Mary Anne Evans o George Eliot: realismo psicológico (Plumas transgresoras)
La escritora, periodista y poeta se convirtió en una de las voces destacadas de la era victoriana, aunque su obra fue firmada bajo el seudónimo masculino George Eliot. Sus novelas, como las de Charles Dickens, fueron ambientadas en la Inglaterra rural.
Mónica Acebedo
“El género de las novelas tontas escritas por mujeres tiene muchas subespecies que, según la calidad concreta de la tontería que predomine en ellas, pueden ser superficiales, prosaicas, beatas o pedantes. Pero la amalgama de todas estas subespecies variopintas produce un género —basado en la fatuidad femenina— donde pueden incluirse la mayoría de estas novelas que podríamos llamar del estilo de ‘artimaña y confección”, Las novelas tontas de ciertas damas novelistas.
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“El género de las novelas tontas escritas por mujeres tiene muchas subespecies que, según la calidad concreta de la tontería que predomine en ellas, pueden ser superficiales, prosaicas, beatas o pedantes. Pero la amalgama de todas estas subespecies variopintas produce un género —basado en la fatuidad femenina— donde pueden incluirse la mayoría de estas novelas que podríamos llamar del estilo de ‘artimaña y confección”, Las novelas tontas de ciertas damas novelistas.
Mary Anne Evans (1819-1880), más conocida por su seudónimo masculino, George Eliot, fue una de las escritoras más transgresoras de la literatura victoriana y una de las más relevantes en la historia de la literatura inglesa. Su obra tanto ensayística como novelística, a partir de una prosa y unos personajes dibujados con una cuidadosa mirada subjetiva y psicológica, exploró temas sociales y políticos, la situación de las mujeres en la sociedad de la época, la violencia doméstica y la marginalidad rural.
Es famosa la descripción de Virginia Wolf sobre Middlemarch (1871-1872): “Una de las pocas novelas inglesas escritas para adultos”, tal vez, su novela más representativa. En efecto, Eliot rompió de tajo con los esquemas de la novelística victoriana, como afirmó Daniel Burt, al ampliar el rango intelectual de la novela haciendo de la ficción un medio para la investigación social, psicológica y moral, y al cambiar la fórmula de la novela victoriana reemplazando el atractivo de la idealización y lo melodramático por un análisis cuidadoso de la experiencia del colectivo social. (The Handy. Literature Answer Book: An Engaging Guide to Unraveling Symbols, Signs and Meanings in Great Works, Visible Ink Press. Ed. digital Kindle p. 386).
Mary Anne Evans nació el 22 de noviembre de 1819 en Chilvers Coton, Warwickshire. Tenía una inteligencia prodigiosa, que se evidenció desde muy pequeña. Asistió a la escuela hasta los diecisiete años, pero luego le fue forosozo cuidar de su padre tras la muerte de su madre. Sin embargo, logró tener acceso a libros y a una educación de idiomas, literatura y filosofía. A los veintitrés años se trasladó con su padre a Coventry, donde se acercó a diversos círculos intelectuales. Se declaró libre pensadora, se apartó de las creencias religiosas y escandalizó a su familia. Por ese entonces empezó a hacer traducciones literarias. Luego, cuando su padre murió, viajó a Suiza, Italia y Londres, donde empezó su carrera periodística, de escritora y crítica literaria. Trabajó en la famosa publicación The Westminster Review.
Su pluma se enfocó inicialmente en artículos y ensayos. Algunos de sus ensayos memorables: Novelas tontas de señoritas novelistas (1856), una crítica directa a las novelas sentimentales escritas por otras mujeres de su época, que, a su juicio, eran idealistas y no representaban la realidad; Los pintores modernos de John Ruskin (1856), en la Westminter Review, sobre la obra del crítico de arte John Ruskin; La influencia del racionalismo (1865), sobre el pensamiento racionalista en la sociedad y la cultura. Tres meses en Weimar (1855), sobre la cultura y sociedad alemanas. Todas estas reflexiones que Eliot dejó en sus ensayos exploran temas filosóficos, sociales y políticos. Analizó detalladamente el comportamiento social y las motivaciones humanas.
En 1854 comenzó una relación con George Henry Lewes, un hombre casado. Dada la imposibilidad del divorcio, se fueron a vivir juntos y desafiaron las conservadoras costumbres victorianas. Fue durante su relación con Lewes cuando decidió empezar a escribir ficción bajo el seudónimo de George Eliot. Escribió su primer libro de cuentos: Escenas de la vida parroquial (1858), que selló su estilo, en el que involucró la vida ordinaria de personajes llenos de defectos, que debíann ser aceptados por su círculo social, y recreó escenas del comportamiento humano. Ella explicó el alcance de su ficción: “El arte debe ser real y concreto”. Investigó con ojo meticuloso y sociológico las costumbres y los valores sociales. Lo que la disparó como escritora exitosa de novelas fue Adam Bede (1859), en la que se inició su estilo con varios personajes de la sociedad rural inglesa, con temas como la diferencia de clases sociales, la religión, el amor, la traición… Siguieron otras como El molino junto al Floss (1860), Silas Marner (1861), Romola (1863); Felix Holt, el radical (1866), Middlemarch (1871-1872) y Daniel Deronda (1876).
Para cerrar me voy a referir a Middlemarch, considerada por varios estudios literarios como una de las mejores en lengua inglesa. La trama se centró en un lugar ficticio llamado Middlemarch y sus pobladores, donde dibujó las costumbres y la vida cotidiana de estas personas. Los protagonistas, Dorotea y Lydgate, fueron los encargados de presentar dos de las ideas centrales de la narración: el matrimonio y la vocación. La prosa estuvo llena de alusiones literarias, científicas, políticas y llamados de atención de corte feminista por las diferencias entre hombres y mujeres: “Pensaba que era conveniente para ellos ver que sabía hacer una espuma excelente al tiempo que les corregía los errores ‘sin mirar’, que una mujer con las mangas arremangadas podía saber cuanto era menester acerca del subjuntivo o la zona tórrida. En definitiva, que se podía tener educación y otras buenas cosas terminadas en ‘ón’ y dignas de pronunciarse categóricamente sin necesidad de ser una muñeca inútil”. Presentó la transición de Inglaterra a la democracia, los derechos de las mujeres, algunas teorías políticas sobre salud pública y muchos otros debates de la sociedad inglesa del siglo XIX. Utilizó varias tramas paralelas que le dieron complejidad a la narración y sellaron su tendencia de realismo psicológico.