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“MULA vive y se nutre del respeto que tenemos por la música que hacemos”

La banda bogotana lanzará su más reciente EP, “Duermevela”, el 31 de marzo bajo el sello In Correcto, del cual ya han presentado canciones como “Olimpo campeón”.

08 de marzo de 2023 - 12:00 p. m.
Santiago Botero, quien ha hecho parte de proyectos como los de Los Toscos y El Ombligo. / Valeria Castro
Santiago Botero, quien ha hecho parte de proyectos como los de Los Toscos y El Ombligo. / Valeria Castro
Foto: Valeria Castro
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¿Cómo empezó MULA?

Eso empezó en el año 2010 o 2011; la verdad, no tengo la fecha muy clara. Empezó con un proyecto que se llamaba La Libre Pecaminosa, y eso no pelechó y rápidamente se convirtió en MULA. La banda empezó por mi regreso al país, cuando decidí armar una banda con amigos, y básicamente ese es el inicio. Empecé a tocar con amigos y pasamos por diferentes formaciones, hasta que tuvimos una más estable que mantenemos desde 2013.

¿De dónde salió el nombre?

Realmente fue una idea de buscar un nombre sonoro, no fue más. Pensé en diferentes lugares para encontrar un nombre que fuera corto y recordable, que fuera chévere, para mí al menos. Y eso fue como el detonante, no tiene más misterio que eso. Algo que fuera corto, recordable, que tuviera alguna resonancia. MULA es chévere porque tiene como un lazo, dos sílabas, es sencillo, no tiene mucho misterio, tampoco busca ser un nombre complicado, ni tampoco tan crítico, de alguna manera. Eso estuvo bien por un tiempo, luego nos dimos cuenta de que hay otros proyectos musicales alrededor del mundo que también tienen ese mismo nombre. Es bien curioso, eso ha sido todo un tema. Pero no lo hemos decidido cambiar, porque no, tampoco lo vemos como problema que haya otros proyectos que se llamen igual.

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¿Cuál es la intersección que encuentran entre los géneros que interpretan como free jazz, punk y hardcore?

La música de MULA ha evolucionado con el tiempo. Realmente sonamos muy diferente a como sonábamos antes. Antes era una banda más jazzística, de alguna manera, estaba mucho más presente eso. Creo que eso ha ido cambiando poco a poco. En la medida que buscamos un sonido que sea un poco más próximo a otras estéticas como el noise, el hardcore, el punk, el pro-rock, todo ese tipo de cosas. La intersección no es muy natural en el sentido que se dan esos cruces en estos géneros, sino que juntamos la idea de tocar energéticamente, como una energía alta, creo que ahí es donde confluye el free jazz, que puede tener connotaciones que propenden al ruido, a las disonancias. Va muy bien también con la energía y el frenetismo que puede estar dado por el hardcore y el punk. Los últimos discos también tienen más influencias. Tal vez estas son las más marcadas, los sonidos que buscamos, que uno podría clasificarlos más fácilmente. También hay otras cosas subyacentes, como el metal, o en algunos casos hay cosas muy melódicas como el rock progresivo, por ejemplo. Es bien variado, pero yo me quedaría con esas tres, que últimamente priman más dentro de cómo sonamos ahora.

¿Cuál ha sido su evolución como banda?

La evolución ha tenido su proceso bien particular, no solamente dado por el beatbox, sino por la iniciativa musical. Al principio era más como una banda de jazz que quería abordar el rock de alguna manera o sonidos derivados del rock. Luego, poco a poco, hay un ejercicio por tocar más, por improvisar más, por hacer voces con texturas más densas, más disonantes, un poco más hacia el ruido, hacia esos lugares. Creo que eso empieza a pasar entre el primero y el tercer disco. El primer disco se llama De carga pesada y patada fina y era más de jazz. Luego, en Resiliente, empezamos a abordar un poco más el noise. Es ahí donde cambia un poco el sonido del proyecto. Pero ese disco está casi todo improvisado, no son canciones. Luego aparece Matasesos, que ya son canciones y hay un sonido más consolidado. Lo último que estamos haciendo es una consolidación de todo esto. Poco a poco, el sonido se va decantando cada vez más. Pienso es que es como cuando uno pone agua en un filtro, que poco a poco va bajando las gotas y hay unas cosas que se van quedando en el camino y va bajando lo que nos interesa. Es un proceso que para nosotros ha sido lento, sin afanes. Esa es otra cosa que ha marcado a MULA. Hay momentos en que la banda ha estado muy activa y en un punto paramos y luego volvemos y lo reactivamos, ya sea para tocar un concierto o hacer una grabación. Es un proyecto que poco a poco va buscando y va encontrando, y se va armando y va encontrando su propio lugar.

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¿Cómo es el proceso creativo de MULA?

Primero hay un sonido que se crea, como una composición, esa siempre la llevo yo, y luego a punta de ensayos, la música va cambiando, evolucionando, y le vamos encontrando el lugar a lo que hacemos. El proceso no tiene mucho misterio, es más o menos como cualquier otro proceso, uno se sienta a escribir la música. Ahora, que sea sencillo de escribir no quiere decir que sea sencillo, por lo general viene con sudor y lágrimas. A veces no le gusta algo a uno, lo cambia, lo quita, lo pone, entonces eso tiene su tiempo, pero creo que es un proceso muy normal realmente, no tiene misterio, tal vez lo difícil del proceso es encontrar el tiempo para el proceso.

¿Qué ha aprendido de sus años dedicados a MULA?

De este proyecto he aprendido dos cosas muy particulares. Una, como reflexión de cara a este lanzamiento que vamos a hacer, es que tengo mucha suerte de tocar con amigos, que están muy firmes con el proyecto, siendo que no está muy enmarcado en unos paradigmas de éxito, sobre todo como comercial o mainstream, por así decirlo. Es un proyecto que de lo que vive y se nutre es de la buena onda que tenemos y del respeto que hay por la música que hacemos; eso es chévere. Y lo otro es que he aprendido es a tener un poquito más de confianza en lo que hacemos. Uno siempre como que tiene un poquito de dudas; es normal. Uno no tiene certezas, hay inseguridades.

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