Jorge Barón tenía 14 años cuando comenzó a trabajar como locutor en Ibagué. / Gustavo Torrijos
Foto: GUSTAVO TORRIJOS
La emisora Mil veinte quedaba en la calle 24 con carrera 24, y Jorge Barón vivía en la carrera 3 con calle 1. Ser parte de la nómina de esa empresa, ese era su sueño. Que le pagaran por ser locutor, pero que le pagaran ahí, que era el lugar que lo movilizaba. Cuando entendió que los anhelos no caían del cielo (no todos) entró al edificio y le preguntó a la recepcionista el nombre del gerente. Ella le contestó que Jardany Suárez. Que si era muy difícil conseguir una cita con él, volvió a preguntar Barón. Que sí, respondió ella, porque ese...
Por Laura Camila Arévalo Domínguez
Periodista en el Magazín Cultural de El Espectador desde 2018 y editora de la sección desde 2023. Autora de "El refugio de los tocados", el pódcast de literatura de este periódico.@lauracamilaadlarevalo@elespectador.com
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