Jon Fosse: lo humano a través de la literatura
Este jueves 5 de octubre se confirmó que Jon Fosse, dramaturgo y novelista noruego, es el aclamado ganador del Premio Nobel de Literatura 2023. Su estilo minimalista ha logrado trascender en la poesía, el teatro y la novela.
Sarah Gutiérrez
Vive en la Grotten, una residencia de la realeza de Noruega en la que solo logran estar personas invitadas por el rey, como los poetas Henrik Wergeland y Arnulf Øverland, y los compositores Christian Sinding y Arne Nordheim. Jon Fosse logró ser el merecedor de esta vivienda por sus contribuciones literarias a la cultura en el país nórdico.
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Vive en la Grotten, una residencia de la realeza de Noruega en la que solo logran estar personas invitadas por el rey, como los poetas Henrik Wergeland y Arnulf Øverland, y los compositores Christian Sinding y Arne Nordheim. Jon Fosse logró ser el merecedor de esta vivienda por sus contribuciones literarias a la cultura en el país nórdico.
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Su primer libro, Rojo, negro, fue publicado en 1983. A partir de allí ha escrito más de 55 textos literarios en los que se destacan la novela, la poesía y obras teatrales, textos que en su mayoría han sido traducidos al español. A menudo es comparado con el irlandés Samuel Beckett, por sus temáticas existencialistas, sus diálogos repetitivos y el uso de los silencios en sus obras teatrales.
A los 12 años empezó a escribir como consecuencia de un deseo innato de dedicarse a la música. Tocaba la guitarra y el violín, y también escribía canciones por la seguridad que le transmitía, como “un refugio en donde estar solo”, comentó en una entrevista realizada en 2019 por la periodista Andrea Aguilar de El País de España, pero al final se decidió por la escritura en prosa y así construyó sus dos primeras novelas.
Por varias décadas se había considerado como uno de los eternos nominados al Premio Nobel de Literatura, como lo fueron Franz Kafka, León Tolstói y ahora Haruki Murakami, quien se encontraba en la lista de los predilectos del público para llevarse el reconocimiento que este año entregó el galardón 118 en su historia.
La obra de Fosse, entre novelas, poesía y dramaturgia, ha sido aclamada por su minimalismo, que constantemente representa la soledad, la melancolía y la vida cotidiana, prestando gran atención a los detalles sin llenar de adjetivos cualquier situación. La saga Septología es una muestra de ello; dividida en siete tomos, relata cómo la vida de un hombre solitario de la bahía se va transformando a la llegada de nuevas compañías y cómo este reflexiona sobre sí mismo y las decisiones que ha tomado y las que pudieron ser.
El noruego ha recibido varios reconocimientos a lo largo de sus 64 años de vida: fue condecorado con la Orden del Mérito Nacional de Francia en 2007, y en 1996 recibió el Premio Noruego Ipsen, otorgado a escritores locales que brindan nuevas narrativas en el teatro, por su obra El nombre, que retrata la relación de una mujer embarazada y su novio, y cómo va decayendo la comunicación tras mudarse a la casa de sus padres. Se estrenó en 1995 y fue dirigida por Kai Johnsen, del Teatro Nacional de Noruega.
A pesar de haberse encaminado por la literatura y el mundo de la escritura, aún está presente en su estilo narrativo la estructura rítmica de una composición musical, donde hay silencios marcados y particulares repeticiones, llevando al lector en un vaivén hipnótico de no terminar. Ha comparado contiguamente el ejercicio de escribir con el de escuchar: “No sé exactamente lo que estoy escuchando, pero trato de escuchar de todos modos”, señaló a The Guardian en 2014.
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Empezó a escribir dramaturgia en 1994, cuando ya se había consolidado como novelista en su tierra, por una oportunidad laboral en una institución cultural local que le ofreció un salario generoso por escribir la sinopsis de una obra y de donde surgió su ópera prima, Someone Is Going To Come, que para 2019 había sido reproducida en más de 40 ocasiones en diferentes teatros de Europa. Fosse ha descrito en varias oportunidades que su relación con el teatro ha sido como “un matrimonio de más de 20 años”, al cual le puso punto final en 2014. Por otro lado, su relación con la bebida se había convertido en un problema de alcoholismo que afectaba su agilidad y agudeza mental, y fue una cruz con la que cargó durante varios años. Ha comentado que la relación bebida-escritor ha existido desde la antigua Grecia, en la que se popularizaron “los poetas borrachos” que recorrían Atenas. “Nunca había podido escribir cuando bebía, porque me volvía sentimental, perdía la precisión, la agudeza, el foco y la claridad, incluso con una pequeña cantidad de alcohol mi escritura se volvía pésima”, admitió para El País de España. En 2012, de acuerdo con The Guardian, dejó su martirio tras ser internado. “Fue un matrimonio largo, diría. Pero ya terminó por completo”.
Su trabajo está en constante comparación con el de autores como el de su coterráneo Henrik Ibsen, el británico Harold Pinter y el irlandés Samuel Beckett. “Pinter afirmó que sus obras no trataban de falta de comunicación, sino de demasiada comunicación. Diría lo mismo: mi gente se comunica sin palabras. Ya saben lo que se va a decir”.
Jon Fosse nació el 29 de septiembre de 1959 en Hausgesund, Noruega, una zona rural cerca de Bergen y uno de los fiordos más importantes del país. Estudió en la Universidad de Bergen literatura comparada, sociología, filosofía y teoría del lenguaje. Es doctor en filosofía y profesor de la Academia de Escritura Creativa de Hordaland. Recibió ayer jueves 5 de octubre el Premio Nobel de Literatura “por sus obras de teatro innovadoras que dan voz a lo indecible”, anunció la Academia Sueca. En la última década había sido uno de los favoritos del público para llevarse este premio y estuvo cerca de ganarlo en 2013, pero ese año le fue entregado a la canadiense Alice Munro. “Me alegré mucho cuando llegó la noticia de que no era yo. Normalmente se lo dan a escritores muy antiguos, y hay algo de sabiduría en eso: lo recibes cuando no afecta tu escritura”, comentó a The Guardian ese mismo año.
La Academia Sueca sigue haciendo frente a las polémicas que nublan a la institución, siendo señalada por presuntamente tener un cierto nivel de preferencia sobre escritores masculinos, blancos de Occidente, frente a los autores de Oriente, recoge CNN, además de hacer énfasis en la brecha que sigue dividiendo a hombre y mujeres; de 118 galardonados, solo 17 han sido mujeres, entre las que están la francesa Annie Ernaux, ganadora en 2022; Gabriela Mistral, en 1945; Alice Munro, en 2013, y Wislawa Szymborska, en 1996.