Nicolás Montero: ‘No habrá reactivación cultural si la ciudadanía no nos acompaña’
El secretario de Cultura de Bogotá habló sobre Leer para la vida, una nueva política pública que busca reforzar la comprensión lectora: entre el libro y los lectores hay una relación creativa que debería fortalecerse. También se refirió a la paulatina reactivación del sector cultural en la capital.
Laura Camila Arévalo Domínguez
Leer no es puro silencio. Leer también pasa por una oralidad y es un vínculo que hay que trabajar: no es solamente una práctica pasiva, sino un proceso de creación. Así lo cree Nicolás Montero, secretario de Cultura de Bogotá, que también dice que no es importante, sino fundamental que la lectura se convierta en una necesidad con la que cada ser humano podría resignificar su vida.
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Leer no es puro silencio. Leer también pasa por una oralidad y es un vínculo que hay que trabajar: no es solamente una práctica pasiva, sino un proceso de creación. Así lo cree Nicolás Montero, secretario de Cultura de Bogotá, que también dice que no es importante, sino fundamental que la lectura se convierta en una necesidad con la que cada ser humano podría resignificar su vida.
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Además de la lectura, que será uno de los hábitos que la Secretaría de Cultura buscará potenciar durante estos días de confinamiento, todas las formas de arte tendrían que generar relaciones más estrechas con cada bogotano. El sector cultural, uno de los más afectados por las medidas que se han tomado para mitigar la propagación de la COVID-19, sobrevivirá si la ciudadanía comienza a reconocerlo como un factor vital para enriquecer su vida.
“Se habla de una reactivación del sector y nos preguntamos cuándo podrá ser eso, pero esta respuesta ya la conocemos: por lo menos por ahora, algunos recintos culturales como, por ejemplo, los teatros, o los lugares en los que usualmente se generan aglomeraciones de personas, no abrirán. ¿Qué se está estudiando la posibilidad? Sí, se está estudiando, pero mientras eso pasa, necesitamos darnos cuenta de que hay muchas prácticas culturales que pueden estar presentes por medio de la digitalización y que, además, necesitan de nuestra atención para que sobrevivan”, dice Montero, quien también enfatiza en que “esta reactivación se logrará si la ciudadanía nos acompaña: los recursos del sector público no serán suficientes”.
Leer para la vida es la nueva política pública que se pondrá en marcha para promover la lectura, no solamente como un hábito valioso, sino como un vínculo en el que se genera un proceso creativo que enriquece la vida.
¿Cuál será el objetivo de Leer para la vida?
La Secretaria tiene un sistema de bibliotecas muy grande y ha logrado un gran trabajo en términos de mediadores de lectura. En las bibliotecas pasan muchas cosas, pero hay un gran número de muchachos, puede ser el 60 o el 50%, que al llegar a los 16 años no entienden lo que están leyendo. La biblioteca digital superó muy rápidamente la cantidad de contenidos que puede tener una biblioteca física. Mal que bien, con todo lo que toca seguir avanzando, el acceso al libro ha mejorado muchísimo, pero tenemos que hacernos varias preguntas: ¿Cómo hacemos para que la lectura no solamente sea un acto mecánico sino que se convierta un vínculo de vida? Por eso es que hay una obsesión en eso que se llama compresión de lectura. ¿Qué es lo que yo estoy entendiendo cuando estoy leyendo? ¿Cómo garantizo que ese insumo que estoy leyendo se me convierte en una conexión con la vida?
Hablemos sobre una de estas preguntas: ¿cómo hacemos para que la lectura no solamente sea un acto mecánico?
Si uno siente que la compresión de lectura y ese vínculo que tiene con el libro es un acto creativo, la relación con el arte se fortalecerá. Se dejará de pensar que solo son momentos de entretenimiento. Se comenzará a entender que la cultura es una de las formas más poderosas para resignificar la vida, algo que, justamente ahora, es valiosísimo.
¿Por eso se eligió ese nombre? Leer para la vida…
Exacto. No es leer como una cosa accesoria, sino como algo que cualifique la vida. Queremos que los ejercicios de la educación en general se amarren al proceso de la comprensión de lectura. Sabemos, además, que eso tiene unos índices de desarrollo importantes. Alguien que comprende lo que está leyendo y que lo traduce, que lo vincula a su propia vida, puede convertirlo en un insumo para enriquecer, incluso, sus relaciones laborales.
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Usted mencionó la lectura como un proceso creativo, ¿cómo es eso?
Eso lo podríamos ejemplificar sencillamente: recordando nuestra novela favorita y también todo lo que imaginamos con lo que su autor describió allí. El libro no existe hasta que alguien lo abre. Existe como objeto, pero como lazo de comunicación necesita del proceso de comprensión lector y eso, para mí, es creativo. ¿Por qué? porque lo asocias a tu vida cotidiana, con tus circunstancias y decisiones. El lector es un creador cuando tiene un vínculo estrecho con la lectura. Leer no es un acto pasivo. Es un acto que dota al libro de la subjetividad del que lo está leyendo. Necesitamos lectores creativos. Lectores que se convenzan de que lo que sale del encuentro entre ellos y el libro, es un acto de creación.
Hay algunas personas que repiten mucho que la lectura es un hábito que, si no se cultiva desde la infancia o juventud, será muy difícil adoptar en la adultez ¿usted qué cree?
Lo maravilloso de la lectura es que es un código secularizado y en cualquier momento cualquier persona puede acercarse a ese código. Si me lo preguntas en términos de ambición: yo sueño que cada persona se convierta en un promotor de lectura por lo que significa para cada uno de ellos. Ahí el mundo es infinito.
¿Qué piensa o planea sobre la reactivación del sector cultural en Bogotá?
Una de las cosas que tenemos claras es que las líneas de fomento que posee todo el sector serán importantes para que los agentes culturales que accedan, hagan sus ejercicios creativos. También necesitamos procurar que esos ejercicios logren lazos con la comunidad. Que los mismos sectores creadores sepan que sus ejercicios se tienen que relacionar con la comunidad, y ese va a ser un lazo muy importante para esa reactivación. Las comunidades son las que, finalmente, tendrán que manifestar que el sector cultural es importante para ellas. Tenemos que lograr que la creación y las comunidades tengan una relación más estrecha.
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¿Por qué?
No podemos seguir pensando que los artistas son personajes inútiles que solo sirven para entretenernos. Una de las pocas buenas noticias que ha dejado esta pandemia es que son esos intangibles que tienen los ejercicios de la creación, los que han asistido esta situación tan difícil: la solidaridad, comprensión, el cuidado, el reconocer al otro. Todo eso pasa por este sector. Son fundamentales para el ejercicio de la vida, pero en términos monetarios parecieran no estar tan presentes. Si el ciudadano entiende que la cultura es fundamental para su vida, la reactivación del sector será más sencilla, será posible.
Lo que menciona es urgente, ¿cómo lograrlo?
Hay varias formas. Por ejemplo, fortaleceremos ejercicios locales: se ha demostrado que los distritos creativos integran muy rápidamente a la sociedad. Desde la inversión de lo local, los creadores responderían en relación a esos presupuestos participativos. Por eso a mí la política pública me gusta concebirla como el fortalecimiento que existe entre la ciudadanía y el sector de la creación. Es ahí donde reforzamos la presencia de la creación y la convertimos en algo fundamental.
En Colombia nos hemos demorado mucho en incorporar las artes a nuestra cotidianidad como usted lo propone, ¿cómo haríamos para acelerarlo y ayudar a que el sector cultural respire en medio de esta crisis?
El valor agregado de los gestores culturales y los creadores está en lo que se les ocurre desde su capacidad creadora y su talento. Ya lo haremos. Ya lo estamos haciendo. El proceso no será rápido, pero tampoco puede seguir siendo tan lento. Si la ciudadanía no acompaña a la cultura de la forma en la que la cultura los ha acompañado durante esta época, la reactivación económica será muy complicada.