24 de marzo de 2025 - 09:00 a. m.

Entre adecuaciones y recortes: el panorama del Museo Nacional de Colombia

El año arrancó con la salida de varios contratistas. Entre los que se quedaron, había incertidumbre por el mantenimiento de sus condiciones en el marco de la definición de una nueva ESAL que manejara los recursos de la institución. Todo esto en medio de un complejo proceso de adecuación y renovación de infraestructura. Esto es lo que está pasando con uno de los brazos claves de la cultura en el país.

Santiago Gómez Cubillos

Santiago Gómez Cubillos

Periodista de El Magazín cultural
El Museo Nacional adelanta dos procesos de adecuación de infraestructura: por un lado están los de la sala temporal y la rotonda; por otro, las renovaciones de las salas del tercer piso, que requieren todo un plan museológico.
El Museo Nacional adelanta dos procesos de adecuación de infraestructura: por un lado están los de la sala temporal y la rotonda; por otro, las renovaciones de las salas del tercer piso, que requieren todo un plan museológico.
Foto: Gustavo Torrijos Zuluaga
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A principios de este año, el Gobierno nacional anunció que bajaría el presupuesto del Ministerio de las Culturas, las Artes y los Saberes en un 18 % con respecto a 2024. Es decir, que pasaría de $1,32 a $1,09 billones, por lo que todas las entidades adscritas a esta cartera tendrían que ajustar sus planes para este año, entre ellas, el Museo Nacional de Colombia. La noticia de esta disminución lo afectó en varios frentes, pero hoy abordaremos dos: el mantenimiento de los contratos con algunos de sus empleados y el desarrollo de obras de adecuación y renovación del antiguo panóptico.

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El Museo Nacional adelanta dos procesos de adecuación de infraestructura: por un lado están los de la sala temporal y la rotonda; por otro, las renovaciones de las salas del tercer piso, que requieren todo un plan museológico.
Foto: Gustavo Torrijos Zuluaga
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A principios de este año, el Gobierno nacional anunció que bajaría el presupuesto del Ministerio de las Culturas, las Artes y los Saberes en un 18 % con respecto a 2024. Es decir, que pasaría de $1,32 a $1,09 billones, por lo que todas las entidades adscritas a esta cartera tendrían que ajustar sus planes para este año, entre ellas, el Museo Nacional de Colombia. La noticia de esta disminución lo afectó en varios frentes, pero hoy abordaremos dos: el mantenimiento de los contratos con algunos de sus empleados y el desarrollo de obras de adecuación y renovación del antiguo panóptico.

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Con respecto al primer punto, el arranque de 2025 implicó una reducción significativa de los equipos de trabajo con los que contaba el Museo. A algunos simplemente se les dijo que no continuarían en sus cargos, mientras que a otros se les ofreció la posibilidad de mantenerlos, pero con una reducción significativa de sus honorarios. “No estamos hablando de $300.000, sino de personas a las que les iban a pagar la mitad a cambio de que solo trabajaran medio tiempo, a pesar de que, en teoría, eso no aplica a contratos de prestación de servicios porque a uno le pagan por entregar unos productos, no por cumplir un horario”, explicó “Mariana”, una excontratista que compartió su testimonio con este diario, pero prefirió no revelar su verdadero nombre.

Elena Salazar, otra excontratista que salió de la institución debido a los recortes, explicó que las especulaciones comenzaron en diciembre pasado. “Ese mes nos dijeron que le iban a quitar el 18 % del presupuesto al Museo, que ya era un golpe duro. Pero después dijeron que sería el 40 % y ahí yo decía: ‘¿Cómo va a funcionar esto sin el 40 % de sus recursos?’. Al final creo que era más una estrategia del terror para decirnos que había que constreñirnos lo más que se pudiera —porque incluso hubo un momento en el que nos dijeron que íbamos a funcionar solo con el 30 % del presupuesto del año pasado— para que después pudieran decir que no era tan grave”, afirmó.

Las directivas confirmaron que el presupuesto asignado para el 2025 quedó en $ 14.741’910.577, pero que no son solo para el mantenimiento del Museo Nacional, ubicado en Bogotá, sino que se utilizan también para otros 12 museos en siete departamentos del país. Estos dependen directamente de esta institución, como lo establece la Ley General de Cultura (Ley 397 de 1997) en su Artículo 49.

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A esto se le suma otro factor que es necesario destacar por la relevancia que cobrará en los próximos meses. Resulta que gran parte de los recursos del Museo Nacional no son manejados directamente por la institución, sino por una entidad sin ánimo de lucro (ESAL) que es designada mediante un proceso de licitación. “A diferencia de otras entidades del Estado que son completamente autónomas, el Museo Nacional no tiene personería jurídica. Eso quiere decir que nosotros no podemos tener contratistas vinculados directamente con la institución, sino que deben estarlo a través del Ministerio de las Culturas o, como pasa con la gran mayoría, de la ESAL”, explicó Andrés Góngora, curador de etnografía del Museo Nacional.

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En abril de 2024, ese contrato se le adjudicó a la Corporación de Desarrollo Social Élite (Corpoelite), después de un turbulento proceso que incluyó la salida del entonces director, William López. Ahora, el problema es que los contratos de los funcionarios que están vinculados a través de esa ESAL van hasta finales de este mes, pues se abrirá un nuevo proceso para definir cuál será la entidad que continuará con esta tarea, lo que, sumado a los recortes de principio de año, ha generado incertidumbre entre los que aún están vinculados al Museo.

“A las personas que se quedaron les hicieron un contrato que va hasta la semana que viene. Después de eso, como el proceso de licitación está corriendo, se espera que en abril salgan nuevos contratos que van a ir hasta junio y después de eso sí salen los que van hasta diciembre”, que son los que irían con la nueva ESAL, según explicó Mariana. “Hay personas que me han dicho: ‘Esto es una locura porque en un solo año voy a tener tres contratos distintos’. (...) Además, no es solo por la gente, sino que de esa contratación depende el desarrollo de proyectos expositivos como ‘Bicentenario’ —que debió salir hace tiempo porque el Museo ya tiene 202 años— y ‘Caminos de agua’, pero ¿cómo se van a ejecutar estas dos grandes exposiciones sin recursos?”, agregó.

La directora del Museo Nacional, Liliana Angulo, estaba incapacitada durante la reportería de este artículo, por lo que fue la subdirectora, Marisol Arango, quien respondió a estos cuestionamientos y explicó qué pasará con los contratos de los funcionarios de la institución. “Sí, tuvimos que hacer una reducción de equipos y fue bastante importante, pero eso no significa que no tengamos a las personas que necesitamos”, dijo la funcionaria. Además, aseveró que “no va a haber modificaciones en los honorarios del 2024 al 2025” y que espera que los contratos con la nueva ESAL comiencen en julio de este año. “La situación nos obligó a priorizar algunos proyectos, pero sin dejar de prestar el servicio y de hacer exposiciones de calidad. (...) [Por ejemplo,] ya están listos para exhibir ‘Bicentenario’ y ‘Caminos de agua’, pero también hemos avanzado en otros proyectos, como la conmemoración de los 500 años de Santa Marta y el Museo Afro en Cali”, agregó Arango.

Marisol Arango es la subdirectora del Museo Nacional de Colombia. Actualmente reemplaza a la directora, Liliana Angulo, debido a una incapacidad.
Foto: Gustavo Torrijos Zuluaga

La conclusión de las directivas fue que la reducción del presupuesto, si bien mantenía al Museo mejor que en gobiernos anteriores, desató un reajuste necesario en la cantidad de contratistas. “Entendemos que cuando empieza a variar el universo de seres humanos vinculados a los proyectos se empiezan a generar angustias, pero es que si hay menos presupuesto también hay menos productos que atender, ergo, se necesita menos músculo para satisfacerlos. Es parte de la vida organizacional”, afirmó María Paola Rodríguez, curadora de Historia del Museo Nacional.

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Ahora, con respecto al nuevo proceso de licitación, también confirmaron que ya se está adelantando la gestión para poder evitar los problemas que hubo el año pasado. Queda esperar cómo se moverá este tema el próximo mes.

Las salas cerradas

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El otro asunto que ha estado sobre la mesa en este análisis del estado del Museo es el de las salas cerradas. Desde el 17 de octubre de 2024, con lo primero que se han encontrado los visitantes del Museo Nacional es con un gran muro rosa con un letrero que dice “Reparaciones en el Museo”. La que antes era la Sala de Exposiciones Temporales ha estado cerrada desde entonces debido a obras de adecuación. “Estas reparaciones físicas surgen de la necesidad de contar con lugares que cumplan con los estándares idóneos para cuidar la diversidad de representaciones, prácticas y expresiones de los pueblos colombianos, así como otras propuestas expositivas de pertinencia regional y global”, explicó el Museo en un texto puesto en el mismo muro.

Además, dos de las salas del tercer piso siguen inhabilitadas y no se puede acceder a la única que sí está en funcionamiento, la 15, debido a las obras de la rotonda, que es el espacio por el que se entra a todas ellas. “Sé que han llegado quejas, sobre todo de los extranjeros que pagan US$10 por entrar y solo se encuentran con dos pisos de museo”, afirmó Mariana.

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Este es uno de los temas que tocó el informe “Logros 2024”, donde la institución detalló que ese año empezó la ejecución de un contrato de $600’000.000 destinado a “infraestructura de los museos del Ministerio de las Culturas, incluyendo al Museo Nacional de Colombia”. En ese mismo documento aclararon que se han invertido $89’933.024 en la reparación de la Sala 16 y $40’289.415 en el proceso de optimización de la Sala Temporal, que incluyó “estudios de diagnóstico en bioclimática, circuito cerrado de televisión y levantamiento de cubierta”.

Esta es la rotonda del tercer piso que da acceso a las salas 15, 16 y 17. Según la directora (E), Marisol Arango, se espera que esta obra termine esta semana.
Foto: Gustavo Torrijos Zuluaga
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Ahora bien, es necesario detenerse en este punto: aunque parece que se trata de un mismo proceso de intervención, no es así. Según explicó el equipo directivo, por un lado están las obras de adecuación de infraestructura y, por el otro, están las del proyecto de renovación del Museo Nacional. En las primeras se agrupan los trabajos que se están adelantando en la Sala Temporal, así como las obras que se están haciendo en la rotonda y algunos de los baños. Mientras que, en las segundas, se agrupa el montaje de las dos salas pendientes del tercer piso: la 16 y la 17.

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La diferencia clave entre estos dos procesos es que mientras uno apunta a solventar problemas de las condiciones del edificio —como de humedad y goteras que pueden poner en riesgo a las obras expuestas—, el otro se enfoca en el desarrollo de una narrativa museológica para las salas permanentes del tercer piso. Sobre las primeras, el año pasado con la subida del presupuesto de la cultura, el Museo aprovechó para empezar con estas obras de adecuación, que estaban pendientes desde hace mucho tiempo e incluso habían causado problemas con algunas de las exposiciones que se habían hecho en la Sala Temporal. Por ejemplo, “cuando estaban desmontando ‘Nación Hip Hop’ [en abril de 2023] hubo una gotera que se filtró y dañó una chaqueta”, según relató Mariana. La sala ya no era el espacio idóneo para mantener obras, así que decidieron cerrarla e invertir en su adecuación.

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“Cuando le adjudicaron el presupuesto en octubre y cerraron esa sala, lo que pasó fue que empezaron a encontrar más cosas que había que reparar, entonces eso retrasó todo. (...) Lo que hizo el Museo entonces fue que, mientras se solucionaba todo el problema, generó un espacio de conversación sobre decolonialidad, antirracismo y todos estos planteamientos que están en esta visión de museo que se está construyendo”, comentó Salazar. Este es un punto que resaltaron las directivas del Museo, quienes creían que no se podían quedar quietos ante la falta de espacios para obras de arte.

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“En una nación con tan pocos museos uno no se puede dar el lujo de decir: ‘¿Sabe qué? Tengo que cerrar. Nos vemos en cinco años’, porque esos son cortes de ciudadanos que se pierden la oportunidad de disfrutarlo. (...) Ahora, nuestra responsabilidad también es comunicarle a la gente por qué esas puertas están cerradas y decirles que, mientras eso es así, hay muchas otras maneras en las que estamos trabajando para que ellos puedan ejercer sus derechos al usufructo cultural y a la apropiación del patrimonio”, afirmó Rodríguez.

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Con respecto a las obras del tercer piso: se trata del montaje de nuevas exposiciones permanentes, por lo que se requiere toda una planeación museológica. Para la sala 16, Arango afirmó que ya tienen todo el plan y espera que esté lista para el próximo año. La sala 17, que albergará la exposición “Fuerza, fe y sustancia”, estaba proyectada para abrir en diciembre del año pasado, pero el proceso se atrasó debido a un pilotaje que se hizo con las comunidades que obligó a ajustar la narrativa. “Es un tema muy sensible el de esa sala porque busca mostrar cómo entre todos concebimos la espiritualidad de la nación”, comentó la directora (E).

Así las cosas, al museo más antiguo de Colombia le esperan unos meses en los que las prioridades serán definir la nueva ESAL y la apertura parcial del tercer piso.

Santiago Gómez Cubillos

Por Santiago Gómez Cubillos

Periodista apasionado por los libros y la música. En El Magazín Cultural se especializa en el manejo de temas sobre literatura.@SantiagoGomez98sgomez@elespectador.com
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