“Número cero”, una crítica de Umberto Eco al periodismo
La creación de Domani, como un periódico adherido a principios sensacionalistas, de escándalos y de sospechas, fue el pretexto que utilizó el escritor italiano para hacer una sátira del periodismo. Los temas de interés nacional y los valores tradicionales del oficio fueron los principales ausentes en el relato. Número cero, publicado en el 2015, es la última novela de Umberto Eco. El autor falleció un año después.
María José Noriega Ramírez
Domani, un periódico creado por el interés de un empresario para entrar a círculos económicos y mediáticos con la idea de “poner en apuros a los altos círculos financieros y políticos”, y un proyecto encabezado por un editor que quiere dar la impresión de ser la cabeza de un modelo de periodismo independiente, cuando no lo es, es la excusa con la que Umberto Eco hizo una sátira al periodismo. Número cero, su última novela, fue una crítica al oficio. No en vano Roberto Saviano afirmó: “Eco ha escrito una novela que es el manual de comunicación de nuestro tiempo”.
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Domani, un periódico creado por el interés de un empresario para entrar a círculos económicos y mediáticos con la idea de “poner en apuros a los altos círculos financieros y políticos”, y un proyecto encabezado por un editor que quiere dar la impresión de ser la cabeza de un modelo de periodismo independiente, cuando no lo es, es la excusa con la que Umberto Eco hizo una sátira al periodismo. Número cero, su última novela, fue una crítica al oficio. No en vano Roberto Saviano afirmó: “Eco ha escrito una novela que es el manual de comunicación de nuestro tiempo”.
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El periódico, bajo la estrategia de reciclar noticias viejas y de sembrar escándalos en la sociedad italiana de los años noventa, funciona como una plataforma de insinuaciones, previsiones y producción de sospechas. La imaginación es su principal recurso y el sembrar intrigas su mayor fin. “Tengo un encargo para alguno de ustedes. Habrán leído en los últimos meses- o sea, que la noticia era fresca en febrero- que un magistrado de Rímini abrió una investigación sobre la gestión de algunos asilos para ancianos (…). Ninguna de estas residencias pertenece a nuestro editor, pero sabrán que posee otros asilos, siempre en la costa adriática. No me sorprendería nada que en algún momento este magistrado de Rímini metiera las narices también en los negocios del Commendatore. A nuestro editor, por lo tanto, le hará gracia ver cómo se puede arrojar una sombra de sospecha sobre un juez metomenotado. Tenga en cuenta que hoy en día, para rebatir una acusación, no es necesario probar lo contrario, basta deslegitimar al acusador. Así pues, aquí están el nombre y el apellido del tipo, y Palatino se va unos días a Rímini, con una grabadora y una cámara fotográfica. Siga usted a ese siervo intachable del Estado, nadie es nunca integérrimo al cien por cien, a lo mejor no es pedófilo, no ha asesinado a su abuela, no se ha embolsado sobres, pero algo raro habrá hecho (…). Palatino, use su imaginación. ¿Entendido?”.
O, “no estoy pensando en los maricones en general, monada, yo abogo por la libertad, cada uno que haga lo que quiera. Pero los hay en política, en Parlamento, incluso en el gobierno. La gente piensa que son maricas solo los escritores y los bailarines, mientras que algunos de ellos nos están mandando sin que nos demos cuenta. Son una mafia y se ayudan entre ellos. Y a eso nuestros lectores pueden ser sensibles (…). Lucidi; usted que tiene fuentes interesantes, ¿qué podría decirnos de los maricones en política? Pero cuidado, sin dar nombres, no queremos ir a parar a los tribunales, se trata de mover la idea, el fantasma, dar un escalofrío, una sensación de desazón (…). Excelente hablar de chismes, pero con algún detalle picante, como si solo fuera una nota de color”.
Esos son los temas que se adhieren a la línea editorial de Domani. En cambio, una investigación sobre una pizzería en la que se recicla diariamente dinero sucio no tiene opción de ser publicada. “Primero, se nos echarán encima todos los inspectores de Hacienda, a los que usted reprocha que no se han dado cuenta ni remotamente del fraude; y esa es gente que sabe vengarse, si no con nosotros, desde luego con el Commendatore. Luego, por otro lado, lo dice usted, tenemos a las triadas, a la camorra, a la 'ndrangheta o a la mafia de turno, ¿y usted cree que van a quedarse tan tranquilos? (…) Y por último, ¿sabe lo que le digo? Que a nuestros lectores les entusiasmaría la idea de comer bien y barato en un local de novela negra. Así que lo tiramos a la papelera. Usted tranquila, y vuelva a los horóscopos”.
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Y sí, la línea editorial de Domani pretende homogeneizar el discurso, tratar a los lectores como personas que absorben todo tipo de información sin ningún criterio, y dedicarse al sensacionalismo y al espectáculo. “No podemos ocuparnos demasiado de cultura, nuestros lectores no leen libros (porque no son intelectuales), como mucho, La Gazzetta dello Sport. Aun así, estoy de acuerdo, el periódico debe tener una página no digo ya cultural, sino digamos de cultura y espectáculo”. Pero, además, cuando hay una historia de interés nacional, como la existencia de la organización Gladio, un grupo de ultraderecha que en un intento por volver a un régimen fascista orquestó atentados terroristas para culpar a los grupos de izquierda, tema que uno de los reporteros quería investigar (sin dejar de lado la fantasía y la imaginación) y que le costó la vida, fue descartado en el momento en que apareció muerto el reportero. “Colonna, todavía ahora no sé qué era verdad y qué era inventado, pero es seguro que, de los cien asuntos que manejaba en su investigación, por lo menos con uno había dado en el clavo, y por eso lo han hecho callar (…) Por si fuera poco, hace dos horas, el Commendatore Vimercate ha recibido una llamada. No me ha dicho de quién, ni qué le han referido, pero Vimercate ha pensado que la iniciativa de Domani se ha vuelto peligrosa también para él, y ha decidido abandonar el negocio (…) Domani muere hoy mismo”.
El periódico era un experimento, estaba pensado para no ser publicado nunca, pero por fuera de las páginas del libro existen este tipo de medios. De ahí se entiende que, entre toda la trama literaria, Eco dejara unas reflexiones importantes para el periodismo: por un lado, que los periódicos enseñan formas de pensar que terminan siendo asimiladas por los lectores. Es decir, la prensa es un marco de referencia y de pensamiento. Por el otro, que aunque el periodismo funciona en tiempo presente, tiene implicaciones en el tiempo futuro.