Palestino ganador de documental en Berlinale: Los alemanes deben “dejar de apoyar” a Israel
El palestino y codirector Basel Adra, ganador del premio a Mejor Documental en la 74º edición de la Berlinale, pide a los ciudadanos alemanes “dejar de apoyar” a Israel y empatizar con quienes viven cada día bajo ocupación militar, dijo anoche durante el estreno del documental en su aldea en la Cisjordania ocupada.
Patricia Martínez Sastre
“Los alemanes deberían mirar el día a día de los palestinos, entender con más profundidad cómo es vivir bajo ocupación y lo que el gobierno (israelí) hace”, declaró Basel en un mensaje dirigido a este país europeo, a raíz de la controversia ocasionada a finales de febrero tras el triunfo en la Berlinale del documental “No other land” (No hay otra tierra).
"Una vez vean cómo el ejército israelí derriba colegios, destruye casas, corta tuberías de agua, etc. solo para hacer nuestra vida imposible deberían dejar de apoyar a Israel y pedirle que respete el derecho internacional y los llamados internacionales de un fin de la ocupación", añadió.
Anoche, ante más de 200 personas -entre ellas periodistas, activistas israelíes y palestinos- el documental se presentó por primera vez en Masafer Yatta, donde fue rodado durante unos cuatro años, mostrando a los presentes la lucha continua de Adra, documentada junto al periodista israelí Yuval Abraham, por el derecho de su aldea a seguir existiendo.
"Incluso con las críticas que recibí por mi discurso, un soldado israelí no va a entrar en mi casa en medio de la noche. No tendré que dormir con los zapatos puestos (como hace Basel)", dijo a los periodistas el israelí Yuval, quien enfrentó amenazas de muerte y fue acusado de antisemita por decir, en la Berlinale, que él y Basel no tienen los mismos derechos en Israel.
Aram murió por defender un generador
Israel se hizo con el control del territorio palestino de Cisjordania en 1967 y, a día de hoy, más de un 60 % de del territorio palestino está en lo que el gobierno clasifica como “área C”, bajo control militar y civil israelí y con áreas completamente cerradas a la población cisjordana.
Masafer Yatta, una comunidad formada por unas 20 aldeas palestinas localizadas al sur de la urbe de Hebrón, fue designada por Israel dentro de este tipo de área y, desde hace 20 años, sufre la expulsión forzosa y progresiva de su población, ya que Israel quiere edificar ahí un campo de entrenamiento militar.
En el documental, Basel Adra narra en voz en off dos de sus primeros recuerdos de infancia: el arresto de su padre por soldados israelíes cuando él tenía 5 años y el participar en una manifestación, en contra de la expulsión de su pueblo, a la edad de siete. Dice que entonces ya se dio cuenta que sus padres eran activistas.
Uno de los momentos más trágicos del documental, grabado en enero de 2021, muestra a un grupo de vecinos intentando evitar que los soldados israelíes confisquen un generador eléctrico cuando uno de ellos, el palestino Harun Abu Aram, recibe un disparado a bocajarro en el cuello.
Aram permanecerá desde ese día, hasta su muerte en febrero de 2023 a los 26 años, parapléjico y viviendo en una cueva sin agua corriente. El Ejército israelí nunca concedió a su familia, después de que su casa fuese derrumbada, un permiso para construir una nueva vivienda donde cuidar de Aram.
“Aunque estamos muy felices de que esta película haya tenido éxito y se vaya a proyectar en otros festivales en todo el mundo”, confesó Basel antes de la proyección colectiva, “es muy difícil para nosotros llevar una vida diaria normal cuando la guerra en Gaza continúa y hay gente muriendo”.
“Los alemanes deberían mirar el día a día de los palestinos, entender con más profundidad cómo es vivir bajo ocupación y lo que el gobierno (israelí) hace”, declaró Basel en un mensaje dirigido a este país europeo, a raíz de la controversia ocasionada a finales de febrero tras el triunfo en la Berlinale del documental “No other land” (No hay otra tierra).
"Una vez vean cómo el ejército israelí derriba colegios, destruye casas, corta tuberías de agua, etc. solo para hacer nuestra vida imposible deberían dejar de apoyar a Israel y pedirle que respete el derecho internacional y los llamados internacionales de un fin de la ocupación", añadió.
Anoche, ante más de 200 personas -entre ellas periodistas, activistas israelíes y palestinos- el documental se presentó por primera vez en Masafer Yatta, donde fue rodado durante unos cuatro años, mostrando a los presentes la lucha continua de Adra, documentada junto al periodista israelí Yuval Abraham, por el derecho de su aldea a seguir existiendo.
"Incluso con las críticas que recibí por mi discurso, un soldado israelí no va a entrar en mi casa en medio de la noche. No tendré que dormir con los zapatos puestos (como hace Basel)", dijo a los periodistas el israelí Yuval, quien enfrentó amenazas de muerte y fue acusado de antisemita por decir, en la Berlinale, que él y Basel no tienen los mismos derechos en Israel.
Aram murió por defender un generador
Israel se hizo con el control del territorio palestino de Cisjordania en 1967 y, a día de hoy, más de un 60 % de del territorio palestino está en lo que el gobierno clasifica como “área C”, bajo control militar y civil israelí y con áreas completamente cerradas a la población cisjordana.
Masafer Yatta, una comunidad formada por unas 20 aldeas palestinas localizadas al sur de la urbe de Hebrón, fue designada por Israel dentro de este tipo de área y, desde hace 20 años, sufre la expulsión forzosa y progresiva de su población, ya que Israel quiere edificar ahí un campo de entrenamiento militar.
En el documental, Basel Adra narra en voz en off dos de sus primeros recuerdos de infancia: el arresto de su padre por soldados israelíes cuando él tenía 5 años y el participar en una manifestación, en contra de la expulsión de su pueblo, a la edad de siete. Dice que entonces ya se dio cuenta que sus padres eran activistas.
Uno de los momentos más trágicos del documental, grabado en enero de 2021, muestra a un grupo de vecinos intentando evitar que los soldados israelíes confisquen un generador eléctrico cuando uno de ellos, el palestino Harun Abu Aram, recibe un disparado a bocajarro en el cuello.
Aram permanecerá desde ese día, hasta su muerte en febrero de 2023 a los 26 años, parapléjico y viviendo en una cueva sin agua corriente. El Ejército israelí nunca concedió a su familia, después de que su casa fuese derrumbada, un permiso para construir una nueva vivienda donde cuidar de Aram.
“Aunque estamos muy felices de que esta película haya tenido éxito y se vaya a proyectar en otros festivales en todo el mundo”, confesó Basel antes de la proyección colectiva, “es muy difícil para nosotros llevar una vida diaria normal cuando la guerra en Gaza continúa y hay gente muriendo”.