Foto: Eder Leandro Rodríguez
Yo tengo muy poca memoria. Una pésima memoria, una memoria torpe. Pero en cambio todo cuanto de inolvidable ha sucedido en mi vida ha ido a grabarse, para siempre, en el corazón. Por eso yo no podría decir una fecha exacta, una hora precisa, en qué lugar y en cuáles circunstancias conocí a Álvaro Pachón de la Torre, que habría de convertirse a la vuelta de unos cuantos años —tampoco puedo precisar, ni tampoco lo quiero, si fueron diez o cinco o tres— en uno de aquellos amigos entrañables e inolvidables que entran a formar parte del tesoro...