“Nada importa tanto”, el nuevo lema de vida de Camila Zuluaga
Luego de cuatro meses y medio de licencia de maternidad, regresa a partir de hoy a los micrófonos de “Mañanas Blu 10:30″, en Blu Radio.
Danelys Vega Cardozo
Mencionaba antes que la licencia de maternidad le permitió revaluar ciertas cosas. ¿Cuáles fueron?
Que realmente nada importa tanto. A mí me pasaba que me apasionaba un montón por los escándalos de corrupción, cuando veía a algún funcionario que estaba haciendo cosas que no eran de las dinámicas políticas. Es un rasgo común de mi personalidad ser apasionada, intensa e incisiva. Ahora que soy mamá, digo: “Tal vez no vale la pena”. Yo voy a seguir haciendo mi trabajo con toda la pasión del mundo, pero no sé si valga la pena sacrificar esa salud personal, esa intensidad que te genera lo que pasa en la realidad nacional, cuando lo que haga no lo va a cambiar.
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Pasemos a otro tema. Las redes sociales están llenas de muchas voces en busca de ser escuchadas. Nosotros mismos les hemos dado la relevancia que tienen en la actualidad. ¿Cómo la necesidad de validación de los seres humanos ha influido en eso?
Pues esa necesidad de validación de los seres humanos ha influido en que muchas veces difundamos información que no es veraz y que busca cancelar a otros, lo que muchas veces es injusto. La cantidad de retweets, de likes, la cantidad de veces que se comparte una información está siendo el parámetro sobre cuáles son las narrativas que se imponen y eso es muy peligroso, porque las que se imponen por lo general son aquellas que polarizan y apelan a la emocionalidad. Entonces, cuando son esas las narrativas que predominan, es cuando terminamos deshumanizando, cancelando o autocensurando.
Hablemos de un fenómeno actual que ocurre en las llamadas democracias y que, de hecho, termina afectándolas: la personalización de la política. ¿Por qué cree que hoy el votante se siente más atraído por el candidato y lo que representa que por los partidos?
Uy, no sabría decir por qué se siente más atraído por los candidatos que por los partidos… Tal vez porque estos últimos se encuentran, en cierta medida, en crisis y todo este fenómeno ha generado que la gente prefiera sentirse más identificada con ciertos personajes que con las propias instituciones. Los partidos políticos son instituciones que no generan emociones, que simplemente aglutinan en torno a ideas (estoy hablando de partidos serios a nivel mundial, no solo me refiero al caso colombiano). La emocionalidad y las redes sociales han jugado un papel muy importante, porque entramos en el fenómeno caudillista, populista, y creo que obedece a las dinámicas de la modernidad, de esta época, en donde internet nos hace vulnerables a caer en esos personalismos más que en el respaldo a las instituciones.
¿Y cómo recuperar la confianza en las instituciones? Pareciera que cada día, en vez de mejorar, empeora.
Yo no tengo la respuesta, pero esa es la razón por la cual he tenido esta obsesión, desde que estaba estudiando, con el tema de la desinformación y por eso mismo fue que creamos el proyecto Dip (Detox Information Project), porque también se genera confianza en el país y hacia los otros cuando eres menos vulnerable a caer en noticias falsas. De hecho, dentro de la investigación encontramos que la desconfianza es una de las características que tenemos los colombianos y que nos hace más vulnerables a caer en desinformación. Todos los seres humanos tenemos ciertas características; 20 a 25 se relacionan con noticias falsas y polarización, y nosotros encontramos que en Colombia tenemos cuatro características que predominantemente nos hacen ser vulnerables y una de esas es ser desconfiados. Cuando tú no confías en los otros eres más vulnerable a creer en noticias que no son ciertas.
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Sobre la emocionalidad y el fenómeno populista: ¿en qué medida la meta y el beneficio propio como fin último juegan un papel determinante en, por ejemplo, apelar a las emociones como técnica de manipulación, hablando de temas electorales?
Puede ser que el hecho de que los seres humanos velen primero por sus propios intereses más que por el beneficio de la sociedad en general hace que se apele a la emocionalidad principalmente para poder validar sus propios intereses, y lo vimos en la elección reciente. De hecho, no sé si tú te acuerdas de que algunos congresistas muy pilos, jóvenes, se quejaban de eso: que tal vez como ellos no apelaron a esa emocionalidad, a esa división, y no encontraron un enemigo, por eso se quemaron; no es la única razón claramente, pero sí decían que aquellos que sí ganaron y llegaron al Congreso les dijeron: “Hermanos, esto no es así, esto es encontrando enemigo público y apelando a la rabia de la gente, porque si no, no se llega al Congreso”.
Lo que también habla muy mal de nosotros…
De acuerdo.
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Mencionaba antes que la licencia de maternidad le permitió revaluar ciertas cosas. ¿Cuáles fueron?
Que realmente nada importa tanto. A mí me pasaba que me apasionaba un montón por los escándalos de corrupción, cuando veía a algún funcionario que estaba haciendo cosas que no eran de las dinámicas políticas. Es un rasgo común de mi personalidad ser apasionada, intensa e incisiva. Ahora que soy mamá, digo: “Tal vez no vale la pena”. Yo voy a seguir haciendo mi trabajo con toda la pasión del mundo, pero no sé si valga la pena sacrificar esa salud personal, esa intensidad que te genera lo que pasa en la realidad nacional, cuando lo que haga no lo va a cambiar.
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Pasemos a otro tema. Las redes sociales están llenas de muchas voces en busca de ser escuchadas. Nosotros mismos les hemos dado la relevancia que tienen en la actualidad. ¿Cómo la necesidad de validación de los seres humanos ha influido en eso?
Pues esa necesidad de validación de los seres humanos ha influido en que muchas veces difundamos información que no es veraz y que busca cancelar a otros, lo que muchas veces es injusto. La cantidad de retweets, de likes, la cantidad de veces que se comparte una información está siendo el parámetro sobre cuáles son las narrativas que se imponen y eso es muy peligroso, porque las que se imponen por lo general son aquellas que polarizan y apelan a la emocionalidad. Entonces, cuando son esas las narrativas que predominan, es cuando terminamos deshumanizando, cancelando o autocensurando.
Hablemos de un fenómeno actual que ocurre en las llamadas democracias y que, de hecho, termina afectándolas: la personalización de la política. ¿Por qué cree que hoy el votante se siente más atraído por el candidato y lo que representa que por los partidos?
Uy, no sabría decir por qué se siente más atraído por los candidatos que por los partidos… Tal vez porque estos últimos se encuentran, en cierta medida, en crisis y todo este fenómeno ha generado que la gente prefiera sentirse más identificada con ciertos personajes que con las propias instituciones. Los partidos políticos son instituciones que no generan emociones, que simplemente aglutinan en torno a ideas (estoy hablando de partidos serios a nivel mundial, no solo me refiero al caso colombiano). La emocionalidad y las redes sociales han jugado un papel muy importante, porque entramos en el fenómeno caudillista, populista, y creo que obedece a las dinámicas de la modernidad, de esta época, en donde internet nos hace vulnerables a caer en esos personalismos más que en el respaldo a las instituciones.
¿Y cómo recuperar la confianza en las instituciones? Pareciera que cada día, en vez de mejorar, empeora.
Yo no tengo la respuesta, pero esa es la razón por la cual he tenido esta obsesión, desde que estaba estudiando, con el tema de la desinformación y por eso mismo fue que creamos el proyecto Dip (Detox Information Project), porque también se genera confianza en el país y hacia los otros cuando eres menos vulnerable a caer en noticias falsas. De hecho, dentro de la investigación encontramos que la desconfianza es una de las características que tenemos los colombianos y que nos hace más vulnerables a caer en desinformación. Todos los seres humanos tenemos ciertas características; 20 a 25 se relacionan con noticias falsas y polarización, y nosotros encontramos que en Colombia tenemos cuatro características que predominantemente nos hacen ser vulnerables y una de esas es ser desconfiados. Cuando tú no confías en los otros eres más vulnerable a creer en noticias que no son ciertas.
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Sobre la emocionalidad y el fenómeno populista: ¿en qué medida la meta y el beneficio propio como fin último juegan un papel determinante en, por ejemplo, apelar a las emociones como técnica de manipulación, hablando de temas electorales?
Puede ser que el hecho de que los seres humanos velen primero por sus propios intereses más que por el beneficio de la sociedad en general hace que se apele a la emocionalidad principalmente para poder validar sus propios intereses, y lo vimos en la elección reciente. De hecho, no sé si tú te acuerdas de que algunos congresistas muy pilos, jóvenes, se quejaban de eso: que tal vez como ellos no apelaron a esa emocionalidad, a esa división, y no encontraron un enemigo, por eso se quemaron; no es la única razón claramente, pero sí decían que aquellos que sí ganaron y llegaron al Congreso les dijeron: “Hermanos, esto no es así, esto es encontrando enemigo público y apelando a la rabia de la gente, porque si no, no se llega al Congreso”.
Lo que también habla muy mal de nosotros…
De acuerdo.
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