Mary Wollstonecraft fue la madre de Mary Shelly, la autora de Frankestein o el moderno Prometeo (1818).
Foto: Cortesía
Las mujeres han sido aisladas, por así decirlo. Y cuando se las ha despojado de las virtudes que visten a la humanidad, se las ha engalanado con gracias artificiales que les posibilitan ejercer una breve tiranía. Como el amor ocupa en su pecho el lugar de toda pasión más noble, su única ambición es ser hermosa para suscitar emociones en vez de inspirar respeto; y este deseo innoble, igual que el servilismo en las monarquías absolutas, destruye toda fortaleza de carácter”. Mary Wollstonecraft.
Por Mónica Acebedo
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