Narrando la migración en Colombia: los próximos “Diálogos de El Magazín”
Este martes 14 de noviembre, en la biblioteca del Gimnasio Moderno, a las 7:00 p. m., tres voces hablarán sobre la migración y las diferentes anécdotas que se entretejen alrededor ella. La historia de la humanidad es la historia de las migraciones, y entre colombianos y venezolanos, que compartimos idioma, además de la música, puede haber más cosas que nos unan y no que nos separen.
Las personas no migran en el vacío, al contrario, llegan a diferentes lugares, como Colombia, con sus historias y tradiciones, con sus dolores del pasado y anhelos para el futuro. Cómo hablamos de ellos y qué narraciones recogemos nos acerca o nos distancia a todos.
📝 Sugerimos: De descendiente de migrantes palestinos a testigo de la diáspora venezolana
El próximo martes 14 de noviembre, en la biblioteca del Gimnasio Moderno, se reunirán José Guarnizo, periodista y coautor del libro “Migrantes de otro mundo”; Karen Noriega, vocera de El Barómetro; y Txomin Las Heras, investigador del Observatorio de Venezuela de la Universidad del Rosario, para hablar, justamente, de eso: de cómo las formas en las que conversamos alrededor de la migración influyen en la manera en la que acogemos a quienes deciden venir al país a formar nuevos proyectos de vida.
Desde Argentina, pasando por Brasil, Ecuador, Venezuela, Colombia y Panamá, y de ahí para arriba, la migración es una realidad latinoamericana, así como en el mundo. Es más, se podría decir, incluso, que la historia de la humanidad es la historia de las migraciones. En medio de ello, Colombia, quizás, está experimentando por vez primera el reto de recibir a millones de venezolanos que, en los últimos años, han huido hacia el otro lado de la frontera. Al menos, 2.875.743 de ellos están en el territorio nacional y probablemente, mientras usted lee estás líneas y nosotros las escribimos, otros más están tratando de entrar.
El primer paso para lograr la integración entre unos y otros es entender y comprender que la migración no ocurre en el vacío, al contrario, carga con un pasado, con unas experiencias, que, si bien pueden ser distintas a las de acá, también pueden aportar en la construcción de una sociedad en la que la diferencia no impida el encuentro. A favor está que hablamos un mismo idioma, claro, con algunas particularidades, y hasta hay música en común, como el joropo. La forma en la que nos expresamos del otro incide en la que Colombia podría acoger a esos millones de venezolanos, que a la vez podrían nutrir el contexto al que llegan con sus saberes y habilidades.
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Los migrantes, en su ruta hacia el país, muchas veces se exponen a diferentes peligros, como la violencia propia del conflicto armado interno, que a la par sigue desplazando a los colombianos, y a las redes de traficantes de personas. Al llegar a las capitales, como Cúcuta, Bogotá y Barranquilla, se encuentran muchas veces con un escenario de rechazo y estigmatización. Ahí, donde los personajes públicos tienen una alta incidencia frente a los mensajes que emiten, es donde recae una responsabilidad colectiva. ¿Qué tono instauramos en el debate, el de la integración o el de la exclusión?
Si quiere participar de la charla, en la que se abarcarán estos y otros temas, lo invitamos a inscribirse en este enlace. La entrada es gratuita. Quienes no puedan asistir podrán ver el conversatorio a través de las redes sociales de El Espectador.
Las personas no migran en el vacío, al contrario, llegan a diferentes lugares, como Colombia, con sus historias y tradiciones, con sus dolores del pasado y anhelos para el futuro. Cómo hablamos de ellos y qué narraciones recogemos nos acerca o nos distancia a todos.
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Desde Argentina, pasando por Brasil, Ecuador, Venezuela, Colombia y Panamá, y de ahí para arriba, la migración es una realidad latinoamericana, así como en el mundo. Es más, se podría decir, incluso, que la historia de la humanidad es la historia de las migraciones. En medio de ello, Colombia, quizás, está experimentando por vez primera el reto de recibir a millones de venezolanos que, en los últimos años, han huido hacia el otro lado de la frontera. Al menos, 2.875.743 de ellos están en el territorio nacional y probablemente, mientras usted lee estás líneas y nosotros las escribimos, otros más están tratando de entrar.
El primer paso para lograr la integración entre unos y otros es entender y comprender que la migración no ocurre en el vacío, al contrario, carga con un pasado, con unas experiencias, que, si bien pueden ser distintas a las de acá, también pueden aportar en la construcción de una sociedad en la que la diferencia no impida el encuentro. A favor está que hablamos un mismo idioma, claro, con algunas particularidades, y hasta hay música en común, como el joropo. La forma en la que nos expresamos del otro incide en la que Colombia podría acoger a esos millones de venezolanos, que a la vez podrían nutrir el contexto al que llegan con sus saberes y habilidades.
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Si quiere participar de la charla, en la que se abarcarán estos y otros temas, lo invitamos a inscribirse en este enlace. La entrada es gratuita. Quienes no puedan asistir podrán ver el conversatorio a través de las redes sociales de El Espectador.