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Pamela Lyndon Travers creó en 1934 a Mary Poppins, la famosa niñera mágica protagonista de la novela infantil homónima. El libro se convirtió en el éxito literario de Travers. Tanto así, que enamoró a muchos niños, entre esos a Diane Marie y Sharon Mae Disney, hijas de Walt Disney.
El creador de Disney les prometió a sus hijas que llevaría las aventuras de la niñera británica a la gran pantalla. Tras una lucha de 20 años con la escritora para adquirir los derechos, el empresario cumplió su promesa: en 1964 la película, dirigida por Robert Stevenson, vio la luz.
P.L. Travers fue el seudónimo que la australiana eligió para firmar la novela y las siete secuelas. Su vida fue un misterio y se refugiaba en la escritura para reinventarse: se cambió el nombre de pila, Helen Lyndon Goff, mentía sobre su nacionalidad y le encantaba crear historias con su padre. Razón por la que no aceptó con facilidad que su historia estuviera en manos de Disney.
Mary Poppins es una crítica de la sociedad capitalista en la que el padre, George Banks, se dedica a los aportes del hogar sin preocuparse por sus hijos, Jane y Michael, quienes intentan llamar la atención escapando de sus estrictas niñeras; Winifred Banks, la madre, es un personaje ausente. El boom de los libros causó un interés en los lectores por conocer a la persona que se encontraba detrás de las letras de la fascinante historia, pero ella lo evitaba tanto como le era posible.
Sin embargo, Disney en su reto personal por conseguir su objetivo, fue deshojando a la hostil mujer. P.L. Travers encontró en su historia el vehículo para inmortalizar a su amado padre, quien murió cuando la escritora tenía siete años. Era alcohólico, trabajaba en un banco y llevaba en sí una mezcla de melancolía y alegría, el vivo retrato de Mr. Banks.
Tras una crisis económica, Travers aceptó el acuerdo con Disney. Nunca estuvo convencida del todo. Puso sus condiciones: primero, colaborar en la creación del guion, y segundo, que no fuera animada. Pero en lo segundo, Disney no la complació ciento por ciento. Al estilo de su mundo mágico, la cinta combinó personajes reales con animados. Pese a las discrepancias de la escritora, es esa mezcla sumada al trasfondo de la trama lo que ha permitido que grandes y pequeños mantengan a Mary Poppins tan vigente como hace 53 años.
Jane y Michael Banks quedan deslumbrados al ver una niñera tal y como la pidieron mediante una carta. Mary Poppins, interpretada por Julie Andrews, es dulce, pero estricta: “casi perfecta”. Llega volando por los cielos de Londres con su sombrilla con punta de loro, su gran sombrero y con un chasqueo de dedos pone todo en orden. Con un poco de magia los instruye a encontrar lo bueno en lo simple, la importancia del orden y los valores más allá del dinero. Al padre, cosificado por el día a día, le enseña a sonreír, a disfrutar de la vida, lo devuelve a lo bello de la infancia.
Aunque P.L. Travers quiso mantener en secreto el proceder de Poppins, todo se debe a un episodio muy doloroso de su infancia. Luego de la muerte de su padre, una noche, su madre, quien sufría de ansiedad y depresión, intentó quitarse la vida. Travers y sus dos hermanas menores estaban muy asustadas, pero la australiana aprovechó su talento para crear historias e inventó un cuento infantil y así las logró calmar. La madre no se suicidó, pero en ese oscuro momento Mary Poppins apareció y se quedó para siempre. Poppins tiene lo severo y noble de Travers. Travers se reinventó en la amada niñera y creó el mundo imaginario que nunca tuvo.
La historia ha sido llevada en numerosas oportunidades al teatro; en un capítulo de los Simpsons llamado “Simpsoncalifragilisticoespialid... ¡oh! so” hacen una parodia de la película. En otro, cuando los Simpson viajan a Inglaterra, ven en el cielo de Londres a varias nanas volando con sus paraguas.
Incluso, en 2013 se estrenó Saving Mr. Banks, un filme sobre el proceso de negociación entre Walt Disney y la particular escritora. A la compañía de animación, Mary Poppins le trajo 13 nominaciones a los premios Óscar: ganaron cinco. La música fue escrita por los hermanos Richard y Robert Sherman, tan pegajosa que, una vez terminada, todo espectador de la película debe aprender a decir: supercalifragilisticoespialidoso. El impacto de la cinta ha sido tan grande que el próximo año saldrá una secuela, Mary Poppins Returns.
Es un clásico cinematográfico, apto para todo público, en el que una sabia niñera habla sobre el compromiso con la crianza de los hijos, las prioridades en un hogar y cuestiona el capitalismo. El trasfondo es una lección de fuerza, amor y coraje.