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Peter Sohn sobre los grandes desafíos de “Elementos” y del cine de animación

El director de la nueva entrega de Pixar comenta sobre el trasfondo personal de esta historia, que marca una nueva era en el estudio.

Janina Pérez Arias
23 de junio de 2023 - 09:24 p. m.
El animador y director estadounidense, Peter Sohn,  ha trabajado en otros proyectos de Disney como Los Increíbles, Luca y Buscando a Nemo.  / Pixar-Disney
El animador y director estadounidense, Peter Sohn, ha trabajado en otros proyectos de Disney como Los Increíbles, Luca y Buscando a Nemo. / Pixar-Disney
Foto: Pixar-Disney
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Siete años de producción, tres presidentes estadounidenses, una pandemia y varios sacudones en el seno de Pixar han marcado a Elementos, la más reciente película de la creadora de la franquicia Toy Story, y que junto con Disney conforman el dúo de animación más potente de EE. UU.

Después de Un gran dinosaurio (2015), esta es la segunda vez que Peter Sohn (Nueva York, 1977) asume los mandos de un largometraje, para el cual también ha aportado la historia, y aunque la misma -como todas las películas de Pixar- es amasada y moldeada por un equipo, la de Elementos toca la fibra personal de este coreano-estadounidense, que llegó a la casa de Nemo y Dory hace dos décadas. Pixar es tan su casa, que hasta su estampa sirvió de modelo para la creación de Russell, el inolvidable niño explorador de Up-Una aventura de altura (2009).

“Puede sonar a cliché, pero trabajar en un estudio como Pixar no se trata de títulos ni cargos, sino de cómo puedes ayudar a que una película mejore en la medida en que se aporten ideas continuamente”, comentaba Peter Sohn en el Festival de Cannes, donde Elementos (Elementals, título original) tuvo su estreno mundial.

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Desarrollada en una metrópolis donde cohabitan seres de fuego, agua, aire y tierra, la historia se centra en la relación que se establece entre una chica de fuego, Ember, y un chico de agua, Wade. Pero más allá del romance, Elementos remite a la convivencia de diferentes culturas, razas y clases sociales, a la empatía y a la aceptación de la identidad propia, pero también de la ajena. Todos estos temas son palpables en la sociedad estadounidense, pero también están presentes en las diferentes sociedades alrededor del mundo.

Pixar vuelve a mostrar sus películas en la gran pantalla, pero si bien la taquilla estadounidense durante el primer fin de semana de estreno de Elementos no fue la más beneficiosa, se trata de una propuesta madura y original. Desprovista del gancho de la franquicia, sin dudas esta cinta representa en cierta forma un nuevo camino en la producción a futuro del dúo Pixar-Disney.

¿Cómo se mantiene el norte durante tantos años y en tiempos tan cambiantes?

Es muy fácil extraviarte, no solo por el factor tiempo, sino debido a todas las implicaciones de la historia, de manera que tienes que fijarte un norte para no perderte. En mi caso, me ayudó pensar en mis padres que murieron durante el desarrollo de este proyecto.

Perderlos hizo que se instalara en mí la idea de honrarlos, de entender todo lo que habían sacrificado, a lo que habían renunciado, tanto como padres, pero también como inmigrantes en EE. UU. Recuerdo que una vez fuimos a un McDonald’s en Nueva York y alguien nos gritó que regresáramos a nuestro país; no fue la primera ni la última vez que lo escucharían, pero ellos no se dieron por vencidos.

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Hablando con el equipo, nos dimos cuenta de que muchos de ellos o de sus familiares también habían experimentado situaciones parecidas, por eso nuestro norte fue todo el tiempo la idea del sacrificio de los padres.

¿Se puede decir que “Elementos” es la cinta más personal y de implicaciones sociales que ha lanzado Pixar últimamente?

Gran parte de las piezas que pusimos en la película surgieron a través de la empatía y del intento de tender puentes. Me sentí aterrorizado de contar algo personal, no es nada fácil de hacerlo, porque tienes la sensación de que ciertas vivencias que creías superadas pueden hundirte otra vez. Pero al mismo tiempo sabía que en Pixar se nos brinda una seguridad que nos permite ser compasivos hacia temas e ideas muy sensibles. En Elementos un personaje de agua le dice a Ember y a su padre, que son de fuego, que regresen a Fireland, que es su lugar de origen, y allí tienes algo que no solamente yo, sino otras personas de nuestro equipo habíamos vivido. Entonces no se trataba de cumplir una agenda de temas, más bien de partir de nuestras experiencias de vida para tratar de transmitirlas en la película.

Ahora más que nunca el odio y la violencia se sienten en nuestras sociedades. ¿Es ingenuo pensar que “Elementos” puede ayudar a erradicar ese sentimiento?

No sé si sea ingenuo pensarlo, lo único que sé es que el hecho de ponerte en los zapatos de los demás siempre ha creado un puente de entendimiento, y eso solo se puede lograr a través de la vulnerabilidad y la empatía.

Ser empático significa sencillamente conectarse con otras personas, y sabemos que muchos no están dispuestos a eso. En Elementos Ember, que es de fuego, y Wade, que es de agua, saben que físicamente es imposible un acercamiento, sin embargo, intentan llegar uno al otro. El milagro de esa relación en cierta forma representa una esperanza para los espectadores, para al menos plantearnos si podemos romper nuestras burbujas para aproximarnos a los demás, para sentir, para aprender. No sé si sea ingenuo, pero ojalá esta historia pueda tener esa resonancia.

Precisamente el tipo de relación que se establece entre los dos personajes principales es algo diferente, considerando las películas anteriores de Pixar.

En efecto. Entendimos que en la producción de Pixar tenemos como una especie de género como el Buddy film, que se basa en dos personajes que no se llevan bien, pero que luego terminan por descubrir algo el uno del otro que ayuda a unirlos. Pero con Ember y Wade hay diferencias, ambos poseen como grandes vacíos en sus vidas, se encuentran y comienzan a construir una comprensión mutua que les hace conectar.

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El vacío que siente Ember, por ejemplo, proviene de la carga familiar, pero también de crecer en una ciudad en la que nunca se ha sentido aceptada y que no está hecha para ella, de allí ese muro que ha construido para protegerse. Mientras que Wade funge de espejo, está allí para mostrarle quién es ella y ayudarla a través de la empatía a descubrirse, y así a llenar ese vacío. Es una relación pues bastante emocional y profunda.

A nivel visual también se diferencia de la producción anterior de Pixar, ¿cuáles fueron los desafíos de este tipo de animación?

Hemos hecho Toy Story con personajes de plástico duro, Cars con figuras de metal, en ambos casos el movimiento era limitado, pero los personajes de Elementos están en constante movimiento. Si algunas vez se te ocurre detener los fotogramas de esta película, todos se ven rarísimos (se ríe). Gran parte del trabajo de la tecnología que aplicamos estuvo centrado en controlar el fuego, se trata de muchas tomas, lo cual elevó el nivel de dificultad.

Luego está el diseño de la ciudad, el cual se hizo a través del lente de los personajes principales, planteándonos qué sería difícil o no para ellos, por ejemplo, ¿cómo sería para una persona de fuego vivir rodeada de cascadas y de canales de agua? Y claro, desafiando las reglas de la física constantemente.

¿Cree que se ha logrado la mejor animación del fuego?

No sé si podría decir que logramos la mejor representación del fuego, pero definitivamente es la que transmite y muestra mejor las emociones. Fue todo un desafío, porque no se trataba del fuego que puede tener un superhéroe, sino más bien captar los estados de ánimo. Siempre nos planteamos la pregunta si podríamos conectar lo humano con el elemento en sí, y para nosotros eso fue lo más importante.

Con los grandes éxitos actuales de taquilla de “Super Mario Bros” y de “Spider-Man”: A través del Spider-Verso, ¿cómo ve el futuro del cine de animación entre tantos superhéroes?

Cuando comencé a concebir algunos de los personajes de Elementos, sin darme cuenta les estaba otorgando superpoderes aunque no eran superhéroes, pero el vínculo estuvo allí desde el principio. Considero que este filme es original en todo el sentido de la palabra, porque aunque es una película comercial, no es una secuela, no es parte de una franquicia, eso lo hace bastante abrumador, aterrador, pero a la vez emocionante. Solo puedo decir que Elementos está hecha con mucho amor, por lo que no hay más que puedas hacer.

¿Es suficiente el sello de Pixar para que la audiencia retorne a las salas de cine?

Si bien es certera la idea de Disney+ de que la gente tiene la voluntad de ver cine en casa, pero creo que después de dos años y medio de pandemia no hay nada como meterte en un lugar con otra gente para emocionarnos y reírnos juntos. No hay dudas de que existe algo en nuestra química que conecta con otras personas en el llamado templo del cine, reitero: es una experiencia que no tiene parangón. Por eso espero que la gente vuelva a las salas, ya lo hicieron masivamente con Super Mario Bros, por ejemplo, hasta llevé a mis hijos que son pequeños y ¡alucinaron! (se ríe).

Precisamente esas sensaciones las tratamos de recrear, y todo lo que hacemos en Pixar lo ponemos en la gran pantalla, sentimos la fidelidad hacia la imagen que apela a la inmersión, a la conexión emocional, y es en una sala de cine donde vas a sentir ese subidón. Ojalá sigamos experimentando esas sensaciones, pero quién sabe lo que nos deparará el futuro.

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Por Janina Pérez Arias

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