El desencanto de los colombianos por la clase política parece no poder estar más justificado, sin embargo, también tiene efectos adversos para, sobre todo, los mismos desencantados.
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¿Sentir que se participa cuando uno opina, critica o promueve ideologías políticas, candidatos o cualquier opinión en redes sociales sobre un tema de este tipo es válido o es, simplemente, una sensación? Muchos suponen que la real participación democrática es a través de, por ejemplo, el voto...
Por Laura Camila Arévalo Domínguez
Periodista en el Magazín Cultural de El Espectador desde 2018 y editora de la sección desde 2023. Autora de "El refugio de los tocados", el pódcast de literatura de este periódico.@lauracamilaadlarevalo@elespectador.com