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Durante siglos, el papel ha sido para los artistas y los escritores el soporte por excelencia de sus trazos, memorias, bosquejos y piezas invaluables que ahora forman parte de la historia. El papel es sin duda uno de los inventos que más ha contribuido a la evolución del hombre, porque gracias a este el conocimiento ha podido ser transmitido de generación en generación. Como soporte, el papiro, inventado por los egipcios en el tercer milenio antes de Cristo, se ha conocido como el más antiguo, seguido por el pergamino, que se obtenía de la piel de cordero, ternera o cabra. Fue hasta el año 105 d. de C. que el eunuco Cai Lun, servidor del emperador en la dinastía Han, se dio cuenta de que los materiales utilizados para los manuscritos eran de compleja elaboración, por lo cual ideó un nuevo sistema para transformar estas materias en una nueva superficie, y a partir de ahí podemos hablar del papel.
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La artista Miriam Londoño, quien durante años se ha interesado justamente por los procesos de elaboración y fabricación del papel, presenta Memorias de papel, una importante muestra en el Centro de Artes de la Universidad Eafit, que reúne el trabajo que durante los últimos 15 años ha desarrollado de manera coherente con sus intereses y búsquedas formales a través de una serie de dibujos, textos, retratos, mapas e instalaciones. “La exposición comienza con las obras realizadas en 2006, que son unas cartas escritas en pulpa de papel, cartas que escribía a familiares desde la distancia. Son de carácter autobiográfico e íntimo, porque son de unos diarios. También hay obras en caligrafía en las que se abordan temas de carácter social y político”, expresa la artista.
Desde sus búsquedas formales, Miriam Londoño se ha interesado en la fabricación del papel hecho a mano, con el fin de utilizarlo no solo como soporte, sino como materia, lo cual le ha permitido elaborar poéticas piezas que juegan con los conceptos de bidimensionalidad y tridimensionalidad, hasta llegar a la ejecución de instalaciones donde el espectador es atraído tanto por la fuerza evocadora de su materialidad como por las obras transformando el espacio. La elaboración del papel ha sido una práctica que ha aprendido y rescatado de varios maestros, gracias a sus experiencias en países como Tailandia, impulsada por su necesidad de cuestionar los formatos convencionales del bastidor y del lienzo, una necesidad que también resultó de sus estudios en Europa, donde pudo acercarse a procesos más experimentales desarrollados por los artistas del Arte Povera y el movimiento Supports-surfaces. Además de ello, como una artista que ha viajado por diferentes lugares del mundo, presenta en algunas de sus obras una mirada global sobre varios problemas que aquejan a las sociedades actuales, como el desarraigo causado por el desplazamiento forzado, las migraciones y la violencia hacia las mujeres, así como la pérdida de la libertad y del sentido de identidad al pertenecer a determinada cultura.
Memorias de papel se desarrolló bajo la curaduría de Sol Astrid Giraldo, investigadora y experta en arte latinoamericano, quien destacó tres líneas contundentes de trabajo: La tierra se mueve, compuesta por imágenes de migraciones de tribus que se vinculan con una serie de mapas, donde la artista reflexiona sobre el miedo, la codicia y la violencia; Palabra de mujer, que se encuentra compuesta de caligrafía, cartas personales, libros y fotografías de mujeres víctimas, con lo que la artista se pregunta sobre la condición de ser mujer en un país como Colombia, y, finalmente, Línea negra, que reúne trabajos donde se hace una reflexión sobre las ciudades confinadas, el encierro, “el infierno aquí y ahora”, cuestionando los límites de las violencias que han sido normalizadas en nuestros días.
La exposición estará abierta al publico hasta el próximo 7 de octubre.