"Nadie nos mira" y no ser normal

Se estrenó en lasa salas del país la película argentina "Nadie nos mira" dirigida por Julia Solomonoff. La cinta, que transcurre en Nueva York y Buenos Aires, cuenta la historia de un actor famoso que decide irse a Estados Unidos a probar suerte en el cine.

Camila Builes / @CamilaLaBuiles
06 de julio de 2018 - 10:07 p. m.
Guillermo Pfenning es el protagonista de la cinta. Ganó en el Festival de CIne de Tribeca el premio a Mejor Actor. / Cortesía.
Guillermo Pfenning es el protagonista de la cinta. Ganó en el Festival de CIne de Tribeca el premio a Mejor Actor. / Cortesía.

Que nadie nos mire, no. Que nadie vea que nos amamos, que nos besamos, que nos tocamos. Que nadie mire nuestras manos pegajosas después del sexo, que nadie nos vea agarrar un bebé con esas mismas manos, acariciarle el rostro. Que nadie mire a un hombre de niñero, que todos crean que somos machos, machos. Que nadie escuche nuestro acento latino, nuestra mala pronunciación de inglés. Que nadie sepa que somos ilegales, pobres, sin trabajo. Que nadie sepa que existimos. Seamos iguales a ellos. A los normales. Los que ganan, los que son queridos hasta la empuñadura, los flautistas acompañados por ratones, los vendedores y sus compradores.

 

 

Hagamos una película de gais rotos, destrozados por un amor que no se pudo, un amor mentiroso, un amor que no es amor. Hagamos una película de la gente que nadie mire. Una película que ya hizo Julia Solomonoff, la directora argentina que se fue a vivir a Nueva York cuando todo estaba por hacer, cuando tenía menos de treinta y sentía que el mundo ardía y ella era el viento. Hagamos una película que ya existe: Nadie nos mira. Hagámosla o vayamos a verla. A ver el reflejo de lo que somos: un monstruo binario, gris y apelmazado. Un monstruo hambriento de éxito y sin alientos de moverse, queriendo comerse el mundo, pero sin colmillos para devorarlo.

Una película lenta, quieta, triste, melancólica. Una película que es lo que es gracias a Guillermo Pfenning, ganador del premio a mejor actor en el Festival de Cine de Tribeca, por su actuación como Nico. Ese inmigrante argentino que está Nueva York escapando del dolor amoroso, intentando escalar en el mundo de la actuación gringa y con una fama a espaldas en el país que abandonó. Guillermo Pfenning que se fue a fiestas sin plata para entender a su personaje, que trabajó durante semanas en un bar para darse puñetazos con borrachos como lo hace Nico en la película.

Veamos la película de Solomonoff y preguntémonos qué miramos. Una cinta que no es sobrenatural y que, por eso, merece la pena verla. Porque es sencilla, como lo que nos pasa. Porque es nostálgica, como las despedidas. Pero con un final importante, con una declaración: ¡Qué nos miren!, qué abran paso a la verdad, a la libertad. Un final sin aspavientos, pero demoledor: la verdad hay que verla a los ojos, nunca es tarde para volver a casa.

Por Camila Builes / @CamilaLaBuiles

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