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                                                                                                                                Milongas o Gualíes (El cajón de Santaora)

                                                                                                                                En esta entrega de la sección “El cajón de Santaora”, de Julia Díaz Santa, presentamos una historia que teje dos orillas lejanas: las milongas argentinas y los gualíes del Pacífico colombiano.

                                                                                                                                Julia Díaz Santa

                                                                                                                                Los gualíes son cantos que acompañan a los niños cuando mueren.
                                                                                                                                Foto: José Varón
                                                                                                                                PUBLICIDAD

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                                                                                                                                Tampoco sabía qué era un bandoneón, pero en el relato que cantaba la abuela notó que era una cosa que podía rezongar y también sangrar. La historia del nacimiento había empezado con un contundente: “Bruna, bruna nació María y está en la cuna” y al rato siguió con “Negra maría que abriste los ojos en carnaval”. La frase escurrida en una escalera melódica descendente, había inundado su casa de guayacán. Y con ella, la vieja voz dejó de parecer una larga fibra para volverse gruta.

                                                                                                                                PUBLICIDAD

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                                                                                                                                Read more!

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                                                                                                                                Le puede interesar: Gazir y Marithea abanderan futuro del ‘freestyle’ en Red Bull Internacional

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                                                                                                                                La niña y la vieja estaban en la orilla del río Atrato, muy lejos del país en el que nació aquella vieja canción. En su pueblo, cuando un niño se muere no se le cantan esas milongas, sino que se le obsequian gualíes. Son tonadas jubilosas en honor a su espíritu. Ellos creen que el alma del niño protegerá a la familia y por eso celebran con unas fiestas alegres, llamadas chigualos, en las que se cantan formas como esta:

                                                                                                                                “Nació la vida sobre la muerte,

                                                                                                                                parranda y zafra, guarapo y miel,

                                                                                                                                No ad for you

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                                                                                                                                llevan los negros sobre su piel”.

                                                                                                                                Le sugerimos: Angélica Mayolo: “Hay resultados importantes para mencionarle al país”

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                                                                                                                                ¡Ay qué triste fue tu destino,

                                                                                                                                ángel de mota, clavel moreno!

                                                                                                                                No ad for you

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                                                                                                                                ¡Ay qué silencio tendrá tu sueño!

                                                                                                                                Vas para el cielo, Negra María…

                                                                                                                                Llora la madre, duerme la niña. Negra… sangrarán para vos las guitarras y los violines y las angustias del bandoneón.

                                                                                                                                Te lloraremos, Negra María. Negra María cerraste los ojos en carnaval.

                                                                                                                                Le recomendamos: “Encanto”, un mundo de referencias naturales y culturales de Colombia

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                                                                                                                                Al final de la canción, la escalera melódica descendente parecía infinita. Pero cuando la abuela terminó de cantar, se quedaron calladas un buen rato. Luego, la anciana le contó a la niña que había tres tipos de gualíes: el erubín, el querubín y el ángel patón. “Si un niño se muere el mismo día que nace, es un erubín. Si nace, mama, y a los dos meses o a los dos años muere, es un ángel querubín. Y si muere hasta los diez o doce años se le llama ángel patón”.

                                                                                                                                No ad for you

                                                                                                                                También le dijo que los gualíes, a diferencia de esa milonga, son alegres porque se cree que el llanto puede detener o “encharcar” el camino de ese espíritu en ascenso. La niña estiró algunos dedos de la mano y contó sus tres años. “Si me muero ahora, seré ángel querubín”. La abuela, por su parte, imaginaba que la Negra María de la milonga era un erubín que había nacido muy lejos. Y aunque esa canción tenía versos tristes y no alegres como la mayoría de sus gualíes, le gustaba porque que narraba un viaje simétrico de vida y muerte. El día y la noche, la luz y la sombra, la tristeza y la alegría siempre le habían parecido dos caras de una misma moneda.

                                                                                                                                Los gualíes son cantos que acompañan a los niños cuando mueren.
                                                                                                                                Foto: José Varón
                                                                                                                                PUBLICIDAD

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                                                                                                                                Tampoco sabía qué era un bandoneón, pero en el relato que cantaba la abuela notó que era una cosa que podía rezongar y también sangrar. La historia del nacimiento había empezado con un contundente: “Bruna, bruna nació María y está en la cuna” y al rato siguió con “Negra maría que abriste los ojos en carnaval”. La frase escurrida en una escalera melódica descendente, había inundado su casa de guayacán. Y con ella, la vieja voz dejó de parecer una larga fibra para volverse gruta.

                                                                                                                                PUBLICIDAD

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                                                                                                                                Read more!

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                                                                                                                                Le puede interesar: Gazir y Marithea abanderan futuro del ‘freestyle’ en Red Bull Internacional

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                                                                                                                                La niña y la vieja estaban en la orilla del río Atrato, muy lejos del país en el que nació aquella vieja canción. En su pueblo, cuando un niño se muere no se le cantan esas milongas, sino que se le obsequian gualíes. Son tonadas jubilosas en honor a su espíritu. Ellos creen que el alma del niño protegerá a la familia y por eso celebran con unas fiestas alegres, llamadas chigualos, en las que se cantan formas como esta:

                                                                                                                                “Nació la vida sobre la muerte,

                                                                                                                                parranda y zafra, guarapo y miel,

                                                                                                                                No ad for you

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                                                                                                                                llevan los negros sobre su piel”.

                                                                                                                                Le sugerimos: Angélica Mayolo: “Hay resultados importantes para mencionarle al país”

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                                                                                                                                ¡Ay qué triste fue tu destino,

                                                                                                                                ángel de mota, clavel moreno!

                                                                                                                                No ad for you

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                                                                                                                                ¡Ay qué silencio tendrá tu sueño!

                                                                                                                                Vas para el cielo, Negra María…

                                                                                                                                Llora la madre, duerme la niña. Negra… sangrarán para vos las guitarras y los violines y las angustias del bandoneón.

                                                                                                                                Te lloraremos, Negra María. Negra María cerraste los ojos en carnaval.

                                                                                                                                Le recomendamos: “Encanto”, un mundo de referencias naturales y culturales de Colombia

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                                                                                                                                Al final de la canción, la escalera melódica descendente parecía infinita. Pero cuando la abuela terminó de cantar, se quedaron calladas un buen rato. Luego, la anciana le contó a la niña que había tres tipos de gualíes: el erubín, el querubín y el ángel patón. “Si un niño se muere el mismo día que nace, es un erubín. Si nace, mama, y a los dos meses o a los dos años muere, es un ángel querubín. Y si muere hasta los diez o doce años se le llama ángel patón”.

                                                                                                                                No ad for you

                                                                                                                                También le dijo que los gualíes, a diferencia de esa milonga, son alegres porque se cree que el llanto puede detener o “encharcar” el camino de ese espíritu en ascenso. La niña estiró algunos dedos de la mano y contó sus tres años. “Si me muero ahora, seré ángel querubín”. La abuela, por su parte, imaginaba que la Negra María de la milonga era un erubín que había nacido muy lejos. Y aunque esa canción tenía versos tristes y no alegres como la mayoría de sus gualíes, le gustaba porque que narraba un viaje simétrico de vida y muerte. El día y la noche, la luz y la sombra, la tristeza y la alegría siempre le habían parecido dos caras de una misma moneda.

                                                                                                                                Por Julia Díaz Santa

                                                                                                                                Ver todas las noticias
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