"Nuestra generación es cada vez menos autónoma", dice el escritor Carlos Miguel Suárez Alfonso
El escritor de Canarias presenta "2030", su más reciente novela. Un texto para preguntarse las ventajas y las pérdidas que ha generado la tecnología en nuestro modo de vida.
Joseph Casañas - @joseph_casanas
Semanas antes de que España se convirtiera en el segundo país de Europa con más contagiados por coronavirus (14.769 al momento de publicar este texto), el escritor de Canarias, Carlos Miguel Suárez Alfonso, visitó a Colombia para hablar de 2030, su más reciente novela.
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Semanas antes de que España se convirtiera en el segundo país de Europa con más contagiados por coronavirus (14.769 al momento de publicar este texto), el escritor de Canarias, Carlos Miguel Suárez Alfonso, visitó a Colombia para hablar de 2030, su más reciente novela.
Esta es la primera parte de una trilogía de ciencia ficción en la que el narrador afirma que "la cuarta revolución industrial es un hecho, que el cuarto cerebro ha llegado para quedarse entre nosotros y que nuestra generación cada vez es menos autónoma e independiente".
Mientras Europa, y en realidad el mundo entero, aún ignoraba la crisis que se avecinaba por cuenta de la pandemia, Suárez Alfonso hablaba para El Espectador de los escenarios caóticos y esperanzadores que propone en su novela.
¿Qué lo motivó a escritor una novela futurista?
Soy ingeniero, mis papás son médicos y prácticamente me crié en un hospital en Cuba. Desde niño vi como mis padres les preguntaban a los pacientes: “¿cómo estás?”, años después, siendo adulto, tuve un accidente laboral muy grave en Estados Unidos, y la primera frase que escuché cuando me desperté fue “¿quién va a pagar la factura?”. Esa situación me hizo pensar muchas cosas. Me desencajó. Mientras me recuperaba del accidente, y cada vez más dependía de unas máquinas para poder vivir, empecé a reflexionar sobre mi juventud, mi adultez y la vejez que llegará algún día. Al final me planteé una pregunta: ¿Seré capaz de dejar algo a las nuevas generaciones?
Es decir, despertar en estado de inconciencia, tiempo después de sufrir un accidente ¿lo motivó a escribir una novela futurista?
El problema es que es una novela del futuro con problemáticas actuales. El libro cuenta la historia de un chico que tiene un accidente en los años 80 y se despierta en el 2030. Se despierta con este estilo de vida que hoy tenemos todos, pero que hace cinco décadas era insospechado.
El protagonista empieza a auto cuestionarse. No sabe si todo lo que hace está mal o todo lo que hace el mundo es errado. Vive una especie de paranoia porque siente que todo está controlado y además cree que lo escuchan y que no tiene intimidad. Sin embargo, con el tiempo, conoce a otras personas con una situación muy parecida a la suya.
¿Usted es ese chico que protagoniza la novela?
No es una novela autobiográfica, pero encarna cosas que he vivido, que han pasado y que creo que van a pasar.
¿Cosas que van a pasar? ¿Como qué, por ejemplo?
No es del todo un secreto. Nosotros tenemos un cerebro que está dividido. Una de esas partes es “el cuarto cerebro”, que sería el que viene a suplir la comunicación que ahora no tenemos. Me explico, si tú quieres ver algo qué está pasando en internet, necesitas un teléfono o un ordenador para buscarlo, pero con el “cuarto cerebro” no vas a necesitar de ordenadores ni celulares, porque esa forma de buscar la información está implantada dentro de ti. No te estoy hablando de ficción, esto está pasando.
El "cuarto cerebro" lo tendrán primero los que tengan cuentas bancarias que pasen de siete cifras. Me imagino que también, decidirán, por ejemplo, que sus hijos definan su profesión desde niños y le instalarán ese cerebro para que el niño sea lo que quiere ser. Ese niño jamás irá a la escuela.
Eso nos lleva a un montón de dilemas y planteamientos. No creo que pueda pagarme un cuarto cerebro, y tampoco quiero que mi hijo tampoco lo compre porque quiero que haga los esfuerzos que hemos hecho la mayoría de los humanos para conseguir las cosas.
En el libro planteo que se salva el que logre deshacerse del "cuarto cerebro".
¿El accidente que usted tuvo lo arrojó a los brazos de la literatura?
Antes consumía literatura, no producía. El accidente me hizo protestar por lo que me estaba pasando y eso lo hacía por medio de la escritura. Como después del accidente no quedé nada bien y fueron tres años de largo tratamiento, encontré en la escritura una forma de protesta. Ya con el tiempo y luego de terapias físicas y mentales, decidí ponerme a escribir.
¿Cómo era el Carlos antes del accidente?
Ahora valoro mucho algunas palabras. Tres de ellas en particular, que mi padre como médico siempre me pedía aplicar para la vida: Te perdono, te quiero y paz. Mi padre era un especialista en accidentes cerebro-vasculares, si alguien iba a verlo es porque no estaba nada bien, eso lo hacía a él tener unas discusiones internas muy profundas.
Antes del accidente él me hablaba de eso y yo simplemente las dejaba pasar, no les prestaba atención, pero luego empecé a valorar esas palabras, los encuentros con los amigos, las palabras de la mamá, un hermano. Ahora no uso marcas, no me interesa. No es mi objetivo en la vida.
Mi libro es un libro protesta. El accidente me hizo pensar qué estoy haciendo y qué voy a dejar. Todo lo que había hecho hasta ahora era mi contrato social. Quería una buena casa, un buen coche, una familia. Y para eso me esforcé y estudié. Luego llega el accidente que me sirve para cuestionarme cosas.