No es un domingo cualquiera
Hoy, domingo 27 de marzo, no es un día común y corriente para los artistas del mundo. Hoy, no es un domingo ordinario.
Martín Acuña
Quizá para quienes no hacen parte de este mundo, siguen su día de forma rutinaria, envueltos en las cobijas, desayunando en familia o trotando en algún parque como en su momento escribió Stephen Sondheim. Sin embargo, aquellos que tienen esta efeméride marcada en su calendario, posiblemente estén sentados frente a un piano en plena composición, planchando un vestuario hasta que quede impoluto, escribiendo diálogos e ideas, aplicando los últimos toques de un maquillaje icónico, o como yo, editando un el último episodio de Backstage Talk un podcast dedicado a mi pasión por el teatro musical.
Hoy es nuestro día, teatreros.
Desde 1961, cada 27 de marzo se ha convertido en el día mundial del Teatro. Instaurado por la ITI - Instituto Internacional del Teatro por sus siglas en inglés- hoy celebramos ese espacio lleno de voces del pasado, esas tablas que llevan la cicatriz de las veces que hemos bailado en ellas, el eco de nuestras canciones retumbando entre las columnas, el sitio donde los aplausos han sido el alimento del alma, y hemos tenido más de una vida.
Le sugerimos: Sandra Torres, la actriz
Es gracias al Teatro que hemos encontrado quiénes somos y cómo queremos habitar el mundo. Hemos logrado contar mil y un historias que nos mueven las fibras más profundas de nuestro ser; historias que nos han hecho llorar y reír a carcajadas, nos han llenado de sueños y nos han hecho desconectarnos de la realidad por un ratico.
Aquel que no haya tenido la convicción de ver al público a la cara, mientras desde su silla examinan cada movimiento y palabra, jamás entenderá el amor y valentía que este convierten este espacio en un segundo hogar
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Por eso no solamente celebramos un espacio mágico y una verdadera vocación, sino que celebramos a cada uno de los que hemos decidido hacer teatro, y dedicamos la vida entera a esta pasión y a que esta industria crezca en el país y el mundo.
Gracias al Teatro, así, con T mayúscula, porque sin él no sería el artista que soy hoy y sé que como yo, muchos comparten este sentimiento.
Así que sin más palabras, ¡mucha mierda y feliz día, teatreros!
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Quizá para quienes no hacen parte de este mundo, siguen su día de forma rutinaria, envueltos en las cobijas, desayunando en familia o trotando en algún parque como en su momento escribió Stephen Sondheim. Sin embargo, aquellos que tienen esta efeméride marcada en su calendario, posiblemente estén sentados frente a un piano en plena composición, planchando un vestuario hasta que quede impoluto, escribiendo diálogos e ideas, aplicando los últimos toques de un maquillaje icónico, o como yo, editando un el último episodio de Backstage Talk un podcast dedicado a mi pasión por el teatro musical.
Hoy es nuestro día, teatreros.
Desde 1961, cada 27 de marzo se ha convertido en el día mundial del Teatro. Instaurado por la ITI - Instituto Internacional del Teatro por sus siglas en inglés- hoy celebramos ese espacio lleno de voces del pasado, esas tablas que llevan la cicatriz de las veces que hemos bailado en ellas, el eco de nuestras canciones retumbando entre las columnas, el sitio donde los aplausos han sido el alimento del alma, y hemos tenido más de una vida.
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Es gracias al Teatro que hemos encontrado quiénes somos y cómo queremos habitar el mundo. Hemos logrado contar mil y un historias que nos mueven las fibras más profundas de nuestro ser; historias que nos han hecho llorar y reír a carcajadas, nos han llenado de sueños y nos han hecho desconectarnos de la realidad por un ratico.
Aquel que no haya tenido la convicción de ver al público a la cara, mientras desde su silla examinan cada movimiento y palabra, jamás entenderá el amor y valentía que este convierten este espacio en un segundo hogar
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Por eso no solamente celebramos un espacio mágico y una verdadera vocación, sino que celebramos a cada uno de los que hemos decidido hacer teatro, y dedicamos la vida entera a esta pasión y a que esta industria crezca en el país y el mundo.
Gracias al Teatro, así, con T mayúscula, porque sin él no sería el artista que soy hoy y sé que como yo, muchos comparten este sentimiento.
Así que sin más palabras, ¡mucha mierda y feliz día, teatreros!
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