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El gallo que coronaba la aguja de Notre Dame fue colocado este sábado en su lugar original, un nuevo paso en el avance de la reconstrucción de la catedral de París, que reabrirá las puertas dentro de un año.
El arzobispo de París, Laurent Ulrich, bendijo en el suelo la emblemática pieza, que llevaron después con una grúa en la cima de la aguja, a 96 metros sobre el suelo de la capital francesa, según fue constatado. Se trata de un nuevo gallo dorado, diseñado por Philippe Villeneuve, el arquitecto jefe de los monumentos históricos franceses.
El anterior gallo quedó demasiado dañado durante el gran incendio del 15 de abril de 2019, que destruyó parcialmente la monumental catedral. Villeneuve describió el nuevo gallo con “alas de fuego” que “recuerda que la catedral puede renacer de sus cenizas como una ave fénix”.
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“Es una aventura humana sin precedentes”, aseguró con vehemencia Philippe Jost, responsable de la empresa pública encargada de la reconstrucción.
El gallo no solo simboliza para los cristianos el retorno de la luz tras la noche, sino que también es uno de los símbolos nacionales de Francia y aparece dibujado en la camisetas de sus selecciones de fútbol y rugby.
El nuevo gallo incluye reliquias salvadas durante el incendio y también le introdujeron un tubo con los nombres de 2.000 personas implicadas en las obras.
Un mes decisivo
Está previsto que Notre Dame reabra las puertas el 8 de diciembre de 2024. El presidente francés, Emmanuel Macron, la visitó la semana pasada, un año antes de esa fecha. Durante esa visita, Macron explicó que el antiguo gallo será expuesto en “un museo sobre Notre Dame de París”, que abrirá las puertas en un futuro cercano en el corazón de la capital.
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El incendio destruyó parcialmente el templo gótico, provocando el derrumbe de la aguja ante la mirada de millones de espectadores de todos los continentes. Este mes de diciembre resultó decisivo en el avance de las obras. El día 6, la catedral recuperó la cruz ubicada en la cima de la aguja y ya se puede observar en medio de los andamios.
La próxima etapa será recubrir la aguja con plomo, un material que generó cierta controversia en Francia. También ha generado polémica la voluntad de organizar un concurso público para construir unos vitrales que lleven “la marca del siglo XXI”. Durante los Juegos Olímpicos del verano boreal de 2024, se espera que ya se pueda observar el templo con su aguja y silueta tradicionales.
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Jost prometió un sistema contra incendios innovador que sirva para reaccionar eficazmente ante catástrofes como la de 2019, cuyo origen se debió a un accidente, según la pista privilegiada por la investigación. Donantes privados dieron 848 millones de euros (925 millones de dólares) para financiar la reconstrucción.
Después de su reapertura, se espera que Notre Dame reciba unos 14 millones de visitantes, es decir, dos millones más que antes del incendio.