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¿Qué o quiénes la motivaron a escribir?
Ver la vida con asombro me ha permitido acercarme al sentir del otro. La historia te nace y te hace volver a nacer. Desde niña, mis padres y maestros me acercaron a las letras y estas fueron convirtiéndose en el motivo de mi existencia. La literatura me ha salvado de la vida.
¿Con qué se quedaría entre ejercer el periodismo, la docencia o escribir libros?
Hablamos de especialidades como si fuéramos máquinas, pero en realidad lo que nos hace ser es la misma vida junto al otro. Al final del día vivimos por algo o por alguien en busca de la trascendencia humana, en busca de sobrevivir ante la inminencia de la muerte, pues solo quedará nuestra huella.
¿Qué tanto interés le prestan los jóvenes a la literatura? ¿Hay alguna diferencia en este sentido entre los latinos y los estadounidenses?
La literatura tiene la magia de cautivar porque es la misma vida. Es ahí donde los jóvenes logran conectar con las historias y a través de estas conocer su propia cultura, aprender del mundo que los rodea y tomar herramientas para crearse a sí mismos. Latinos o estadounidenses ante el sentir, la alegría o la desgracia humana somos los mismos. Creo que en general todo joven que logra ser cautivado por la literatura amará la vida y se amará a sí mismo como parte fundamental de una sociedad.
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Para el acercamiento a las letras, el reto está en fomentar los espacios en tiempo y lugar. Tanto los latinos como los estadounidenses se enfrentan a un mundo acelerado en donde la literatura es un privilegio al que pocos quieren acceder. Nadie desea lo desconocido, por eso la casa, la comunidad y la escuela deben promover el amor por las letras. Leer y escribir es vida.
¿Cómo hacer para que los jóvenes se involucren más con este arte, desde su experiencia como docente de literatura?
El ser humano ama las historias porque cada uno de por sí es una historia. El secreto está en compartir con los jóvenes lecturas que logren conectarlos con su diario vivir. Obras que generen un diálogo tanto con el autor como con ellos mismos.
¿Por qué tomó la decisión de migrar de Colombia hacia México y ahora a Estados Unidos?
Desde que tengo uso de razón, me vi enfrentada a la violencia y a la necesidad de buscar una salida hacia un mundo de paz. Ese ha sido mi caminar y en él sigo.
Su novela “Atrás vienen los otros” ganó una convocatoria en España. ¿Cómo surgió esta obra y cómo fue el proceso de publicación?
La novela Y atrás vienen los otros nace de mi propia vivencia como periodista en un país donde la vida vale poco o nada. La labor periodística de por sí se convierte en una amenaza más, y es ahí donde la única salida para salvar la vida es huir. Así divisé el panorama en el año 2000. Vi cómo muchos periodistas colombianos se vieron obligados a abandonar el país ante el peligro de muerte. Un fenómeno que sentí debía ser cartografiado, pues al final del día nadie puede huir de sí mismo.
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Una de las primeras personas en leer la novela fue el poeta bogotano Carlos Aguasaco, quien me recomendó revisar las diferentes convocatorias que hay para escritores. Fue así como en el 2020 participé en los XIV Premios Literarios de la editorial Ediciones Oblicuas, en donde el jurado otorgó una mención especial a la novela Y atrás vienen los otros. Luego, me contactó desde Barcelona el escritor Alberto Trinidad para concretar los detalles de la publicación del libro. Ahora ya se puede conseguir en las librerías, desde Casa del Libro, en España, hasta Amazon a nivel global.
¿Por qué las protagonistas de la novela son todas mujeres colombianas?
Para nadie es un secreto que aún vivimos en un mundo machista. Cierta peculiaridad en las circunstancias históricas de la sociedad colombiana ha llevado a la mujer a enfrentar la vida. La mujer colombiana no se rinde ante el dolor, lo transforma; ella siempre está a la vanguardia, generando cambios en la sociedad.
¿Qué es lo más difícil que debe enfrentar un inmigrante ilegal en Estados Unidos?
No podemos hablar de inmigrantes ilegales. Ningún ser humano es ilegal. Desde la perspectiva de las leyes terrenales actuales se habla de inmigrantes indocumentados. Lo más difícil para un indocumentado en los Estados Unidos es que el otro, el que tiene documentos, crea que un papel le da derecho al estatus de ser humano y le niegue esa posibilidad de verlo de tú a tú. Se vive de cara al sol, no en la oscuridad.
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¿Qué les diría a quienes piensan ir tras el “sueño americano”?
“El sueño americano” es trabajar. Y tras ese sueño el ser humano tiene derecho a prepararse e ir hasta donde estén dadas las condiciones para vivir. Hay que recordar que América va desde Alaska hasta la Patagonia. Un continente para todos.
¿Sobre qué otras temáticas le gustaría escribir?
Escribo sobre lo que vivo y lo que me vive. Ahí deseo continuar.