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Alejandro Zuleta reside en Nueva York desde 2010, cuando viajó a estudiar una maestría en jazz. Ha tenido la fortuna de poder trabajar en lo que le apasiona, que es la música, como creador de sonido, compositor y director. El próximo 31 de marzo se estrena su obra Oratorio Panhispánico, en la catedral de Saint Joseph, en Brooklyn, que aglutina los caminos que ha recorrido en su trayectoria artística.
“En esta composición, la pasión de Cristo sirve como un espejo de nuestras propias identidades personales como migrantes, inmigrantes, hijos, hijas y nietos de inmigrantes, tanto en las formas maravillosas y únicas en que compartimos, celebramos y mezclamos nuestras culturas, como en la angustia que las acompaña”, señala su autor.
La producción de Oratorio Panhispánico es totalmente escenificada, está dirigida por Daniel Irizarry e incluirá a 12 cantantes y una banda de 11 piezas que combina instrumentos clásicos y tradicionales latinoamericanos.
La obra fue compuesta en español usando la estructura poética de las décimas como base para el texto. La música corresponde a una mezcla de sonidos clásicos contemporáneos y diversas tradiciones folclóricas de Hispanoamérica. La pieza tiene ritmos y géneros de América Latina como la zamba y el huapango mexicano. De igual manera, forman parte de esta obra multicultural ritmos como el currulao, la guabina y el joropo de Colombia, la cueca chilena, el son cubano, landó, festejo y vals peruanos.
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Origen, tradición y formación
“Vengo de una familia de músicos con un legado importante para el género vallenato en nuestro país. Mi bisabuelo era Emiliano Zuleta, compositor de ‘La gota fría’ y mi padre, Emiro Zuleta, compositor también de música vallenata. Por supuesto esto ha ejercido una gran influencia sobre mi carrera. Me he dedicado a la música toda mi vida y he tenido el privilegio de interpretar diversos géneros musicales, desde el vallenato, mi herencia, hasta lo que hago ahora, música barroca y sagrada”, explica Alejandro Zuleta.
Para él vivir fuera del país ha sido una experiencia gratificante en el plano profesional y musical. Aunque extraña muchas cosas de su tierra natal, al igual que su esposa Ana María Gaviria, ambos se sienten satisfechos de tener un buen asentamiento en Nueva York y en particular por haber podido dedicarse a lo que les entusiasma.
Las diferentes escalas de esta aventura profesional incluyen trabajo como organista en la iglesia luterana Trinity. “Soy pianista y tuve que aprender a tocar el órgano y fue así como empecé a enamorarme de este estilo musical. Aquí me di cuenta de que quería dedicar el resto de mi carrera al repertorio vocal y coral. Desde entonces, he escrito varias piezas corales contemporáneas y arreglos corales”.
En 2017 un amigo lo recomendó para dirigir una obra musical navideña tipo Broadway con una comunidad religiosa en Brooklyn, y se presentó la oportunidad de ser el organista de la Catedral. Actualmente dirige el coro y un programa muy grande denominado Music at Co-Cath (MACC), que ofrece cinco conciertos profesionales al año. De manera simultánea realizan proyectos con niños y jóvenes.
En este momento Zuleta está preparando su tesis doctoral en Dirección Coral en la Manhattan School of Music. Pronto se incorporará como director asociado de la producción Search for Spring, que se presentará en el Lincoln Center en mayo.
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¿Cuáles son las actividades del Music at Co-Cath y la importancia de la música sacra para promover un mayor acceso y un mundo más amable, como usted define su actividad?
Aunque el ministerio de música en la Co-Cathedral of St. Joseph ha coexistido con la historia de la catedral, fue en 2020 cuando Music at Co-Cath (MACC) comenzó a formarse. Como resultado del cierre por la pandemia, las misas dominicales y diarias se televisaron a través de NetTV desde la Concatedral a todo Brooklyn y Queens para que las personas pudieran “asistir” a las ceremonias desde sus hogares. Monseñor Keiran Harrington, el rector de la parroquia en ese momento, decidió incluir también música durante estas ceremonias.
Con el fin de servir a toda la Diócesis de Brooklyn y Queens, la iglesia ofreció ocho misas al día en ocho idiomas (inglés, español, criollo, italiano, polaco, mandarín, coreano e igbo) y los músicos de la Concatedral elevaron la liturgia.
Imaginemos un espacio impresionante que puede albergar hasta 1.500 personas prácticamente vacío con la presencia de un sacerdote, un cantante y un organista. La comunidad empezó a conocer a los cantores y organistas desde sus casas, y finalmente pudo asistir a la catedral y pudimos conocernos personalmente.
Cuando di un recital de dirección doctoral, que fue televisado, estas comunidades pudieron ver un lado diferente de nuestra maestría musical. Así nació MACC. Trabajamos para curar cuidadosamente la programación y buscamos que la liturgia musical sea multicultural e inspiradora para la creación de un mundo más amable y generoso.
El MACC permite lograr experiencias sagradas accesibles que buscan un mundo más amable. En Music at Co-Cath, elevamos la liturgia a través de música sagrada enriquecida por diversas culturas que nos inspira a desarrollar el Concierto Plus. Creemos que estas experiencias nos levantan el ánimo y contribuyen a la creación de un mundo mejor. Trabajamos dentro de nuestra comunidad de Prospect Heights y nos apasiona lograr que lo que hacemos esté disponible para un público amplio.
Con los Conciertos Plus buscamos dar vida a la música sacra vocal a través del movimiento y la acción para contar estas historias de una manera más personal. Esperamos que esto ayude al público a establecer conexiones nuevas y significativas con esta forma de arte.
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¿Qué busca con esta experimentación artística?
Escribí este oratorio como una forma de resistir la consolidación de estereotipos sesgados sobre la raza y la identidad. Espero lograr esto utilizando el material para explorar las realidades contradictorias que emanan de la migración humana. Por un lado, la migración hace posible la creación de nuevas y únicas expresiones de cultura, riqueza y belleza. Estas expresiones solo son posibles en el choque milagroso de diversas identidades culturales.
Por otro lado, está la angustia que surge al ser visto a través de estereotipos sesgados y tratado como “el otro” u “otroizado”. Esto trae aislamiento, injusticia, abuso, sufrimiento y dolor. Finalmente, están los sueños rotos y las vidas interrumpidas de los migrantes perdidos en el camino. En este oratorio, la música y la historia retratan esta contradicción.
La música es una fusión única entre la tradición del oratorio de la pasión barroca y la profundidad cultural de la música folclórica latinoamericana. La historia nos confronta con una historia atemporal de persecución, traición, abuso, crueldad, injusticia, sufrimiento y muerte. El escenario es una reunión ficticia de migrantes a lo largo de la frontera de México y los Estados Unidos. Este encuentro hace posible la existencia de este Oratorio Panhispánico. Estos son nuestros nombres, estas son nuestras voces, esta es nuestra música y esta es nuestra historia.
El estreno de la obra se realizará el 31 de marzo y el 1.° de abril en la catedral de St. Joseph en Nueva York.