En 2004 se construyó una réplica del Puente Viejo de Mostar. Después de once años, se volvieron a unir las orillas del río Neretva.
Foto: Getty Images
Las aguas del río Neretva son tan cristalinas que desde el Stari Most se alcanza a ver hasta la roca más profunda. Son las diecinueve horas de una tarde de verano en Mostar, Bosnia-Herzegovina. Desde el puente se escucha el llamado al iftar: la comida que ingieren los musulmanes cuando el Sol se pone durante el mes del ramadán. A la redonda hay por lo menos tres mezquitas y a lo lejos, un horizonte de montañas y verde, mucho verde. Los cantos que se emiten desde cada una de las mezquitas resuenan en un eco que decora el movimiento del río y...
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