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La pintora y escultora colombiana Ana Mercedes Hoyos falleció este viernes a sus 72 años en la Fundación Santa Fe. En febrero de este año Hoyos lanzó su exposición "Tres D”, centrada en la revisión de los procesos creativos de su obra, un referente de la plástica nacional y latinoamericana. (Vea: Retrospectiva de esculturas de Ana Mercedes Hoyos).
Entre muchas distinciones, Hoyos fue merecedora del primer premio en el XXVII Salón Nacional de Artistas de Colombia con la serie ‘Ventanas’. (Lea: La última entrevista de Ana Mercedes Hoyos)
En un texto biográfico, la artista se describió a sí misma ante los lectores como una trabajadora disciplinada y compenetrada “en el entorno más íntimo que comparto con mí esposo Jacques Mosseri con quien convivo hace 46 años, con Ana nuestra hija y las nietas Ana y Helena”.
Contaba Hoyos que desde joven se había interesado por visitar frecuentemente el Museo del Prado para ver las Meninas de Velázquez y siempre había estado rodeada en su casa de obras de Rómulo Rozo, Jesús María Zamora, Gonzalo Ariza y Luciano Jaramillo, quien sería su primer profesor de pintura.
Para la época, tuvo que “pelear para entrar a la universidad, primero un semestre de dibujo arquitectónico en la Javeriana Femenina (…) Con dificultad logré que me pasaran a la Facultad de Arte de la Universidad de los Andes y allí conocí a la crítica de arte Marta Traba quien influyó definitivamente en mi decisión de ser artista”.
Al respecto de su distinción en el Salón Nacional de Artistas señaló que no dudaba que “este fue un gran logro pero también un motivo de problemas y desafortunadamente el primer golpe que me dio el difícil camino del arte en Colombia donde la competencia es brutal”.
El mundo entero reconoció el trabajo de esta artista, una página entera en la revista People en 1988, una exposición en la Galería Yoshii de Nueva York en el año 1993 sobre la historia de Palenque; una conferencia sobre "Cultura y Diplomacia" en la que fue invitada por el gobierno estadounidense, entre otras cosas. Una muestra ,quizá, de la perfección con que la escultora intentó reflejar en su obra lo que ella misma definió como “la conciencia de nuestro pasado indígena, la conquista por los españoles y la llegada de los esclavos de África”, algo que señalaba “afianza mi identidad. Soy colombiana y quiero transmitirlo a través de mi trabajo”.