Dr.
Leonardo Villar
Gerente Gral. Banco de la República
L. C.
Respetado gerente:
Le escribe Clemencia Plazas. Durante 12 años fui curadora de las colecciones del Museo del Oro y su directora por 10 años más. Con motivo de la carta publicada por el arqueólogo Juan Guillermo Martín hace unos días en la versión digital del diario El Espectador quisiera expresar lo siguiente:
- Para los museos la investigación y divulgación de sus colecciones es vital. En especial, cuando estas han sido producto de la guaquería, como es el caso del Museo del Oro.
- Es por eso que en la actualidad la mayoría de los museos importantes del mundo tienen sus colecciones a disposición del público mediante programas virtuales. Entre ellos, el Louvre, el MET, e inclusive proyectos locales como el Proyecto Arqueológico de El Caño, en la vecina Panamá, con alrededor de 80.000 entradas.
- El Banco de la República debería apoyar los esfuerzos que hace el personal del museo para lograr divulgar públicamente sus colecciones.
- Esta meta ayudaría a fomentar cualquier investigación iconográfica, desde la mirada de los historiadores del arte o arqueólogos.
- El acceso al material fotográfico, hoy en día, digital, sin costo adicional para la institución, debería ser cada vez más fácil. Exigencias de abogados sobre el contenido de los artículos o sobre la idoneidad de las instituciones que estén interesadas en publicarlos son absolutamente innecesarias. El Patrimonio Cultural de todos los colombianos no se puede manejar como una reserva bancaria. Entre más se divulgue, inclusive en medios alternativos, mejor para el conocimiento del pasado prehispánico.
- El museo se ha esforzado por esclarecer el espacio y tiempo de elaboración de las distintas colecciones orfebres; sin embargo, es mucho más lo que falta por investigar. Todavía se manejan datos temporales demasiado amplios, algunos hasta de un milenio, para la elaboración de ciertos estilos. Tampoco son claras las filiaciones étnicas ni las interrelaciones entre las distintas áreas orfebres.
- La mirada de investigadores de fuera sobre las colecciones, ya sean arqueólogos, metalurgos, artistas o meros curiosos, ampíia, sin duda, su conocimiento.
Clemencia Plazas
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