País de cuervos
Reseña de la novela Tierra de cuervos, de la escritora Tatik Carrión Ramos, que narra la historia de una adolescente que podría ser cualquiera de las niñas que no terminaron de salir de su infancia para enfrentar la realidad cruda o el “acontecimiento” de la muerte de su familia.
Nana Rodríguez Romero
La literatura sobre del conflicto armado y la violencia en Colombia ha tenido miradas desde la poesía, la novela y el cuento. Existe una memoria literaria por épocas acerca de esta problemática que ha marcado varias generaciones, desde las guerras de independencia, pasando por el bogotazo, hasta el conflicto armado entre grupos al margen de la ley, ejército, paramilitares, narcotráfico y Estado. En todas estas circunstancias históricas el problema de la tenencia de la tierra ha estado presente. Se sabe de la expropiación de sus legítimos dueños, en la mayoría de los casos campesinos que la han trabajado y luchado, hasta sometimientos, desplazamientos y vidas en riesgo.
La novela Tierra de cuervos, de la escritora Tatik Carrión Ramos, publicada en 2019 y difundida este año de aislamiento global que nos ha marcado en tantos aspectos, recoge una historia narrada por medio de la voz de una adolescente que podría ser cualquiera de las niñas que no terminaron de salir de su infancia para enfrentar la realidad cruda o el “acontecimiento” de la muerte de su familia, en este caso de su padre y tío en manos de fuerzas oscuras “por pensar distinto”, dice la protagonista.
Le sugerimos: Las cicatrices de Camila Sosa Villada
Es una historia conmovedora que sostiene una tensión narrativa de comienzo a fin y está hilada a través de doce capítulos en un relato que ilustra las condiciones de pobreza, miedo y amenazas a lo largo de su corto, pero intenso periplo. Dos adolescentes víctimas del asesinato de sus padres deciden con valentía fugarse del hogar para buscar unas condiciones de vida diferentes. Aquí la naturaleza es otro personaje presente en el viaje: el río, los árboles, las nubes y la presencia de una lagartija muerta, que recuerda a uno de los cuentos de la autora, finalista en el concurso de cuento La Cueva de Barranquilla.
Dos seres que empiezan a crecer y madurar con rapidez al vivir circunstancias de inseguridad, miedo, hambre, desamparo e incertidumbre. Todas estas sensaciones rodeadas de la misma violencia de la que pretenden huir como si estuvieran signadas por la injusticia, la inequidad, el abandono y el olvido del Estado que se ha centrado en intereses particulares que nada tienen que ver con aquello de lo que se enorgullece: la mal llamada democracia.
Puede leer: La sociedad de los poetas expulsados
La novela está escrita en un lenguaje oral sostenido en la identidad de una clase social a través de la voz de una niña campesina, rebelde y arriesgada. Una pequeña heroína con sueños e ilusiones en medio de la mirada de esos pájaros oscuros conocidos como cuervos, tan reales en la cotidianidad donde la muerte campea a diario con el asesinato de líderes sociales, indígenas, profesores, niños y niñas, como en la verosimilitud de la novela. Es de anotar cómo se construye el personaje femenino dotado de una fuerza y una convicción de futuro y cambio que no sucumbe ante los primeros llamados del amor. Ella escribe notas y reflexiones en su cuaderno y lee cuentos de Allan Poe.
La imagen de las mujeres en el conflicto colombiano se ha caracterizado por la tenacidad para enfrentar esa realidad tosca y brutal, por ser víctimas y re-victimizadas, violadas y asesinadas. No en vano en las últimas décadas la literatura escrita por mujeres ha enfocado su mirada en las historias de las múltiples violencias que asolan a este país.
Enhorabuena llega esta novela singular que entra a formar parte de la historia de nuestra literatura actual.
La literatura sobre del conflicto armado y la violencia en Colombia ha tenido miradas desde la poesía, la novela y el cuento. Existe una memoria literaria por épocas acerca de esta problemática que ha marcado varias generaciones, desde las guerras de independencia, pasando por el bogotazo, hasta el conflicto armado entre grupos al margen de la ley, ejército, paramilitares, narcotráfico y Estado. En todas estas circunstancias históricas el problema de la tenencia de la tierra ha estado presente. Se sabe de la expropiación de sus legítimos dueños, en la mayoría de los casos campesinos que la han trabajado y luchado, hasta sometimientos, desplazamientos y vidas en riesgo.
La novela Tierra de cuervos, de la escritora Tatik Carrión Ramos, publicada en 2019 y difundida este año de aislamiento global que nos ha marcado en tantos aspectos, recoge una historia narrada por medio de la voz de una adolescente que podría ser cualquiera de las niñas que no terminaron de salir de su infancia para enfrentar la realidad cruda o el “acontecimiento” de la muerte de su familia, en este caso de su padre y tío en manos de fuerzas oscuras “por pensar distinto”, dice la protagonista.
Le sugerimos: Las cicatrices de Camila Sosa Villada
Es una historia conmovedora que sostiene una tensión narrativa de comienzo a fin y está hilada a través de doce capítulos en un relato que ilustra las condiciones de pobreza, miedo y amenazas a lo largo de su corto, pero intenso periplo. Dos adolescentes víctimas del asesinato de sus padres deciden con valentía fugarse del hogar para buscar unas condiciones de vida diferentes. Aquí la naturaleza es otro personaje presente en el viaje: el río, los árboles, las nubes y la presencia de una lagartija muerta, que recuerda a uno de los cuentos de la autora, finalista en el concurso de cuento La Cueva de Barranquilla.
Dos seres que empiezan a crecer y madurar con rapidez al vivir circunstancias de inseguridad, miedo, hambre, desamparo e incertidumbre. Todas estas sensaciones rodeadas de la misma violencia de la que pretenden huir como si estuvieran signadas por la injusticia, la inequidad, el abandono y el olvido del Estado que se ha centrado en intereses particulares que nada tienen que ver con aquello de lo que se enorgullece: la mal llamada democracia.
Puede leer: La sociedad de los poetas expulsados
La novela está escrita en un lenguaje oral sostenido en la identidad de una clase social a través de la voz de una niña campesina, rebelde y arriesgada. Una pequeña heroína con sueños e ilusiones en medio de la mirada de esos pájaros oscuros conocidos como cuervos, tan reales en la cotidianidad donde la muerte campea a diario con el asesinato de líderes sociales, indígenas, profesores, niños y niñas, como en la verosimilitud de la novela. Es de anotar cómo se construye el personaje femenino dotado de una fuerza y una convicción de futuro y cambio que no sucumbe ante los primeros llamados del amor. Ella escribe notas y reflexiones en su cuaderno y lee cuentos de Allan Poe.
La imagen de las mujeres en el conflicto colombiano se ha caracterizado por la tenacidad para enfrentar esa realidad tosca y brutal, por ser víctimas y re-victimizadas, violadas y asesinadas. No en vano en las últimas décadas la literatura escrita por mujeres ha enfocado su mirada en las historias de las múltiples violencias que asolan a este país.
Enhorabuena llega esta novela singular que entra a formar parte de la historia de nuestra literatura actual.