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Esta propuesta surge del trabajo de investigación de un estudiante de la Universidad Nacional de Colombia (UNAL) Sede Medellín, que busca incentivar el disfrute de 126 piezas e intervenciones artísticas públicas ubicadas en 13 lugares del centro histórico de la ciudad y que son tesoros en el corazón del caos citadino.
La soledad de la pandemia por COVID-19 le permitió al antropólogo Nicolás Diazgranados Berrío, candidato a magíster en Estudios Urbano - Regionales de la UNAL, redescubrir el museo abierto que adorna el corazón de esta selva de cemento, árboles y montañas de la capital de Antioquia. De esos viajes en su “caballito de acero” surgieron las ideas que plasmó en su trabajo de investigación Arte público en dos calles del centro de Medellín: un museo en bicicleta (1995-2020).
Precisamente en su estudio indagó sobre cuáles son los servicios ecosistémicos, culturales vinculados al arte de dicho sector, su aporte simbólico, histórico y estético, además de los distintos usos dados por las personas.
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Lo anterior se insertó en un análisis del arte que llegó a esta zona en un contexto espacio-temporal, entre 1995 y 2020, lo que le permitió caracterizar las piezas de arte y las intervenciones artísticas ubicadas allí y validar su interés cultural con distintos grupos de interés.
El tramo elevado del Metro de Medellín en sentido norte-sur pasa por 8 los barrios de la Comuna 10: Jesús Nazareno, Prado, Estación Villa, Villa Nueva, La Candelaria, Guayaquil, Calle Nueva y Perpetuo Socorro, los cuales están conectados por los ejes viales Bolívar y Maturín, que cuentan con espacios públicos de uso mixto: residencial, comercial y de servicios, detalla la tesis.
El nuevo “ciclismo interpretativo”
Para la metodología, el estudiante plantea una nueva práctica que denominó “ciclismo interpretativo”, la cual consiste en realizar ejercicios de observación etnográfica y metódica del espacio urbano montando en bicicleta.
“Combinar la actividad de pasearse en bicicleta por entornos urbanos con la observación analítica de obras de arte ofrece una oportunidad de ampliar el núcleo de personas que disfrutan el arte público y ocupan los escenarios que lo albergan, contribuyendo a identificar lugares y a su puesta en valor, así como los objetos artísticos ubicados en ellos”, explica.
Amplía que “esta metodología está en proceso de consolidación, hay un artículo científico en desarrollo que explica cómo es, pero tiene el potencial de convertirse en una actividad recreativa y educativa de poder ir a dar una vuelta y mirar obras de arte. Este corredor tiene un especial potencial en ese sentido, por la densidad de las obras de arte que tiene por kilómetro cuadrado”.
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Durante su observación como biciusuario, el magíster identificó 13 sitios de interés: cinco lugares de tránsito como los ejes viales y ocho de estancias como parques y plazas. Estos espacios albergan 126 objetos de arte: 57 murales en acrílico o arte callejero, 33 esculturas, 28 grafitis, tres murales de baldosín, dos mosaicos, un mural al fresco con un retrato sobre lámina de latón y 1 collage de fotografía.
Según los resultados de talleres con expertos y la comunidad, los objetos de arte público más reconocidos del centro histórico de Medellín son las obras:
- Nuestra señora de Guadalupe.
- Mural sin título, de Titania.
- Resistir.
- Cacique Nutibara.
- Venus dormida.
- Eva.
- Adán.
- Historia del desarrollo económico e industrial del departamento de Antioquia, mural de Pedro Nel Gómez.
- Rodillos quimbayas.
- La estatua de Pedro Justo Berrío.
- Desafío de la raza.
- Torso femenino, escultura de Fernando Botero.
- Corona del aire.
- Dios Mercurio.
- Color piel.
- Virgen de la montaña.
- Zarigüeya.
¿Pero qué beneficios tienen? Los servicios ecosistémicos son aquellos de la naturaleza que traen a un contexto urbano espacios verdes como parques, humedales y reservas, muy diferentes de los espacios duros o de cemento.
“Con esta investigación me di cuenta de que el concepto se podía ampliar, incluyendo el espacio construido, porque este también ofrece servicios ecosistémicos, especialmente culturales. Sus beneficios se dan en términos de apreciación estética; inspiración para el diseño y el arte; servicios espirituales, etc. Este fue un aporte interesante del trabajo de grado”, señala el antropólogo social.
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El arte público como activo cultural de la ciudad
“Otro hallazgo de la investigación detalla que en los listados de Bienes de Interés Cultural del Ministerio de Cultura y del Plan de Ordenamiento Territorial de Medellín (POT) no se incluyen obras de arte público, solo hay bienes inmuebles como viviendas, estructura administrativa y obras de ingeniería, pero no se consideran las obras de arte, las antigüedades, y los muebles, entre otros, cuando estas obras de arte público también entran en la categoría de bienes muebles”, señala el antropólogo.
Esta es una de las razones por las que la investigación proyecta la intervención de este espacio a través del Museo en Bicicleta, inspirado en el concepto de “museos sin edificios”.
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“La propuesta busca potenciar el uso cultural de los lugares asociados con el arte público, considerando que los datos obtenidos se pueden utilizar para adelantar una curaduría y los objetos están integrados a una infraestructura ya existente. El museo no requiere ni un solo ladrillo para su construcción, y los usuarios no necesitan gastar una sola gota de gasolina durante el recorrido”, señala.
Ambos recorridos del Museo en Bicicleta están pensados de norte a sur. El primero va desde la glorieta de la estación Hospital del Metro hasta el Parque Berrio, incluyendo la Plazuela Nutibara, la Plaza de las Esculturas, el Pasaje de los Murales y los Bajos del Metro. El segundo recorrido inicia en la Plazuela de la estación San Antonio del Metro hasta la plazuela de la estación Cisneros y a lo largo del eje de Maturín; se dirige por Bolívar (carrera 51) hacia el norte hasta la desembocadura del sistema vial del río al sur.