunos, sin embargo, incluyendo a su hija menor Francesca, solo le refutaron una cosa al gran Marty: las tres horas y media de duración de la película.
Más de 50 años de carrera artística
Proveniente de una familia dedicada a las artes, pues sus padres eran actores y costureros, Martin Scorsese nació en la ciudad de Nueva York en noviembre de 1942. En sus primeros años de vida, y parte de su juventud, vivió en la comunidad de la “Pequeña Italia” que había en la ciudad, y que años después lo describió como “un pueblo siciliano”.
Scorsese se crio en un ambiente de clase obrera, conservador y devotamente católico. Su interés por las artes empezó a verse reflejado en su niñez, cuando primero comenzó a pintar acuarelas y luego mostró un mayor interés por los largometrajes.
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En 1964 consiguió un bachillerato universitario de letras, que fue complementado con algunos cursos adicionales, y cuatro años después se tituló como máster en bellas artes en lo que se conoce ahora como la New York University Tisch School of the Arts.
Uno de los primeros metrajes que realizó Scorsese fue en 1959, cuando grabó “Vesuvius VI”, una pequeña producción inspirada en la serie policíaca “77 Sunset Strip”, rodada en un barrio al sureste de Manhattan, con algunos amigos.
En su paso por la universidad, realizó gran variedad de cortos en conjunto con algunos colegas, y otros en solitario. Ejecutaba los papeles de codirector, director de fotografía y montajista; algunos temas recurrentes en sus metrajes estaban relacionados con la música, la religión, con ciertos aspectos de crítica social. Con el corto “The Big Shave” (1967), sobre la Guerra de Vietnam, logró llevarse un cupo para realizar sus pasantías en la productora Paramount Pictures, que por complicaciones entre la universidad y el estudio no pudo llevar a cabo.
Los años 70 llegaron con algunos reconocimientos para el director por películas como “Taxi Driver” (1976), considerada por varios críticos del medio como la “ópera prima” de Scorsese por su éxito comercial. En este largometraje, donde se ve también a un joven Robert de Niro, relata los retos de un excombatiente de la guerra ante la oscura pesadilla de la soledad en Nueva York.
La película logró una recaudación de más de US$28 millones y significó también el inicio de un trabajo en equipo de varios años con el guionista Paul Schrader, con quien realizó las emblemáticas cintas de “Toro salvaje” (1980), “La última tentación de Cristo” (1988) y “Vidas al límite” (1999).
Para las décadas de 90 y 2000, Martin Scorsese fue consolidando su nombre dentro y fuera de Hollywood, a pesar de fracasos, como su musical “New York, New York” (1977), pues llegaron películas como “Goodfellas” (1990), el drama de época “La edad de la inocencia” (1993), “Gangs of New York” (2002), “El aviador” (2004), “El lobo de Wall Street” (2013) y “Los infiltrados” (2006), trabajo con el que se llevó su primer y único Premio Óscar por mejor director, categoría en la que ha estado nominado en nueve ocasiones.
En 2023, Scorsese regresó, después de casi cuatro décadas, a asistir al Festival de Cannes, en esta ocasión acompañado por Leonardo DiCaprio y nuevamente por Rober de Niro, para presentar su filme “Killers of the Flower Moon”, inspirado en el libro homónimo de David Grann, publicado en 2017, sobre las muertes en el pueblo nativo americano osage (en Oklahoma) en los años 20 del siglo XX.
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