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“La cultura teje comunidad donde políticas del terror quieren separarnos”

A propósito de su participación en la Feria Internacional del Libro de Monterrey, la escritora Mónica Ojeda habló sobre su más reciente novela, Chamanes eléctricos en la fiesta del sol, y reflexionó sobre el papel de la cultura en la resistencia frente a la violencia y las necropolíticas.

06 de octubre de 2024 - 07:30 p. m.
La escritora ecuatoriana Mónica Ojeda posa durante una entrevista en la Ciudad de México.
La escritora ecuatoriana Mónica Ojeda posa durante una entrevista en la Ciudad de México.
Foto: EFE - Sáshenka Gutiérrez
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Frente a una sociedad apagada por la violencia y la precariedad, “¿cómo te revitalizas?”, se cuestionó la escritora ecuatoriana Mónica Ojeda al recordar la reciente visita que hizo a su país. “Con cultura”, se respondió, porque “teje comunidad donde las políticas del terror quieren individualizarnos, separarnos”.

Con esta reflexión, la autora habló en México, después de haber presentado su nueva novela “Chamanes eléctricos en la fiesta del sol” (2024) en la feria del libro de su ciudad natal, Guayaquil, y también en Quito, un lugar al que no iba desde hace nueve años.

En este breve regreso a Ecuador, admitió que le “descorazonó” ver a un Guayaquil invadido por la necropolítica de “los sicariatos”, donde a la población se le estaban arrebatando con violencia sus espacios públicos, sus necesidades básicas y su tiempo en vida. Sin embargo, le “llenó de fuerza” haber constatado que en algunas partes de su país “la cultura estaba tratando de sobrevivir a las necropolíticas estatales”.

Los espacios públicos para la cultura se estaban reduciendo, contó la joven creadora, pero las personas estaban haciendo de sus casas los refugios temporales de la cultura ecuatoriana.

“Qué cosa más política hay que esa, pese al peligro, pese al riesgo, pese a todo, se estaban haciendo actos culturales al interior, como una especie de reclamo a los espacios públicos y, también, como un gesto de hacer comunidad frente a las políticas del terror que querían encerrarnos y separarnos”, advirtió la finalista del National Book Award por “Mandíbula” (2018), en 2022.

Entonces, explicó, “pese al dolor, la pérdida y las necropolíticas, siempre hay una pulsión de vida muy fuerte, y está en la comunidad, en el arte, en la poesía, en la música, en el movimiento como creador de cosas nuevas”.

El anhelo como pulsión literaria

Como sus pares ecuatorianos, Ojeda vivió esa misma “pulsión de vida”, pero lo hizo con la escritura y a la distancia, desde que reside en España, y confesó que ese “anhelo por su tierra, por sentir algo que no tiene” le permitió escribir este último libro, publicado por Random House.

“Yo escribí este libro en 2018, cuando estaba desarraigada, estaba pasando por dolores muy intensos, y lo que me tranquilizaba era ponerme música, leer libros, asistir a recitales; era lo que me daba esperanza por la vida”, dijo la escritora sobre su novela.

Un texto catalogado como terror gótico andino donde, al igual que la autora, Noa, una de las protagonistas, busca un refugio temporal en la música de la tempestuosa geografía andina frente al destino violento de su lugar de origen: Guayaquil.

Conjurar con la palabra

En este viaje de Noa, con su amiga Nicole, al macrofestival Ruido Solar que erupciona en las faldas de los volcanes de los Andes, persistió la “geografía alucinada” de Ojeda.

Un arrebato mágico donde la escritora conjuró con la palabra para revivir cuerpos mitológicos latinoamericanos, como los Diablumas, o territorios con ecosistemas vivos que habían estado dormidos en el relato occidental contemporáneo.

“Escribir es jugar a creer en la ficción que estás construyendo para llegar a una especie de arrebato mágico; si llegas al arrebato mágico creo que te sale algo intenso, creo en la escritura como un cuerpo vivo que me hace creer”, reveló.

En esta y en su próxima obra, aseguró que seguiría creando a partir de esta “geografía alucinada”, una donde no caben las fronteras ni los géneros literarios, solo el anhelo de imaginar una “geografía que no está fracturada”.

“No me llamaría una escritora del gótico andino, solo a algunos de mis libros. Quiero que lo próximo sea en la zona insular, en las islas Galápagos, entonces me voy a ir moviendo a lo gótico tropical, a lo gótico selvático (...) Me hace bien pensar que la geografía no está fracturada, pensar a mi territorio abrazado”, sostuvo en México, donde asistió a la Feria Internacional del Libro Monterrey, en el norte del país.

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