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Poemas de Emily Dickinson, la poetisa de la naturaleza (Verso a verso)

Presentamos algunos poemas de Emily Dickinson, quien llegó a escribir cerca de dos mil poemas que no llevan título y que se publicaron con su número, siguiendo el cronológico en el que se escribieron, entre naturaleza y silencio.

Emily Dickinson
17 de julio de 2024 - 07:09 p. m.
Emily Dickinson falleció el 15 de mayo de 1886 en Amherst, Massachussetts.
Emily Dickinson falleció el 15 de mayo de 1886 en Amherst, Massachussetts.

Cuando cuento las semillas

Cuando cuento las semillas

sembradas allá abajo

para florecer así, lado a lado;

cuando examino a la gente

que tan bajo yace

para llegar tan alto;

cuando creo que el jardín

que no verán los mortales

siega el azar sus capullos

y sortea a esta abeja,

puedo prescindir del verano, sin queja.

254

“La Esperanza” es esa cosa con plumas —

Que se asienta en el alma —

Y entona la canción sin las palabras —

Y nunca se detiene — del todo —

y más dulce — se escucha — en la Galerna —

Y airada debe estar la tormenta —

que pudo avergonzar al Pajarito

que a tantos les dio abrigo —

Le escuché en la tierra más fría —

y en el más gélido Mar —

pero, nunca, en la Adversidad

Me pidió una sola — migaja.

Él era débil y yo era fuerte

Él era débil y yo era fuerte,

después él dejó que yo le hiciera pasar

y entonces yo era débil y él era fuerte,

y dejé que él me guiara a casa.

No era lejos, la puerta estaba cerca,

tampoco estaba oscuro, él avanzaba a mi lado,

no había ruido, él no dijo nada,

y eso era lo que yo más deseaba saber.

El día irrumpió, tuvimos que separarnos,

ahora ninguno de los dos era más fuerte,

él luchó, yo también luché,

¡pero no lo hicimos a pesar de todo!

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Me quieres. Estás segura.

No temeré equivocarme.

No me despertaré engañada

una sonriente mañana

para descubrir que la luz del sol

ha desaparecido,

que los campos están desolados,

¡y que mi amada se ha ido!

No debo inquietarme. Estás segura.

Nunca llegará esa noche

en que, asustada, corro a casa, a tu lado,

y encuentro las ventanas oscuras,

y que no está mi amada.

¿Estás segura? ¿Nunca llegará?

Asegúrate de que estás segura.

Sabes que lo soportaré mejor ahora,

si me lo dices así,

que si, cuando la herida haya curado,

en este dolor que tengo,

me hieres otra vez más.

Ensueño

Para fugarnos de la tierra

un libro es el mejor bajel;

y se viaja mejor en el poema

que en el más brioso y rápido corcel

Aun el más pobre puede hacerlo,

nada por ello ha de pagar:

el alma en el transporte de su sueño

se nutre sólo de silencio y paz.

Por Emily Dickinson

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