Pablo Montoya: “Una educación basada solo en la virtualidad es una educación fría y deshumanizada”
En una carta dirigida al Consejo Superior y al rector de la Universidad de Antioquia, el escritor y profesor de literatura Pablo Montoya solicita el regreso a las clases presenciales, argumentando que la educación lo necesita. “Es esa incesante movilidad humana lo que, en todas partes del mundo, es sinónimo de la vida universitaria”, afirma.
Frente a la reactivación que paulatinamente ha experimentado el país, entre la que se ha incluido la reapertura de centros comerciales, restaurantes, bares, establecimientos educativos, así como espacios culturales y deportivos, el escritor y profesor de literatura Pablo Montoya, a través de una carta, solicita al Consejo Superior y al Rector de la Universidad de Antioquia que “abran el Alma Mater”. Reconociendo que la institución ha dispuesto algunos laboratorios y ciertas oficinas administrativas para el estudio y el trabajo, Montoya pide una apertura más efectiva y comprometida con los demás estamentos universitarios. Reconociendo que hay estudiantes y profesores que aún no quieren regresar, respetando sus posiciones, Montoya habla en nombre de aquellos que sí lo quieren hacer.
“Acabo de dar una primera clase presencial en la Universidad EAFIT, donde he sido invitado para departir un curso sobre mi obra literaria. Ustedes no se imaginan el cambio tan maravilloso que tuvo mi ánimo. Saber que volvía a un aula, después de un año de encierro, me tenía el corazón exultante. Me llené, lo confieso, de temores debidos a la paranoia que nos han inoculado sistemáticamente durante estos meses. Pero cuando vi a los estudiantes en los corredores y patios, charlando y riendo (todos con tapabocas y con las medidas debidas del distanciamiento), y cuando hablé con ellos y vi de cerca el brillo de sus ojos y percibí sus cuerpos entre los árboles, el revoloteo de los pájaros y las fuentes de agua del campus, me desbordó la felicidad. Aún estoy radiante y el entusiasmo me fluye en la sangre al saber que dentro de pocos días volveré a esa aula a hablar con esos mismos estudiantes. Concluí, entonces, lo que ya sabemos todos, que la educación urge de este contacto físico. Porque una educación basada solo en la virtualidad, es una educación esterilizada, fría y deshumanizada”, afirma Montoya en la carta.
Refiriéndose a la resistencia que desde la comunidad académica se ha tenido ante estos momentos de crisis y dificultad, el docente habla de la urgencia de retomar la presencialidad y de dejar la virtualidad en el campo educativo. “Les pido que no nos dejen más tiempo suspendidos en las pantallas de la virtualidad que, si bien nos han funcionado para salir adelante, se nos están convirtiendo en un limbo áspero y solo propenso al descontento y al desánimo general. La Universidad debe iniciar de inmediato la apertura de algunas de sus instancias con todos los protocolos respectivos (el museo, la editorial y la imprenta, las bibliotecas, los posgrados, el paraninfo, entre otros), para que podamos respirar de nuevo la vitalidad y el interés por el conocimiento que rodea a todas las edades del hombre. Porque es esa incesante movilidad humana lo que, en todas partes del mundo, es sinónimo de la vida universitaria”, concluye.
Frente a la reactivación que paulatinamente ha experimentado el país, entre la que se ha incluido la reapertura de centros comerciales, restaurantes, bares, establecimientos educativos, así como espacios culturales y deportivos, el escritor y profesor de literatura Pablo Montoya, a través de una carta, solicita al Consejo Superior y al Rector de la Universidad de Antioquia que “abran el Alma Mater”. Reconociendo que la institución ha dispuesto algunos laboratorios y ciertas oficinas administrativas para el estudio y el trabajo, Montoya pide una apertura más efectiva y comprometida con los demás estamentos universitarios. Reconociendo que hay estudiantes y profesores que aún no quieren regresar, respetando sus posiciones, Montoya habla en nombre de aquellos que sí lo quieren hacer.
“Acabo de dar una primera clase presencial en la Universidad EAFIT, donde he sido invitado para departir un curso sobre mi obra literaria. Ustedes no se imaginan el cambio tan maravilloso que tuvo mi ánimo. Saber que volvía a un aula, después de un año de encierro, me tenía el corazón exultante. Me llené, lo confieso, de temores debidos a la paranoia que nos han inoculado sistemáticamente durante estos meses. Pero cuando vi a los estudiantes en los corredores y patios, charlando y riendo (todos con tapabocas y con las medidas debidas del distanciamiento), y cuando hablé con ellos y vi de cerca el brillo de sus ojos y percibí sus cuerpos entre los árboles, el revoloteo de los pájaros y las fuentes de agua del campus, me desbordó la felicidad. Aún estoy radiante y el entusiasmo me fluye en la sangre al saber que dentro de pocos días volveré a esa aula a hablar con esos mismos estudiantes. Concluí, entonces, lo que ya sabemos todos, que la educación urge de este contacto físico. Porque una educación basada solo en la virtualidad, es una educación esterilizada, fría y deshumanizada”, afirma Montoya en la carta.
Refiriéndose a la resistencia que desde la comunidad académica se ha tenido ante estos momentos de crisis y dificultad, el docente habla de la urgencia de retomar la presencialidad y de dejar la virtualidad en el campo educativo. “Les pido que no nos dejen más tiempo suspendidos en las pantallas de la virtualidad que, si bien nos han funcionado para salir adelante, se nos están convirtiendo en un limbo áspero y solo propenso al descontento y al desánimo general. La Universidad debe iniciar de inmediato la apertura de algunas de sus instancias con todos los protocolos respectivos (el museo, la editorial y la imprenta, las bibliotecas, los posgrados, el paraninfo, entre otros), para que podamos respirar de nuevo la vitalidad y el interés por el conocimiento que rodea a todas las edades del hombre. Porque es esa incesante movilidad humana lo que, en todas partes del mundo, es sinónimo de la vida universitaria”, concluye.