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                                                                                                                                  Plegaria por David Foster Wallace

                                                                                                                                  El estadounidense, autor de novelas, historias cortas y ensayos, nació el 21 de febrero de 1962 y falleció en 2008. “La broma infinita”, una de sus novelas más reconocidas, fue publicada en 1996 y junto con sus otras novelas pertenece al movimiento de literatura posmoderna.

                                                                                                                                  Jose Hoyos

                                                                                                                                  La última novela de David Foster Wallace, "The Pale King", fue publicada en 2011, tres años después de su muerte, a los 46 años. / Steve Rhodes
                                                                                                                                  PUBLICIDAD

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                                                                                                                                  PUBLICIDAD

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                                                                                                                                  Le sugerimos: Piezas del Met fueron conectadas con el caso de tráfico del ex director del Louvre

                                                                                                                                  Read more!

                                                                                                                                  David, viendo televisión por horas y horas sin dejar de preguntarse qué es eso que falta en la vida de las personas que las empuja a consumir grandes cantidades de entretenimiento. David, atravesando la pantalla del televisor cuando apareció en Los Simpson. David, durante cuatro años, moldeando la arcilla para La broma infinita, una novela que terminará convertida en una sola pulsión de mil doscientas páginas, y después en la gran novela americana de fin de siglo, y después terminará aplastándolo igual que el Gatsby aplastó a Scott Fitzgerald. David, señalando que los historiadores de la literatura lo que hacen es agarrar las muestras de insatisfacción de un escritor consigo mismo y con el mundo, sujetarlas con una pinza muy grande y denominarlas “la obra”. David, recalcando que su afición televisiva no impide que siga siendo un intelectual de alto vuelo y un observador portentoso; a fin de cuentas un escritor tiene mucho de mirón, ese que anda a la caza de cualquier cosa que le ayude a librar el azaroso combate del narrador contra la nada, ese que se sienta en silencio en la mesa de un café y mira de forma inquietante. David, tomando el cerebro del lector y dándole vuelta para exponerlo a la luz.

                                                                                                                                  PUBLICIDAD

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                                                                                                                                  Read more!

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                                                                                                                                  David, deduciendo que ningún escritor serio prescindiría del espejo social que es la televisión: “El paraíso de los comunes y corrientes silenciosamente desesperados que anhelan tener acceso a la escena humana, pero sin las molestias de la presencia humana directa”. David, demostrando con su prosa que lo lírico no se puede entender como blandura y detenimiento, sino más bien como furia y electricidad. David, agarrando un montón de poesía de Emerson, Whitman y Glück, y camuflándola a lo largo de La broma infinita. David, siendo un neurótico hiperconsciente capaz de advertir cosas que la gente advierte, pero que casi nadie advierte que las advierte.

                                                                                                                                  Podría interesarle: Experto: “Habrá precariedad cultural mientras dependamos del presupuesto nacional”

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                                                                                                                                  David, sin poder seguir soportando que sus claridades se estrellaran unas contra otras. David, atándose las manos a la espalda con cinta adhesiva antes de volcar la silla en que estaba parado y dejar que el cinturón que envolvía su cuello lo estrangulara hasta que la vida se fuera. David, desnudando nuestra indefensión. David, dando esperanza. David, siendo un cometa al que le tocó volar a ras del suelo. David, dando sudor frío. David, golpeando los muros del tiempo y del espacio las horas suficientes para no tener que mentir. David, muriéndose de tanto saber, ¿y nadie va a decir amén?

                                                                                                                                  La última novela de David Foster Wallace, "The Pale King", fue publicada en 2011, tres años después de su muerte, a los 46 años. / Steve Rhodes
                                                                                                                                  PUBLICIDAD

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                                                                                                                                  PUBLICIDAD

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                                                                                                                                  Le sugerimos: Piezas del Met fueron conectadas con el caso de tráfico del ex director del Louvre

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                                                                                                                                  Read more!

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