Muntú Bantú, el museo que cerró por amenazas de grupos armados en Quibdó
El anuncio lo hicieron por medio de su cuenta de Twitter. En un comunicado, los directivos del museo explicaron que su decisión se tomó después de varias amenazas recibidas por grupos armados. Su fundador y la ministra de Cultura, Patricia Ariza, hablaron para El Espectador sobre el cierre de este recinto, que se dedicaba a preservar y promover la historia de la diáspora africana.
Laura Camila Arévalo Domínguez
Sergio Antonio Mosquera, fundador de Muntú Bantú, dice que la decisión de cerrar el museo se había tomado desde diciembre, pero se comunicó hasta hace unos días. Que la situación en Quibdó es insostenible y que llegaron a esta conclusión para no provocar a los grupos armados que los amenazaron.
Según el portal informativo Chocó7días, en Quibdó cada día aumentan las extorsiones, robos y homicidios. “Decenas de tenderos de barrio y comerciantes han cerrado sus pequeños negocios y han emigrado a otros lugares de Colombia. Igual ha ocurrido con algunos profesionales como médicos especialistas, ingenieros y abogados”.
Como su fundador lo explicó para El Espectador, Muntú Bantú no es una entidad económica, sino académica. Según él, son el único centro en Colombia que se dedica al estudio de la diáspora africana en Colombia. Abrieron en 2009 y, desde ese momento, se han sostenido con esfuerzos propios. “Jamás hemos recibido ayuda de ningún orden ni de ninguna ONG. Nos sostenemos con esfuerzos personales, por un compromiso por dejar un legado al pueblo colombiano de esta diáspora cultural”, agregó Mosquera.
Durante la comunicación con este medio, Mosquera prefirió no mencionar el nombre del grupo armado que lo amenazaron a él y a la actual gerente del museo, María Fernanda Parra. Contó que se les exigió pagar un impuesto de guerra, y que si se negaban, debían cerrar el museo. Se decidieron por la segunda opción debido a que, primero, el recinto cultural difícilmente se sostiene con lo que recogen en taquilla (20.000 pesos por persona), pero, sobre todo, porque no se quieren sumar al sostenimiento de un conflicto con el que jamás estarían de acuerdo. De hecho, Muntú Bantú se dedica a una labor contraria: contar una historia de violencia con el fin de que nunca más se repita.
Este centro de memoria recupera documentación y materialidad de los africanos, una labor que, para su fundador, nadie había hecho (o no en los lugares que él visitó y consultó). Está convencido de que, si no se incluye a África, la historia de la humanidad quedaría incompleta, además de que, por ejemplo, entender el capitalismo mundial debe incluir la comprensión de la energía del desarrollo de aquel modelo: la esclavitud.
El museo cuenta con 1200 piezas distribuidas en nueve salas que, justamente, explican cómo se produjo, y en qué condiciones, el desplazamiento de africanos hasta Colombia como esclavos.
“Ha sido una quijotada por legar algo a la humanidad: la cultura en este país no es rentable. En el museo tenemos una línea de publicación: yo soy investigador y escritor, así que vendemos y exponemos lo que producimos, además de guiar el recorrido por el museo, que dura dos horas”, concluyó el fundador.
“No puede ser que un grupo armado para el cual la superación de la subalternidad consiste en uno de los propósitos de su lucha contribuya a que desaparezca una institución empeñada en una meta comparable. Ojalá los negociadores del proceso de paz tomen nota de este escrito y de otras voces y apoyen la proyección futura del museo Muntu-Bantu”, opinó Jaime Arocha, miembro fundador del grupo de estudios afrocolombianos de la Universidad Nacional.
Sobre el cierre, la ministra de Cultura, Patricia Ariza, dijo que era un hecho “verdaderamente lamentable” y que están en contacto con las directivas del museo para ofrecerles el apoyo que requieran. La ministra también habló con este diario sobre el cierre del recinto cultural dedicado a preservar y promover la memoria afrocolombiana en Quibdó y el resto del país:
Muntú Bantú anunció su cierre por amenazas con fines extorsivos. Dicen que las recibieron desde diciembre de 2022, ¿el ministerio ya sabía de estas amenazas? Y más allá de Muntú, ¿con qué frecuencia se están dando estas amenazas a grupos culturales en zonas de riesgo en el país?
Es un hecho verdaderamente lamentable que amenacen a cualquier persona en este país. En este caso a los líderes del museo afro Muntú bantú, un lugar de la memoria. Que sea este el momento para hacerles un reconocimiento por lo que hacen y para expresar nuestro repudio en contra de las amenazas y la extorsión que los y las obligó a cerrar. María Fernanda Parra, la gerente, se comunicó y estamos en contacto con ellos y ellas para ofrecerles la ayuda y el apoyo que necesiten. El museo nacional y los museos regionales le están comunicando al país este hecho, a todas luces repudiable. No es solo una agresión al museo, es una agresión a la cultura.
Además de su trino expresando solidaridad con la fundación y repudiando las amenazas, ¿qué está haciendo (o puede hacer) el ministerio por las personas que están al frente de la fundación para su protección y la reapertura del museo?
El Ministerio de Cultura y el Museo Nacional de Colombia estamos en conversaciones con ellos para ver qué necesitan, comunicar el hecho y convocar a la solidaridad.
Pero ¿hay algún plan de acción?
Vendrán a Bogotá dos personas del museo. Haremos una rueda de prensa y todo lo que esté a nuestro alcance para que el museo pueda reabrir sus puertas, pero garantizando la seguridad de los directivos y trabajadores. Es importante resaltar que Muntú Bantú, es una Fundación Social Afrocolombiana y un centro de Memoria, documentación y materialidades afrodiaspóricas. Trabajan desde 2009 por la recuperación, conservación y difusión de la memoria, las costumbres, la historia, la cultura y las tradiciones de las personas afrodescendientes. Es una de las instituciones más importantes del país por su dedicación a la conservación del legado cultural de las poblaciones afrodescendientes colombianas, caribeñas y latinoamericanas.
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Sergio Antonio Mosquera, fundador de Muntú Bantú, dice que la decisión de cerrar el museo se había tomado desde diciembre, pero se comunicó hasta hace unos días. Que la situación en Quibdó es insostenible y que llegaron a esta conclusión para no provocar a los grupos armados que los amenazaron.
Según el portal informativo Chocó7días, en Quibdó cada día aumentan las extorsiones, robos y homicidios. “Decenas de tenderos de barrio y comerciantes han cerrado sus pequeños negocios y han emigrado a otros lugares de Colombia. Igual ha ocurrido con algunos profesionales como médicos especialistas, ingenieros y abogados”.
Como su fundador lo explicó para El Espectador, Muntú Bantú no es una entidad económica, sino académica. Según él, son el único centro en Colombia que se dedica al estudio de la diáspora africana en Colombia. Abrieron en 2009 y, desde ese momento, se han sostenido con esfuerzos propios. “Jamás hemos recibido ayuda de ningún orden ni de ninguna ONG. Nos sostenemos con esfuerzos personales, por un compromiso por dejar un legado al pueblo colombiano de esta diáspora cultural”, agregó Mosquera.
Durante la comunicación con este medio, Mosquera prefirió no mencionar el nombre del grupo armado que lo amenazaron a él y a la actual gerente del museo, María Fernanda Parra. Contó que se les exigió pagar un impuesto de guerra, y que si se negaban, debían cerrar el museo. Se decidieron por la segunda opción debido a que, primero, el recinto cultural difícilmente se sostiene con lo que recogen en taquilla (20.000 pesos por persona), pero, sobre todo, porque no se quieren sumar al sostenimiento de un conflicto con el que jamás estarían de acuerdo. De hecho, Muntú Bantú se dedica a una labor contraria: contar una historia de violencia con el fin de que nunca más se repita.
Este centro de memoria recupera documentación y materialidad de los africanos, una labor que, para su fundador, nadie había hecho (o no en los lugares que él visitó y consultó). Está convencido de que, si no se incluye a África, la historia de la humanidad quedaría incompleta, además de que, por ejemplo, entender el capitalismo mundial debe incluir la comprensión de la energía del desarrollo de aquel modelo: la esclavitud.
El museo cuenta con 1200 piezas distribuidas en nueve salas que, justamente, explican cómo se produjo, y en qué condiciones, el desplazamiento de africanos hasta Colombia como esclavos.
“Ha sido una quijotada por legar algo a la humanidad: la cultura en este país no es rentable. En el museo tenemos una línea de publicación: yo soy investigador y escritor, así que vendemos y exponemos lo que producimos, además de guiar el recorrido por el museo, que dura dos horas”, concluyó el fundador.
“No puede ser que un grupo armado para el cual la superación de la subalternidad consiste en uno de los propósitos de su lucha contribuya a que desaparezca una institución empeñada en una meta comparable. Ojalá los negociadores del proceso de paz tomen nota de este escrito y de otras voces y apoyen la proyección futura del museo Muntu-Bantu”, opinó Jaime Arocha, miembro fundador del grupo de estudios afrocolombianos de la Universidad Nacional.
Sobre el cierre, la ministra de Cultura, Patricia Ariza, dijo que era un hecho “verdaderamente lamentable” y que están en contacto con las directivas del museo para ofrecerles el apoyo que requieran. La ministra también habló con este diario sobre el cierre del recinto cultural dedicado a preservar y promover la memoria afrocolombiana en Quibdó y el resto del país:
Muntú Bantú anunció su cierre por amenazas con fines extorsivos. Dicen que las recibieron desde diciembre de 2022, ¿el ministerio ya sabía de estas amenazas? Y más allá de Muntú, ¿con qué frecuencia se están dando estas amenazas a grupos culturales en zonas de riesgo en el país?
Es un hecho verdaderamente lamentable que amenacen a cualquier persona en este país. En este caso a los líderes del museo afro Muntú bantú, un lugar de la memoria. Que sea este el momento para hacerles un reconocimiento por lo que hacen y para expresar nuestro repudio en contra de las amenazas y la extorsión que los y las obligó a cerrar. María Fernanda Parra, la gerente, se comunicó y estamos en contacto con ellos y ellas para ofrecerles la ayuda y el apoyo que necesiten. El museo nacional y los museos regionales le están comunicando al país este hecho, a todas luces repudiable. No es solo una agresión al museo, es una agresión a la cultura.
Además de su trino expresando solidaridad con la fundación y repudiando las amenazas, ¿qué está haciendo (o puede hacer) el ministerio por las personas que están al frente de la fundación para su protección y la reapertura del museo?
El Ministerio de Cultura y el Museo Nacional de Colombia estamos en conversaciones con ellos para ver qué necesitan, comunicar el hecho y convocar a la solidaridad.
Pero ¿hay algún plan de acción?
Vendrán a Bogotá dos personas del museo. Haremos una rueda de prensa y todo lo que esté a nuestro alcance para que el museo pueda reabrir sus puertas, pero garantizando la seguridad de los directivos y trabajadores. Es importante resaltar que Muntú Bantú, es una Fundación Social Afrocolombiana y un centro de Memoria, documentación y materialidades afrodiaspóricas. Trabajan desde 2009 por la recuperación, conservación y difusión de la memoria, las costumbres, la historia, la cultura y las tradiciones de las personas afrodescendientes. Es una de las instituciones más importantes del país por su dedicación a la conservación del legado cultural de las poblaciones afrodescendientes colombianas, caribeñas y latinoamericanas.
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