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Fugas y sueños, la muestra de la artista bogotana Patricia Tavera, es un homenaje al movimiento, al desplazamiento y al éxodo doloroso y forzado, pero también al movimiento voluntario, al viaje y al cambio. La exposición, que consta de 80 obras y que se vio en Medellín hace algunos meses, se inaugura hoy en Madrid, con la curaduría y la presentación de George Gómez y Cáceres (curador colombiano vinculado al Museo del Louvre) en el centro cultural La Vaguada.
Tavera, quien se ha encontrado en sus propios recorridos con la diáspora colombiana en el mundo, representa con su obra no sólo a personas de este tiempo en movimiento, sino las sensaciones que éstas transmiten: la incertidumbre, el dolor de lo que queda atrás, pero también la esperanza y los sueños. Precisamente ahí está la segunda parte, que refleja lugares recordados y añorados.
Aquí Tavera, como viene haciendo desde la muestra Éxodo, se aleja de esa obra individual y personal que hizo distinto su trabajo en la década de los 80, al igual que el de Gustavo Vejarano o los otros miembros de esa generación de colombianos que hicieron de París su patria. Precisamente ellos formaron parte de la muestra colectiva de la galería Entrearte, que reunía a una generación de pintores que se quedó en París. Sin embargo, esta mirada hacia la realidad de su país no es necesariamente una ruptura de ese arte en primera persona.
Tavera sabe lo que es ser parte de la diáspora, porque así lo eligió cuando se internó en su estudio de la Ciudad luz, desde donde exploró el cuerpo y la intimidad. Ahora que vive en España conoce de cerca a los colombianos que allá hacen su día a día y lo mismo fue cuando hizo de Roma su residencia.
Patricia Tavera ha expuesto su obra en París, Madrid, Milán, Bruselas, Amsterdam, Hamburgo, Budapest, Jerusalén, Miami, Caracas y en Colombia en Bogotá y recientemente en Medellín, en la galería Naranjo y Velilla.