Mercy y las pequeñas grandes cosas, una obra sobre la verdad, la dulzura y el amor
Panamericana Editorial realiza la edición y publicación de “Mercy y las pequeñas grandes cosas”, un libro infantil que nos enseña el valor de aquellos detalles que solemos pasar por alto y que llegan a marcar una gran diferencia en la manera en la que afrontamos las dificultades de nuestra vida.
Liceth Dayana Holguín Beltrán
Dragones, princesas, castillos, hechizos y mundos en donde todo es posible... Esto es lo primero que, por lo regular, nos viene a la mente cuando hablamos de literatura infantil, cuando encontramos estantes llenos de libros para niños e ilustraciones cargadas de color y fantasía. Sin embargo, en algunas ocasiones la vida nos enseña que la cotidianidad también está llena de magia, que en los lugares más inusuales, los sitios más alejados o las páginas más inesperadas podemos encontrar historias maravillosas, y autoras que a partir de dulces abejitas zumbando te enseñan a superar los obstáculos que aparecen en el camino.
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Dragones, princesas, castillos, hechizos y mundos en donde todo es posible... Esto es lo primero que, por lo regular, nos viene a la mente cuando hablamos de literatura infantil, cuando encontramos estantes llenos de libros para niños e ilustraciones cargadas de color y fantasía. Sin embargo, en algunas ocasiones la vida nos enseña que la cotidianidad también está llena de magia, que en los lugares más inusuales, los sitios más alejados o las páginas más inesperadas podemos encontrar historias maravillosas, y autoras que a partir de dulces abejitas zumbando te enseñan a superar los obstáculos que aparecen en el camino.
Este es el caso de Bridget Krone y su libro “Mercy y las pequeñas grandes cosas”, en el cual, a través de cortos capítulos que se adaptan al nível de lectura del público infantil, se nos muestra la vida de Mercy, una niña sudafricana, quien tras la muerte de su madre y el paso por algunos hogares sustitutos, termina viviendo con Flora y Mary, sus dos tías quienes a pesar de la edad, la escasez económica y las diferentes dificultades que atraviesan buscan brindarle lo mejor de sí y de su amor, para hacer de ella no solo una buena persona, sino también una libre, valiente, crítica, pero sobre todo, feliz.
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En esta ocasión Panamericana Editorial realiza la edición y publicación de dicha obra, trayendo a nosotros la oportunidad de conocer, a través de la literatura, la llamada Ciudad de las flores, Pietermaritzburg. Un territorio ubicado en el sur del continente africano, que se convierte en la cuna de la historia y de todas las grandes enseñanzas que las ocurrencias de una pequeña de solo 11 años traen consigo, las mismas que llevan a este libro a posicionarse dentro de la lista Outstanding International Books-USBBY 2021.
Todo comienza con una excusa, una más de las tantas que acostumbraba Mercy a llevar a la escuela, las cuales trataban librarla de esas engorrosas y poco útiles actividades que, según la tía Mary, solo eran parte de un sistema que buscaba juzgar y castigar a los niños que pensaban por sí mismos, sin contar con que muchas veces las tareas fueron extrañas, por lo que para la pequeña enfrentarse completamente sola a ellas y a cosas como realizar un baile folclórico le representaban un reto abismal. El problema de esta situación radica en que, aunque la nota era genuina, la señora Pruitt desconfía de ella, por lo que solicita que esto le sea explicado a la directora, la señora Griesel; un asunto nada sencillo para alguien en una posición tan complicada y con una timidez tan grande como la de Mercy. Es allí cuando los inconvenientes comienzan a aparecer, las situaciones se complican y ante el anuncio de dar aviso y llamar a la trabajadora social nace un nuevo temor, el de ser alejada de lo que por primera vez luego de tanto tiempo puede ser llamado hogar.
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En casa los problemas tampoco eran menores, pues mientras en el cerebro de la tía flora alguna rutas se encontraban bloqueadas y todo se dificultó a raíz de ello, también debían lidiar con el deterioro de la infraestructura y un antipático contratista que buscaba demolerla. Nada parecía ir bien; la escuela, las presentaciones, el hogar, la salud estaban en una caída constante y el único soporte era el amor. Sin embargo, a partir de estos obstáculos y de una serie de acontecimientos bastante particulares, propiciados por Mercy, comenzamos a conocer verdaderamente a esta chiquita, a su gallina llamada Limón, a sus amigos, su familia, sus vivencias en el colegio, sus pasiones, su importante colección de pájaros y tantas otras pequeñas cosas que al final la hacen ser tan grande e increíble.
Además, en medio de todas estas dificultades aparece un sujeto un poco extraño, que hablaba demasiado y por momentos parecía vivir en las nubes, el señor Sing. Es él quien cambia la mirada de las cosas, quien comienza a enseñarle a Mercy el valor de su voz y la importancia de tomar acción en cada situación injusta que debe enfrentar, de dejar de lado las diferencias y ver que, por lo general, la unión sí hace la fuerza. Esto lo logra a través de sus descabelladas anécdotas y su particular manera de despertar la valentía y la curiosidad de la niña, haciendo que el resplandor existente en su corazón creciera mucho más.
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Es así como, a través de la gran capacidad narrativa de la autora, podemos llegar a identificarnos con diferentes personajes, momentos o temores. Con Nelisiwe y el rechazo que debe aguantar, con Thando y su dificultad para concentrarse, con la tía Mary y su preocupación por el futuro de la familia, con la señora Pruitt y el descubrimiento de las verdaderas pasiones, y finalmente con la protagonista de esta historia, Mercy, con sus miedos, a hablar en clase, a enfrentarse a la trabajadora social, a ser culpada o a herir a los demás. Pero también logramos ser un poco de esa niña que une a todos sus compañeros, que confronta a adultos altos e imponentes, que da lo mejor de sí, que decide que en ocasiones callar no es lo correcto y que se enfrenta a las pérdidas de sus seres amados reconociendo que siempre podrá construir de nuevo. La misma que pone por encima de todo las decisiones que su corazón le indica, para moverse a partir de lo que verdaderamente se desea.
Una historia fascinante de principio a fin, que nos permite reflexionar con los niños y por los niños. Con ellos para enseñarles el peso de esas pequeñas luces que aparecen en el camino; de ese trabajo que solo representa una pequeña puntita de la cuchara, pero que es un gran aporte para la recolección de todo un frasco de deliciosa miel; la importancia de sus derechos, las funciones de los mismos y el valor de ser siempre buenas personas. Mientras que por ellos podemos pensar en la forma en la que nos relacionamos con los pequeños que están cerca, la validez que le damos a sus opiniones, deseos y aportes, lo poco o mucho que buscamos defenderles, la infinita cantidad de cosas que deberíamos aprender de esta etapa y la manera en la que desde nuestras diferentes profesiones nos dirigimos a ellos.
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Acá tenemos frente a nosotros una de esas historias que encuentras, o que quizá te encuentran a ti en el momento más indicado, convirtiéndose en una obra que toca el corazón de quien se da la oportunidad de adentrarse verdaderamente en ella. Un libro que enseña un poco de historia y de cultura, que permite aprender de la manera menos esperada el valor de las cosas que suelen parecernos insignificantes, de los aprendizajes que pueden traer consigo las largas caminatas y las anécdotas acerca de personajes tan particulares como el gran amigo del señor Sing, Mohandas, o mejor dicho, Mahatma Gandhi, sobre las abejas o las injusticias.
Es entonces cuando las bibliotecas se siguen convirtiendo en un consuelo, la literatura en un espacio donde todos podemos ser, las páginas en lugares en los que confluyen los sueños y las historias, y las palabras en destellos de pasión, fuerza y amor, para recordarnos que la verdad no suele ser simple y que “la vida a veces es triste y a menudo aburrida. Pero siempre hay uvas en el pastel”.