Publicidad

Nona Fernández: “El dolor nos pertenece y nos debemos doler juntos”

A nueve voces se relatan las lecturas que realizaron algunos escritores y escritoras latinoamericanos sobre los archivos de la Comisión de la Verdad. Nona Fernández, actriz y autora chilena, habló de su participación en “Verdades compartidas”, una colaboración entre el Centro Internacional para la Justicia Transicional y el Hay Festival.

Sarah Gutiérrez
21 de enero de 2024 - 02:37 p. m.
Nona Fernández durante el conversatorio "Los peligros de la verdad" en el Hay Festival Jericó 2024.
Nona Fernández durante el conversatorio "Los peligros de la verdad" en el Hay Festival Jericó 2024.
Foto: Instagram: @hayfestival_esp
Resume e infórmame rápido

Escucha este artículo

Audio generado con IA de Google

0:00

/

0:00

Sobrevuela en la densidad de la selva la imaginación de Nona Fernández, escritora, actriz y dramaturga chilena, que fue invitada a participar en la antología “Verdades compartidas” (2023), un proyecto que se escribió a partir de los relatos que fueron plasmados en el informe final de la Comisión de la Verdad.

Le recomendamos: “La ciudad de las fieras”: el retrato de algunas dificultades en la juventud

Nueve autoras y autores latinoamericanos hicieron parte de este libro en el que cada uno hizo un análisis a los relatos que encontraron, de madres, padres, campesinos, todas las víctimas que dejó el conflicto armado en Colombia, y que azotó al país por más de 50 años.

En esta ocasión, Fernández habló para El Espectador acerca de los testimonios que tomó, y cómo ella misma se sintió inmersa en la infinitud de la selva al leer cada uno de ellos. Reflexionó acerca de la guerra y el dolor, y cómo a partir de las artes se hace un esfuerzo por evitar que en el futuro esto siga sucediendo. El libro es una colaboración entre el Centro Internacional para la Justicia Transicional y el Hay Festival.

¿Qué la animó a unirse al proyecto?

Recibí el desafío con temor porque no me sentía preparada para asumirlo, pero también con muchas ganas. Por un lado, si bien he estado interesada en observar y comprender el conflicto colombiano, cada vez que me acerco termino con más dudas que respuestas.

Me pareció interesante entrar en el desafío y proceso a partir de la lectura, que me podía dar más espacio para la comprensión.

Le puede interesar: Literatura infantil sobre la muerte: decir sin decir

¿Por qué se enfocó en relatos de mujeres y niños?

Teníamos completa libertad de escribir y leer lo que quisiéramos, y decidí enfocarme en ellos intuitivamente. Originalmente, había pensado en que podía tomar uno de estos testimonios y escribir una historia, y me di cuenta de que no podía hacer mucho porque eran potentes por sí solos. Eran tan feroces que cualquier intervención mía podía transgredirlos. Sentí que el testimonio real era lo que debía ir en el texto, y que podía organizar estos distintos relatos como si fuera una DJ y editar ese viaje en distintas voces.

Su capítulo, “¿Cómo escribir el miedo?”, está narrado como si usted estuviese sobrevolando en helicóptero una selva, ¿por qué decide relatarlo de esa manera?

Pensé en la imagen de alguien que va sobrevolando el conflicto, que va escuchando el murmullo de estas voces y va intentando ponerlas en escritura. El texto termina siendo lo que es a partir de eso. Con esta idea en mente aparecieron también los cantos griegos y cómo desde siempre la literatura y la escritura, han estado intentando recoger el horror de sus tiempos para arrojarlo hacia el futuro y detenerlo. Es algo en lo que hemos fracasado cada vez que lo intentamos.

¿Cómo las artes se convierten en el medio para abordar los temas de violencia?

La distinción que hay entre leer un trabajo historiográfico del conflicto o del testimonio del conflicto, es que el arte, no solo con el tema del conflicto colombiano, sino, en general, es lo que permite que se genere un puente entre la persona que va a leer ese libro o va a ver esa película, y lo que ocurrió. El arte te permite hacer esas conexiones que son muy necesarias y quien ve, quien lee, tiene una experiencia distinta, que no es tan intelectual, sino que es más vivencial.

En mi caso, cuando leo un libro, o cuando veo una película, o una obra, me empiezo a sentir como la protagonista de esos hechos, donde también empiezo a padecer. Cuando termina, soy un poco de aquellas vidas que circularon en esa historia. Lo entiendo desde otro lugar, que es el cuerpo, que para mí es el único lugar posible si queremos compartir algo. Es algo que no puede hacer la política pública, sino la magia de la creación.

No deje de leer: Una ciudad prehispánica sin nombre se esconde en las entrañas de la Amazonía de Ecuador

¿Se podría decir que en estos temas el lenguaje es universal?

Claro, y de cierta manera esto también fue uno de mis escudos. Siempre me planteé pensando en que iba a entrar a terreno que era desconocido para mí, pero me encontré con varios puntos de vista, historias y éticas distintas que circulan. El meollo, como decimos en teatro, el nervio del conflicto es el sufrimiento, el horror, el asesinato, pasar por encima de las personas, y es algo de lo cual no solo se habla en América Latina sino en el mundo entero. Por algo nos inventamos el lenguaje de los derechos humanos, para protegernos de esas barbaridades.

Comprendí que, a pesar de no tener que decir, tenía herramientas para poder comprender lo que había ocurrido y me empoderé de la escritura de un material que, insisto, entré pensando que no me pertenecía y ahora siento que sí lo hace. Las lógicas políticas nos hacen creer que nada de lo que está pasando en Gaza nos pertenece, pero sí nos compete. Creo que debería sonar una alarma mundial cada vez que se violen derechos humanos y que todos atendamos a ese llamado para que no vuelva a ocurrir.

¿Qué opina del miedo?

Creo que el miedo es el gran paralizador del mundo y hemos entendido ahora, cuando ya llevamos años de humanidad, cómo el poder se construye del miedo para gobernarnos, para no contarnos e inmovilizarnos.

Lo importante es que se busquen los mecanismos para vencer el miedo, aunque no sea fácil, y creo que la creación es una de ellas. También, poder asociarnos y así dimensionar que no somos los únicos que lo padecemos, sino que seguramente habrá más personas y quizás juntos poder afirmarnos desde la individualidad de cada uno para crear un colectivo, un relato latinoamericano que nos ayudará a construir futuro, entendiendo que estos problemas nos pertenecen a todos.

Le recomendamos: Arnoldo Palacios, 100 años del escritor que dejó su esencia en el Chocó

¿Esperaba encontrar lo que encontró?

Esperaba, intelectual y sobre todo políticamente, entender un poco más sobre cómo se había desbandado todo esto, pero no, no lo entiendo. Son muchas capas y no sé si ustedes lo entienden. Salí con muchas más preguntas que las que tenía antes, que es lo que sucede normalmente cuando empiezas a conocer algo, y es que te haces preguntas de las respuestas que vas adquiriendo.

Lo que sí comprendí, mucho más que antes, es que dimensioné el horror porque leí cosas que no me imaginaba antes. Pude reconocer la vulnerabilidad y conocer hasta dónde se llegó. Lo interesante de este informe es que toca todas las capas sociales e intenta abordar casi todas las aristas que pudo haber. Aprendí. Me dolió. Y vuelvo a confirmar la idea de que el dolor nos pertenece y nos debemos doler juntos.

Sarah Gutiérrez

Por Sarah Gutiérrez

Periodista de entretenimiento. Interés por la música, la cultura, la música, los libros y el cine.sgutierrez@elespectador.com

Temas recomendados:

 

maría(52338)21 de enero de 2024 - 09:05 p. m.
Me resulta muy ingenua esta entrevista... una lástima porque la escritora es aguda en sus libros pero aquí aparece más un elitismo bienpensante...
HF(32718)21 de enero de 2024 - 06:14 p. m.
Ejercicio de lectura que todos los colombianos deberíamos hacer para no terminar diciendo estupideces como las expuestas hoy en su columna de opinión por el Sr. Botero, momio vallecaucano de extrema derecha que destila odio, insidia y ganas de sangre, tal como pregonaba el facho ex general Montoya.
Este portal es propiedad de Comunican S.A. y utiliza cookies. Si continúas navegando, consideramos que aceptas su uso, de acuerdo con esta  política.
Aceptar