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                                                                                                                                  Peggy Guggenheim, una Médici en el siglo XX

                                                                                                                                  Reconocida como ‘la gran coleccionista americana’, Guggenheim se dedicó a crear una colección de arte y apoyar a algunos de los artistas más sonados de la historia del siglo XX.

                                                                                                                                  Andrea Jaramillo Caro

                                                                                                                                  Periodista de El Magazín cultural
                                                                                                                                  “En mi vida todo ha sido arte y amor, creo que pasamos por la vida como en una especie de sueño…”, dijo Peggy Guggenheim durante la última entrevista que dio antes de morir.
                                                                                                                                  Foto: EFE
                                                                                                                                  PUBLICIDAD

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                                                                                                                                  Le sugerimos leer: Así suena la nueva versión del himno nacional que propone la Filarmónica de Bogotá

                                                                                                                                  La figura del mecenazgo ha existido por buena parte de la historia del arte y, durante el siglo XX, Peggy Guggenheim se hizo una reputación y creó un legado. Se describía a sí misma como una “adicta al arte” y esta rama de la cultura hizo parte de su vida profesional y personal.

                                                                                                                                  Read more!
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                                                                                                                                  Fue la sobrina de Solomon R. Guggenheim. La familia en la que nació se dedicó por completo a los negocios y logró su fortuna durante el siglo XIX a través de la minería de cobre y plata. Ella, por su parte, quiso dejar su huella a través del arte.

                                                                                                                                  Podría interesarle leer: “Es una historia de amor extraña, pero indudablemente una historia de amor”

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                                                                                                                                  Read more!

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                                                                                                                                  PUBLICIDAD

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                                                                                                                                  No ad for you

                                                                                                                                  Fue durante este período, antes de la Segunda Guerra Mundial, en el que realmente se apasionó por el coleccionismo, tal y como lo hizo su tío para establecer el Museo Guggenheim de Nueva York.

                                                                                                                                  Le sugerimos leer: Recordando a Antonio Caro

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                                                                                                                                  En 1938 dio el primer salto para lo que se convertiría en su legado. Abrió en Londres una galería de arte moderno llamada Guggenheim Jeune. Sin ningún tipo de formación previa en el arte y guiada por su intuición e interés en la creatividad e iconoclastia, Guggenheim llegó a construir las exhibiciones antes del estallido de la guerra, además de que siempre compró, por lo menos, una de las obras que exhibió en su galería.

                                                                                                                                  Rápidamente creó una de las colecciones más completas de arte surrealista y cubista: sus conexiones con diferentes artistas y personas del mundo del arte le permitieron llevar a cabo su lema. Aunque el círculo en el que se movió facilitó su labor, le contó a CBS que aunque no hubiese tenido tales conexiones, se habría dedicado igualmente al coleccionismo: “El arte vino antes que las personas y las personas vinieron a mí por esta idea que tenía con la galería en Londres”.

                                                                                                                                  No ad for you

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                                                                                                                                  No ad for you

                                                                                                                                  Luego de Londres, volvió a París entre 1939 y 1940, años en los que continuó con su régimen de comprar una obra al día. Así adquirió pinturas de Dalí, Piet Mondrian, Robert Delunay y otros. En una entrevista que dio en 1969, contó que llegó a comprar obras que no le gustaban, pero que sabía que eran buenas, y otras que disfrutaba, pero que eran de artistas que no eran de su agrado. “No había que negociar, porque todo era muy barato. Pagué por mi colección de arte la ridícula cantidad de 40 mil dólares. Con ese dinero no hubiera podido comprar hoy ni siquiera uno de mis cuadros, es una locura”, dijo en la última entrevista que concedió en 1979 a Jacqueline B. Weld, autora del libro Peggy Guggenheim: adicta al arte.

                                                                                                                                  Podría interesarle leer: Nadia Granados gana el Premio Luis Caballero con su obra “Colombianización”

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                                                                                                                                  No ad for you

                                                                                                                                  Tuvo que enviarla bajo nombres y apellidos diferentes a los suyos, pues no quería que vieran su ascendencia judía. Pasó cinco años en la ciudad que nunca duerme, en los cuales se casó de nuevo, esta vez con Max Ernst. También abrió su galería e inauguró una exhibición que protagonizaron 31 mujeres artistas. Pero este no fue su único enfoque, pues durante esos años también dio el empujón necesario para que el hombre que le abrió paso al expresionismo abstracto en el mundo del arte, Jackson Pollock, pudiera generar y dedicarse a su obra, aunque ella reconociera que, al principio, llegó a odiarla.

                                                                                                                                  El auge de su galería neoyorquina y el flujo de trabajo fueron demasiado y, con el fin de la guerra, decidió experimentar con una tercera etapa en su carrera: abrir un museo. En 1946 dejó Nueva York para trasladarse, junto con su colección, a Venecia, donde vivió el resto de sus días en el Palazzo Venier dei Leoni. En 1948 presentó las obras que había adquirido en la Bienal de Venecia, exhibiendo por primera vez a varios artistas con los que contaba en su colección, como Mark Rothko.

                                                                                                                                  No ad for you

                                                                                                                                  Aunque ya había dejado su huella, Peggy Guggenheim terminó de cimentar su legado en la ciudad italiana. Durante el mismo año en el que se trasladó a Venecia, se divorció y publicó una autobiografía titulada Fuera de este siglo: confesiones de una adicta al arte” en la que detallaba varios de sus episodios y relaciones con diferentes artistas que enfurecieron a su familia. Recibió críticas desde varios ángulos, pero esto pareció no afectarle, pues siempre supo cómo quería vivir: las apariencias y expectativas que venían con su apellido no causaron un efecto duradero en su cotidianidad.

                                                                                                                                  Le sugerimos leer: “No existen escritores mejores que otros, lo que existen son universos propios”

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                                                                                                                                  Continuó coleccionando arte hasta 1973, incluso desde su propia cama: “Yo no soy una coleccionista. Soy un museo”, dijo. Disminuyó sus compras durante la década de los 60 y se enfocó en presentar lo que ya tenía. Comenzó a prestar su colección a diferentes museos en Europa y en 1969 fue invitada a mostrarla en el museo que lleva el nombre de su tío. En 1976 la dejó a la Solomon R. Guggenheim Foundation, la cual continúa exhibida en Venecia, donde falleció en 1979.

                                                                                                                                  No ad for you

                                                                                                                                  Peggy Guggenheim se convirtió en un ícono cultural y una guardiana de algunas de las obras de arte más reconocidas del siglo XX. La criticaron por “sacrificar su vida al arte”, pero para ella esto nunca fue algo negativo. “Siempre me consideré la enfant terrible de la familia, supongo que pensaban que era la oveja negra y que nunca haría nada bien, creo que los sorprendí… En mi vida todo ha sido arte y amor, creo que pasamos por la vida como en una especie de sueño…”, aseguró en la última entrevista que dio.

                                                                                                                                  Si le interesa seguir leyendo sobre El Magazín Cultural, puede ingresar aquí 🎭🎨🎻📚📖

                                                                                                                                  “En mi vida todo ha sido arte y amor, creo que pasamos por la vida como en una especie de sueño…”, dijo Peggy Guggenheim durante la última entrevista que dio antes de morir.
                                                                                                                                  Foto: EFE
                                                                                                                                  PUBLICIDAD

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                                                                                                                                  Le sugerimos leer: Así suena la nueva versión del himno nacional que propone la Filarmónica de Bogotá

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                                                                                                                                  Read more!
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                                                                                                                                  Fue la sobrina de Solomon R. Guggenheim. La familia en la que nació se dedicó por completo a los negocios y logró su fortuna durante el siglo XIX a través de la minería de cobre y plata. Ella, por su parte, quiso dejar su huella a través del arte.

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                                                                                                                                  PUBLICIDAD

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                                                                                                                                  No ad for you

                                                                                                                                  Fue durante este período, antes de la Segunda Guerra Mundial, en el que realmente se apasionó por el coleccionismo, tal y como lo hizo su tío para establecer el Museo Guggenheim de Nueva York.

                                                                                                                                  Le sugerimos leer: Recordando a Antonio Caro

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                                                                                                                                  En 1938 dio el primer salto para lo que se convertiría en su legado. Abrió en Londres una galería de arte moderno llamada Guggenheim Jeune. Sin ningún tipo de formación previa en el arte y guiada por su intuición e interés en la creatividad e iconoclastia, Guggenheim llegó a construir las exhibiciones antes del estallido de la guerra, además de que siempre compró, por lo menos, una de las obras que exhibió en su galería.

                                                                                                                                  Rápidamente creó una de las colecciones más completas de arte surrealista y cubista: sus conexiones con diferentes artistas y personas del mundo del arte le permitieron llevar a cabo su lema. Aunque el círculo en el que se movió facilitó su labor, le contó a CBS que aunque no hubiese tenido tales conexiones, se habría dedicado igualmente al coleccionismo: “El arte vino antes que las personas y las personas vinieron a mí por esta idea que tenía con la galería en Londres”.

                                                                                                                                  No ad for you

                                                                                                                                  Se interesó por el arte moderno a pesar de no saber nada sobre él, motivada por las palabras de Samuel Beckett: “Uno debería interesarse en el arte de su tiempo”. Un dicho que se convirtió en otro principio de vida y aplicó en la apertura de su segunda galería, Arte de Este Siglo, en Nueva York.

                                                                                                                                  No ad for you

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                                                                                                                                  Podría interesarle leer: Nadia Granados gana el Premio Luis Caballero con su obra “Colombianización”

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                                                                                                                                  No ad for you

                                                                                                                                  Tuvo que enviarla bajo nombres y apellidos diferentes a los suyos, pues no quería que vieran su ascendencia judía. Pasó cinco años en la ciudad que nunca duerme, en los cuales se casó de nuevo, esta vez con Max Ernst. También abrió su galería e inauguró una exhibición que protagonizaron 31 mujeres artistas. Pero este no fue su único enfoque, pues durante esos años también dio el empujón necesario para que el hombre que le abrió paso al expresionismo abstracto en el mundo del arte, Jackson Pollock, pudiera generar y dedicarse a su obra, aunque ella reconociera que, al principio, llegó a odiarla.

                                                                                                                                  El auge de su galería neoyorquina y el flujo de trabajo fueron demasiado y, con el fin de la guerra, decidió experimentar con una tercera etapa en su carrera: abrir un museo. En 1946 dejó Nueva York para trasladarse, junto con su colección, a Venecia, donde vivió el resto de sus días en el Palazzo Venier dei Leoni. En 1948 presentó las obras que había adquirido en la Bienal de Venecia, exhibiendo por primera vez a varios artistas con los que contaba en su colección, como Mark Rothko.

                                                                                                                                  No ad for you

                                                                                                                                  Aunque ya había dejado su huella, Peggy Guggenheim terminó de cimentar su legado en la ciudad italiana. Durante el mismo año en el que se trasladó a Venecia, se divorció y publicó una autobiografía titulada Fuera de este siglo: confesiones de una adicta al arte” en la que detallaba varios de sus episodios y relaciones con diferentes artistas que enfurecieron a su familia. Recibió críticas desde varios ángulos, pero esto pareció no afectarle, pues siempre supo cómo quería vivir: las apariencias y expectativas que venían con su apellido no causaron un efecto duradero en su cotidianidad.

                                                                                                                                  Le sugerimos leer: “No existen escritores mejores que otros, lo que existen son universos propios”

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                                                                                                                                  Continuó coleccionando arte hasta 1973, incluso desde su propia cama: “Yo no soy una coleccionista. Soy un museo”, dijo. Disminuyó sus compras durante la década de los 60 y se enfocó en presentar lo que ya tenía. Comenzó a prestar su colección a diferentes museos en Europa y en 1969 fue invitada a mostrarla en el museo que lleva el nombre de su tío. En 1976 la dejó a la Solomon R. Guggenheim Foundation, la cual continúa exhibida en Venecia, donde falleció en 1979.

                                                                                                                                  No ad for you

                                                                                                                                  Peggy Guggenheim se convirtió en un ícono cultural y una guardiana de algunas de las obras de arte más reconocidas del siglo XX. La criticaron por “sacrificar su vida al arte”, pero para ella esto nunca fue algo negativo. “Siempre me consideré la enfant terrible de la familia, supongo que pensaban que era la oveja negra y que nunca haría nada bien, creo que los sorprendí… En mi vida todo ha sido arte y amor, creo que pasamos por la vida como en una especie de sueño…”, aseguró en la última entrevista que dio.

                                                                                                                                  Si le interesa seguir leyendo sobre El Magazín Cultural, puede ingresar aquí 🎭🎨🎻📚📖

                                                                                                                                  Por Andrea Jaramillo Caro

                                                                                                                                  Periodista y gestora editorial de la Pontificia Universidad Javeriana, con énfasis en temas de artes visuales e historia del arte. Se vinculó como practicante en septiembre de 2021 y en enero de 2022 fue contratada como periodista de la sección de Cultura.@Andreajc1406ajaramillo@elespectador.com
                                                                                                                                  Ver todas las noticias
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