Nicolás Beltrán: ‘Encuentro en el agua y en los cuerpos un camino para liberarme’
El artista propone una nueva mirada de la figura humana. En esta entrevista, habla de su apuesta artística y conceptual, evidencia sus temas recurrentes y critica la modernidad.
Alberto González Martínez
—¿Qué significa esa palabra? —preguntó alguien que vio mi pantalla.
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—¿Qué significa esa palabra? —preguntó alguien que vio mi pantalla.
—Varias cosas que se repiten, pero de diferentes formas —respondí someramente.
Fue la respuesta y el comienzo más sencillo que encontré, mientras me preguntaban por Tautologías, el título de la obra pictórica de Nicolás Beltrán, quien este año expuso en la Feria Internacional Artbo, en Bogotá, y en la 193 Gallery, en París. La obra muestra tres imágenes de mujeres en una piscina, vistas desde ángulos diferentes; lo que las une es que están distorsionadas por la realidad.
Hay un patrón en estas pinturas: ocultar el rostro de las figuras. Y también es una constante en su obra.
Siento que llegamos a un canon después del Renacimiento. Yo quiero seguir con la figura humana, pero no como la hemos abordado desde hace 500 años. Si me pongo imaginativo o surreal también la estoy traicionando. Así que he encontrado en el agua y en el recorte de los cuerpos un camino para liberarme de algo que me empezó a aburrir. Además, el tema de destruir la figura, quitándole la cara o desapareciéndola, también libera la imagen misma. Cuando le pones la cara a algo le impones una anécdota. En cambio, si la pones sobre los pies puede ser cualquier persona.
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Sus recientes exposiciones están siendo exhibidas en simultáneo en la Galería LGM (San Felipe) y en la Galería Mor Charpentier (Teusaquillo) en Bogotá, lugares frecuentes entre pintores de renombre, pero poco en emergentes. Estas obras retratan precisamente los pies y las extremidades inferiores, que podrían ser de cualquiera que sugiera algo de erotismo, pero me concentro en otro aspecto de la pintura.
¿Cómo ha sido su relación con el agua, un elemento recurrente en su obra?
Hay una entrevista con Steve Jobs donde habla de la teoría de los puntos, que solo se entienden cuando se miran hacia atrás y cuando se tienen ciertos puntos vividos. Algo parecido me pasa con el agua. No ha sido nunca una intención de estar siempre con ella en mi vida, pero se ha repetido tanto en mi historia que miro hacia atrás y siento esa tendencia. Ahora, la razón principal para que exista en mis pinturas no es porque me sienta con ganas de pintar agua. Si te soy sincero, es un dolor de cabeza. Muchas veces, cuando la empiezo y estoy a mitad de camino, pienso en qué estoy haciendo con mi vida. Es mamón y aburridor. Si pudiera escoger tomaría un camino más sencillo.
¿Y qué le hace desistir del camino más fácil? —pregunté sin saber que luego tomaría esa senda al inicio del texto.
Goya decía que hacer arte es veinte % inspiración y ochenta % transpiración. El arte no es un camino fácil y talentos nacen todos los días. Si es una carrera de talentos nadie la va a ganar, porque tienes que hacer algo con eso y solo se logra a través del sacrificio y el esfuerzo.
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Luego de mencionar al pintor español, pienso en sus referentes. Entre ellos, me sorprendió que hablara del anime y que se detuviera en el teórico Dennis Hopper. Él investigó a los pintores tradicionales, a quienes se concebían como genios producto de la modernidad, pero descubrió que ellos usaron el recurso de la cámara oscura para sus obras. Beltrán lo usó como introducción para justificar el uso de la fotografía para las suyas.
Con su obra Splash, que tiene como fuente el recurso en mención y se exhibe en la Galería LGM, contó que se demoró un año encontrando el azul correcto para pintar el agua y que, en total, desde la investigación hasta su finalización, tardó más de tres años (le confesé que también quería demorar ese tiempo para encontrar el sentido de mis textos, a lo que sonrió). Luego agregué una referencia que asocié en sus pinturas con una película británica llamada Aftersun, recién nominada a los Premios Óscar, donde también hay un juego con el agua, la fotografía y la poética. Luego él, como si supiera del tema que después mencionaría, habló de la modernidad.
”Acá en Colombia todavía la estamos esperando y otros creen que están en el clímax. Es una idea anacrónica pensar que el humano es genio y por ende es único. El mejor ejemplo es Botero, que solo hace gordas. Luego nacen la posmodernidad y sus otros monstruos, que dicen que nadie es lo suficientemente independiente para crear algo único, porque todos tenemos una cantidad de referentes. Puedes vivir en la zona más retirada de Colombia y pensar que estás haciendo algo independiente, pero resulta que no, como la película que referenciaste. Eso a mí me gusta porque un artista tiene el deber de tener un diálogo directo con la escena mundial”.
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El camino fácil con el que comencé se fue desdibujando. Quedé atrapado en un dilema o dialéctica entre querer el camino con atajos o definirme por el complejo. Pienso también que la tautología de este artista no solo está presente en su serie de pinturas tituladas de esta forma, sino que así es toda su obra. Esa recurrencia del agua, los cuerpos humanos y los tonos pálidos sigue presente y se manifiesta de diversas maneras con su búsqueda por romper con los cánones de la figura humana, que también lo tuvo atrapado en una dialéctica. Finalmente, Beltrán, después de tanto divagar, se ha decidido por el camino más complejo.
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