Pájaros en la boca, imaginarios que accionan desde el arte colaborativo
Pájaros en la boca, un programa no convencional en la formación artística, busca ser una apertura hacia las prácticas compartidas con miras a la transformación social a través del arte.
Sandra Fernández
La formación artística blindada en cuatro paredes desde la academia estructura el aprendizaje y genera competencias, dejando en ocasiones pocos frutos que se puedan cosechar para una finalidad colectiva. Por esta razón, la construcción del artista se hila a partir de la experimentación, la interacción con otros y la capacidad de adherir en un mismo tejido proyectos que estén guiados por su contexto social. La necesidad de crear espacios para el encuentro que permitan el desarrollo de investigaciones, materialidades y un accionar colectivo emerge en distintos lugares del mundo.
Desde su obra, el artista Andrés Matías Pinilla ha proyectado las necesidades humanas a partir de instalaciones, imágenes y objetos de manera poética. Su interés por trascender más allá del cubo blanco y reflexionar desde el hacer artístico sirvieron de pretexto para crear, en 2019, junto a la gestora Jen Zapata el proyecto Lanzallamas en Argentina, una plataforma de intercambio de pensamiento y producción artística. “Siento que una forma expandida de mi obra es generar otro tipo de proyectos que tengan que ver con vincular a otras personas, expandir la creación artística y colectiva”, explica Andrés Matías.
La expansión, mencionada por el artista, reconoce el arte como una herramienta de transformación social creando acciones que impactan en el territorio que se desenvuelve, sensibilizando el pensamiento que se transmite a través de las conexiones humanas. A partir de la experiencia con su proyecto en Argentina, el artista comienza en Colombia el proyecto de creación, investigación y de prácticas compartidas Cal¡ente, cal!ente, un espacio de pensamiento para imaginar y ensayar futuros próximos, que, en palabras del artista, “ese Caliente, caliente es como el compost, el humus de algo; cuando la tierra por las lombrices se calienta y se produce algo”.
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Ese comienzo que emerge de la tierra caliente hace posible la germinación de una plataforma que se cuestiona las distopías generadas por el cine, la televisión y los medios, para fijarse en las acciones que vislumbren un cambio positivo del contexto actual a través de las prácticas artísticas. Espacio Odeón recibe así la primera edición de Pájaros en la boca, convocando a los artistas y a quienes se relacionen con el arte para participar en encuentros compuestos por diferentes voces latentes frente a sus contextos.
“A veces las obras están muy contagiadas de su alrededor y por eso intentamos descongestionarlas de la presión comercial, de los discursos y de las estéticas que se vuelven tendencias. Lo que necesitamos es ver cómo una obra se resuelve mucho mejor y que el artista entienda cómo puede liberarla de muchas cosas para que ella fluya”, explica Andrés Matías Pinilla.
Bajo esta premisa, Pájaros en la boca, título inspirado en un libro de la escritora argentina Samanta Schweblin con un cuento con este mismo nombre, resulta ser el grito en distintos sonidos y lenguajes que estalla de la boca para liberarse de lo establecido y abrir vuelo hacia nuevos horizontes a través de un sonido potente.
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Los talleres y encuentros fueron la excusa para que los quince artistas participantes conectaran sus saberes con los mediadores de esta primera edición: Nadia Granados, artista ganadora del XI Premio Luis Caballero que a través de la performance manifiesta lo impronunciable frente a las estructuras de poder; Liliana Angulo Cortés, artista que ha trabajado con líderes sociales, además de contribuir en las luchas de las comunidades afrodescendientes; María Leubro, artista que relaciona la transformación de la materia con la gráfica y publicaciones desde lo popular y un universo que va más allá del mundo de las artes; el músico Edson Velandia, que con sus líricas logra manifestar el lenguaje urbano; Lucas Ospina, docente, artista y crítico; Agostina Luz López, escritora, actriz y directora de teatro que trabaja a partir de las heridas emocionales para manifestarlas en las producciones artísticas; Carlos Monroy, artista que desde la danza logra conectar con la colectividad como una necesidad humana, y el artista Andrés Matías Pinilla.
El encuentro, que se desarrolló durante nueve semanas, estuvo atravesado por las relaciones entre el cuerpo y la palabra con el poder de la escucha, la gramática de los cuerpos, la narración de historias y los objetos con memoria, logrando conectar a los participantes para manifestar la posibilidad de imaginar nuevas realidades desde el accionar colectivo.
El resultado de la primera versión de Pájaros en la boca tendrá una muestra que se llevará a cabo en Espacio Odeón el jueves 25 de agosto y el lanzamiento de una publicación que reúne textos y producciones gráficas de los participantes.
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La formación artística blindada en cuatro paredes desde la academia estructura el aprendizaje y genera competencias, dejando en ocasiones pocos frutos que se puedan cosechar para una finalidad colectiva. Por esta razón, la construcción del artista se hila a partir de la experimentación, la interacción con otros y la capacidad de adherir en un mismo tejido proyectos que estén guiados por su contexto social. La necesidad de crear espacios para el encuentro que permitan el desarrollo de investigaciones, materialidades y un accionar colectivo emerge en distintos lugares del mundo.
Desde su obra, el artista Andrés Matías Pinilla ha proyectado las necesidades humanas a partir de instalaciones, imágenes y objetos de manera poética. Su interés por trascender más allá del cubo blanco y reflexionar desde el hacer artístico sirvieron de pretexto para crear, en 2019, junto a la gestora Jen Zapata el proyecto Lanzallamas en Argentina, una plataforma de intercambio de pensamiento y producción artística. “Siento que una forma expandida de mi obra es generar otro tipo de proyectos que tengan que ver con vincular a otras personas, expandir la creación artística y colectiva”, explica Andrés Matías.
La expansión, mencionada por el artista, reconoce el arte como una herramienta de transformación social creando acciones que impactan en el territorio que se desenvuelve, sensibilizando el pensamiento que se transmite a través de las conexiones humanas. A partir de la experiencia con su proyecto en Argentina, el artista comienza en Colombia el proyecto de creación, investigación y de prácticas compartidas Cal¡ente, cal!ente, un espacio de pensamiento para imaginar y ensayar futuros próximos, que, en palabras del artista, “ese Caliente, caliente es como el compost, el humus de algo; cuando la tierra por las lombrices se calienta y se produce algo”.
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Ese comienzo que emerge de la tierra caliente hace posible la germinación de una plataforma que se cuestiona las distopías generadas por el cine, la televisión y los medios, para fijarse en las acciones que vislumbren un cambio positivo del contexto actual a través de las prácticas artísticas. Espacio Odeón recibe así la primera edición de Pájaros en la boca, convocando a los artistas y a quienes se relacionen con el arte para participar en encuentros compuestos por diferentes voces latentes frente a sus contextos.
“A veces las obras están muy contagiadas de su alrededor y por eso intentamos descongestionarlas de la presión comercial, de los discursos y de las estéticas que se vuelven tendencias. Lo que necesitamos es ver cómo una obra se resuelve mucho mejor y que el artista entienda cómo puede liberarla de muchas cosas para que ella fluya”, explica Andrés Matías Pinilla.
Bajo esta premisa, Pájaros en la boca, título inspirado en un libro de la escritora argentina Samanta Schweblin con un cuento con este mismo nombre, resulta ser el grito en distintos sonidos y lenguajes que estalla de la boca para liberarse de lo establecido y abrir vuelo hacia nuevos horizontes a través de un sonido potente.
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El encuentro, que se desarrolló durante nueve semanas, estuvo atravesado por las relaciones entre el cuerpo y la palabra con el poder de la escucha, la gramática de los cuerpos, la narración de historias y los objetos con memoria, logrando conectar a los participantes para manifestar la posibilidad de imaginar nuevas realidades desde el accionar colectivo.
El resultado de la primera versión de Pájaros en la boca tendrá una muestra que se llevará a cabo en Espacio Odeón el jueves 25 de agosto y el lanzamiento de una publicación que reúne textos y producciones gráficas de los participantes.
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