Harriet Beecher Stowe: entre el abolicionismo y el feminismo
La novela La cabaña del tío Tom, escrita por la escritora estadounidense, cambió el curso de la historia de Estados Unidos al presentar a los esclavos como seres humanos y no como una mercancía útil para las causas capitalistas. Además, presentó una reflexión sobre la familia, la identidad de la nación, la libertad y la mujer.
Mónica Acebedo
“El negocio de cazar negros, nos atrevemos a recordarles, está en vías de convertirse en una profesión legal y patriótica”: La cabaña del tío Tom.
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“El negocio de cazar negros, nos atrevemos a recordarles, está en vías de convertirse en una profesión legal y patriótica”: La cabaña del tío Tom.
Regresamos en este espacio al continente americano, esta vez de la mano de una escritora fundamental para las letras estadounidenses y, sin duda, una pluma sumamente transgresora. Se trata, nada menos, que de la autora de la famosa Cabaña del tío Tom (1852), una novela que expone la crueldad de la esclavitud. Cuenta Stefan Bollman en Women who Write are Dangerous (Abbeville Press, 2018, p. 74) que el mismo Abraham Lincoln se refirió a ella como una de las causantes de la guerra civil y explica que, obviamente, la afirmación de Lincoln es exagerada, pero que es indiscutible el impacto sociopolítico que tuvo la novela en el colectivo, en los años previos a una de las guerras más feroces de la historia norteamericana (la guerra de Secesión, entre 1861 y 1865). Y, es que, en efecto, la autora escribió sobre los sentimientos y el comportamiento de la sociedad a través de un retrato sincero y crítico. La esclavitud de las personas traídas de África, necesaria, según algunos, para el desarrollo de la naciente nación, y cruel e inhumana para otros, es retratada con sumo cuidado en las letras de Beecher Stowe: “El esclavo no tiene nada. La ley lo considera en todos los aspectos tan privados de derechos como un paquete de mercancía”. Pero adicionalmente, la prosa de la autora también pone de presente a lo largo de su obra la situación de las mujeres: “Los hombres son, por naturaleza, egoístas y desconsiderados con las mujeres. O, por lo menos, esa es la impresión que tengo”.
Harriet Beecher Stowe nació el 14 de junio de 1811 en Litchfield, Connecticut, en el seno de una familia muy religiosa, evangelista puritana y con una marcada conciencia social. En ese ambiente leyó con cuidado la Biblia y textos morales de teólogos puritanos. Cuando su padre, el reverendo Beecher, se trasladó a Cincinnati (Ohio), estuvo expuesta con mayor vehemencia a la gravedad y crueldad de la esclavitud. Por esa época empezó a escribir reflexiones sobre justicia y moral. Luego, en 1836, se casó con Calvin Ellis Stowe, también religioso y defensor apasionado del abolicionismo. Tuvieron siete hijos y una vida marcada por situaciones trágicas, incluida la muerte de uno de sus hijos. Beecher escribió novelas, ensayos y artículos de prensa. Sin embargo, su éxito se centró en La cabaña del tío Tom, que vendió 300.000 copias en el primer año. Fue traducida a veinte lenguas entre 1852 y 1860, lo que la convirtió en uno de los primeros éxitos en ventas de la literatura estadounidense. Murió el 1.° de julio de 1896 en Hartford.
La trama de La cabaña del tío Tom es la siguiente: Tom es un esclavo negro, entregado y juicioso en sus labores, amable con su amo y la gente que lo rodea: “Era un hombre gigantesco y fuerte, nacido en África, y parecía tener una cantidad descomunal del burdo instinto de libertad. Era un verdadero león africano”. Eventualmente, su dueño tiene muchos problemas económicos y se ve forzado a vender a Tom y separarlo de su familia. Tom es vendido en diversas ocasiones y maltratado. En una ocasión salva la vida de una niña blanca y el padre de la niña, en agradecimiento, le otorga la libertad, pero esta es ignorada por otros esclavistas y es vendido de nuevo. El argumento también incluye a otros esclavos que escapan hacia Canadá para emanciparse. A lo largo de la narración va dejando diversas máximas en boca de los personajes: “¡Mi alma no le pertenece, amo! ¡No la ha comprado, ni puede comprarla!”.
En pocas palabras, Harriet Beecher Stowe dejó un legado monumental no solo en la literatura, al lograr fusionar de manera magistral una trama novelesca entretenida y, al tiempo, trágica, con los mensajes que abogaban por la justicia social, la abolición de la esclavitud e igualdad de los derechos de los hombres y las mujeres. Con su novela, por un lado, ejemplifica la tradición sentimental y los presupuestos románticos que ponían las pasiones por encima de la razón; por otro, yuxtapone la visión bíblica y los valores morales. Pero lo más importante es que La cabaña del tío Tom cambió el curso de la historia de Estados Unidos al presentar a los esclavos como seres humanos y no como una mercancía útil para las causas capitalistas. Además, presentó una reflexión sobre la familia, la identidad de la nación, la libertad y la mujer.
Cierro con una de sus citas más significativas:
“¿Cómo se producen las horribles crueldades y ultrajes que de vez en cuando consiguen publicar en la prensa? En muchos casos es por un endurecimiento paulatino de ambas partes, donde el amo se hace cada vez más cruel y el sirviente cada vez más insensible. Los azotes y el maltrato son como el láudano: hay que duplicar la dosis cuando se pierde sensibilidad”.