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Patricia Ariza y Fruko, entre los ganadores de los Premios vida y obra

El Premio Nacional Vida y Obra, creado en 2002, es el máximo reconocimiento entregado por el Ministerio de las Culturas, las Artes y los Saberes a aquellos colombianos cuyo trabajo ha enriquecido el campo cultural del país.

Redacción Cromos
19 de octubre de 2024 - 07:12 p. m.
Julio Ernesto Estrada ‘Fruko’, Ramón Gil Barros, Víctor Simarra Reyes y Patricia Ariza, son los ganadores de los Premios
Nacionales Vida y Obra 2024 del Ministerio de las Culturas.
Julio Ernesto Estrada ‘Fruko’, Ramón Gil Barros, Víctor Simarra Reyes y Patricia Ariza, son los ganadores de los Premios Nacionales Vida y Obra 2024 del Ministerio de las Culturas.
Foto: Ministerio de las Culturas

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En esta ocasión se entregaron cuatro reconocimientos: el Premio Vida y Obra a la gestora o gestor cultural, Premio Vida y Obra a personas destacadas en el campo de las artes y las culturas, Premio Vida y Obra a personas que aportan a la cultura de paz, y Premio Vida y Obra a portadores del patrimonio y la memoria cultural.

“La defensa de los patrimonios pasa por celebrar y fortalecer la labor de las personas que dedican su vida a transformar la historia de las artes, las culturas y los saberes nacionales”, dijo Julián David Correa, coordinador del Grupo de Concertación y Estímulos. Para los jurados, la elección de los ganadores fue “una tarea compleja”, tomada de manera consensuada. Según los organizadores, cada uno de los postulantes ha dejado una huella significativa en la construcción de ciudadanía y en la creación de comunidad, “siendo además promotores de inclusión en los territorios donde desarrollan su labor”.

Víctor Simarra Reyes, Premio Vida y Obra a la gestora o gestor cultural

Es un reconocido palenquero, originario de San Basilio de Palenque, un pueblo declarado Patrimonio Inmaterial de la Humanidad por la UNESCO. Desde su infancia, aprendió los secretos de la cocina tradicional palenquera, influenciado por su familia y las costumbres que lo rodearon, un legado que ha mantenido y transmitido a través de su pasión por los sabores de su tierra. Su cocina refleja la historia y el espíritu de libertad de los cimarrones que fundaron Palenque.

Entre sus platillos más emblemáticos se encuentra el “Alocu Toro Prieto”, una receta tradicional que combina ingredientes como el arroz subido y el bleo, una planta nativa de la región, junto con diversas carnes y verduras. Para Víctor, este plato representa la esencia de su pueblo, ya que su preparación involucra técnicas ancestrales transmitidas de generación en generación. A lo largo de su vida, ha buscado preservar y promover la riqueza gastronómica de Palenque. Con el apoyo de la Fundación Transformemos, está comprometido en la misión de rescatar no solo las recetas, sino también la lengua y las tradiciones de su pueblo. Ese orgullo por su cultura y sus raíces lo ha llevado a convertirse en un embajador de la cocina palenquera, dispuesto a compartir su legado con todos aquellos que deseen conocerlo.

“Se destaca en el ganador la figura del gestor apasionado por su cultura, sus tradiciones y su territorio. Con un profundo conocimiento de la historia de Palenque, su trabajo ha contribuido a poner en valor la historia y la cultura afrocolombiana. Ha permitido la vinculación de sus coterráneos en su propia historia; y esto, sin duda, ha sido fundamental para recuperar la confianza de los palenqueros, promover la convivencia y fortalecer los lazos entre unos y otros”, dijeron los jurados sobre Simarra.

Julio Ernesto Estrada Rincón ‘Fruko’, Premio Vida y Obra a personas destacadas en el campo de las artes y las culturas

Más conocido como ‘Fruko’, es un destacado compositor, productor, intérprete y director de orquesta nacido en Medellín en 1951. Su carrera musical despegó a los 14 años cuando se unió a los Corraleros de Majagual, una legendaria agrupación de música tropical en Colombia. A lo largo de sus más de 50 años de trayectoria, ha sido pionero en la difusión de la salsa en Colombia y América Latina. Fue fundador de la icónica orquesta Fruko y sus Tesos (1970), que ha dejado una huella imborrable en la música tropical y la salsa mundial, y ha compartido escenarios con grandes figuras como Tito Puente, Héctor Lavoe y Willie Colón.

Fruko también ha sido clave en el surgimiento de otras agrupaciones exitosas como Los Latin Brothers y La Sonora Dinamita, siendo una pieza vital en el desarrollo de la música tropical en Colombia. Con más de 8.000 canciones y 800 álbumes grabados, ha llevado la música colombiana a los escenarios más importantes del mundo, actuando en más de 70 países y difundiendo la salsa y otros géneros tropicales. Su trabajo ha sido reconocido por su dinamismo y la fuerza rítmica, una característica que ha impregnado cada una de sus producciones. Actualmente, sigue siendo un referente de la salsa, y su legado musical perdura en la memoria colectiva, tanto en Colombia como en el resto del mundo.

“Resaltamos su labor en el campo de las artes por su invaluable aporte a la consolidación de las memorias emotivas del país. Sus músicas son parte esencial de la identidad nacional, y gracias a su gestión, centenares de intérpretes colombianos han llegado a todos los rincones del mundo”, dijeron los jurados sobre Fruko.

Patricia Ariza, Premio Vida y Obra a personas que aportan a la cultura de paz

Es una destacada artista plástica, directora, actriz, dramaturga, poetisa y activista política colombiana, sobreviviente del genocidio de la Unión Patriótica. Nació en Vélez, Santander, el 27 de enero de 1946, y llegó a Bogotá junto a su familia debido al desplazamiento forzado. Estudió Historia del Arte en la Universidad Nacional de Colombia, donde fue parte del colectivo de los nadaístas y militante de la Juventud Comunista. Desde sus inicios, ha sido una defensora incansable de los derechos humanos, la paz y la justicia social, y se ha comprometido con las causas de las víctimas del conflicto armado en Colombia. Cofundadora del Teatro La Candelaria, en 1966, y fundadora de la Corporación Colombiana de Teatro, en 1969, ha sido una figura central en el teatro colombiano. Sus obras han sido reconocidas por su enfoque en temas sociales, como el desplazamiento y la memoria histórica. Entre las más representativas se encuentran La Kukhualina, El Viento y la Ceniza, y Camilo vive, que destacan su compromiso con la paz y la transformación social a través del arte. El impacto de su trabajo ha trascendido fronteras, y ha sido galardonada con numerosos premios, entre ellos el Príncipe Claus de Holanda y el Premio Nacional a la Defensa de los Derechos Humanos en Colombia.

En 2022, fue nombrada ministra de Cultura de Colombia, cargo que desempeñó hasta febrero de 2023. Su labor en el ministerio continuó con su visión de un país donde el arte y la cultura fueran herramientas para la reconciliación y la paz.

“En opinión unánime del jurado, la maestra Patricia Ariza ha desarrollado a lo largo de su vida un trabajo constante, creativo, solidario y valeroso en defensa de la vida, los derechos humanos y la paz en Colombia, que la hacen justa merecedora de este premio”, dijeron los jurados sobre Ariza.

Ramón Gil Barros, Premio Vida y Obra a portadores del patrimonio y la memoria cultural

Conocido en la comunidad indígena wiwa como “Ade”, que significa padre en lengua damana, es uno de los líderes espirituales más relevantes de la Sierra Nevada de Santa Marta. Nacido en 1941 en Rongoy, un pueblo wiwa del departamento del Cesar, fue criado por su abuela materna, quien le inculcó valores de justicia y armonía. Desde su juventud, se dedicó a fortalecer el equilibrio entre el hombre y la naturaleza, siguiendo el ejemplo de su padre, el mamo Rumaldo Gil Pinto. A lo largo de su vida, se ha comprometido con la protección de los conocimientos ancestrales y la cohesión de los pueblos indígenas de la Sierra.

En la década de 1980, fundó la Organización Gonawindua Tayrona junto a otros líderes indígenas, con el fin de representar a los pueblos arhuaco, kogui y wiwa frente al Estado colombiano. Además, trabajó en proyectos documentales y educativos para compartir los saberes tradicionales de su cultura. También ha sido un defensor incansable de la sostenibilidad ambiental, promoviendo la reforestación y la recuperación de tierras para las generaciones futuras. Hoy reside en Gotsezhi, una comunidad que él mismo fundó en la cuenca del río Guachaca. Allí continúa su labor como mamo, asesorando a los consejos de autoridades tradicionales en temas administrativos y espirituales. Su legado perdura en la preservación de la cultura wiwa, la protección de la naturaleza y su compromiso con el bienestar de su pueblo.

“Es en sí mismo portador de la cultura de su pueblo, representa la cosmovisión del pueblo wiwa y las dimensiones que implica la presencia de los pueblos indígenas en una sociedad como la colombiana. En su trayectoria ha levantado la voz en nombre de la naturaleza y ha puesto en valor el papel de la cultura y su relación intrínseca con el entorno”, dijeron los jurados sobre Gil Barrios.

Redacción Cromos

Por Redacción Cromos

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