Recordemos a Cortázar a través de su poesía
En el aniversario de la muerte de Julio Cortázar, recordamos su obra a través de algunos de sus poemas.
Julio Cortázar falleció el 12 de febrero de 1984 en París, Francia. Fue uno de los escritores más influyentes y originales del siglo XX. Nació el 26 de agosto de 1914 en Bruselas, Bélgica. Su familia era de ascendencia argentina, y después de que su padre abandonara Bélgica debido a la Primera Guerra Mundial, regresaron a Latinoamérica, en 1918, cuando el escritor tenía apenas cuatro años.
Su obra, caracterizada por el juego y la experimentación, lo destaca como uno de los escritores más importantes de la literatura contemporánea. Su estilo narrativo se distingue por su habilidad para mezclar lo cotidiano con lo fantástico, desafiando las convenciones narrativas tradicionales y explorando los límites de la realidad y la imaginación.
A continuación, algunos poemas para conmemorar su vida y obra:
Podría interesarle: Julio Cortázar: “Largo, flaco, feo y aburrido”
“El breve amor”
Con qué tersa dulzura
me levanta del lecho en que soñaba
profundas plantaciones perfumadas,
me pasea los dedos por la piel y me dibuja
en el espacio, en vilo, hasta que el beso
se posa curvo y recurrente
para que a fuego lento empiece
la danza cadenciosa de la hoguera
tejiéndonos en ráfagas, en hélices,
ir y venir de un huracán de humo -
(¿Por qué, después,
lo que queda de mí
es sólo un anegarse entre cenizas
sin un adiós, sin nada más que el gesto
de liberar las manos?).
Salvo el crepúsculo
Podría interesarle: Literatura, política y censura: cien años de Jorge Gaitán Durán
“Podemos vivir sin el pajarito mandón”
En el centro de la hostia una pestaña,
esto afecta al sacerdote, pero no, en realidad
nunca pareció más blanca, como el vello
de un vientre lo empurece en designio.
Manchas de pantera el tiempo corre
con batallas, cismas , y la cicatriz
de Ruán: Así se lo distingue
de la tapioca eterna, esa perfecta sopa de estrellitas,
cada cosa en su lugar y un lugarpara nada, el Señor como un árbol
desparramando el exacto número de hojas
y la semana tiene siete días
justos, quién lo discute.
Yo. Por eso
quédate en la hostia, pestañita,
obliga al monaguillo a darse vuelta
ponte como un gran viento entre la misa.
(Esto es un hombre: las fogatas que alzamos
triangulando la noche,
haciéndola de nuevo, aunque no dure.)
Podría interesarle: Irán sentencia a muerte al culpable del asesinato del aclamado cineasta Mehrjui
“Te amo por ceja...”
Te amo por ceja, por cabello, te debato en corredores
blanquísimos donde se juegan las fuentes de la luz,
te discuto a cada nombre, te arranco con delicadeza de cicatriz,
voy poniéndote en el pelo cenizas de relámpago y
cintas que dormían en la lluvia.
No quiero que tengas una forma, que seas
precisamente lo que viene detrás de tu mano,
porque el agua, considera el agua, y los leones
cuando se disuelven en el azúcar de la fábula,
y los gestos, esa arquitectura de la nada,
encendiendo sus lámparas a mitad del encuentro.
Todo mañana es la pizarra donde te invento y te dibujo,
pronto a borrarte, así no eres, ni tampoco con ese
pelo lacio, esa sonrisa.
Busco tu suma, el borde de la copa donde el vino
es también la luna y el espejo,
busco esa línea que hace temblar a un hombre en
una galería de museo.
Además te quiero, y hace tiempo y frío.
Podría interesarle: De la imaginación y la búsqueda en la obra de Julio Cortázar
“Nocturno”
Tengo esta noche las manos negras, el corazón sudado
como después de luchar hasta el olvido con los ciempiés del humo.
Todo ha quedado allá, las botellas, el barco,
no sé si me querían y si esperaban verme.
En el diario tirado sobre la cama dice encuentros diplomáticos,
una sangría exploratoria, lo batió alegremente en cuatro sets.
Un bosque altísimo rodea esta casa en el centro de la ciudad,
yo sé, siento que un ciego está muriéndose en las cercanías.
Mi mujer sube y baja una pequeña escalera
como un capitán de navío que desconfía de las estrellas.
Hay una taza de leche, papeles, las once de la noche.
Afuera parece como si multitudes de caballos se acercaran
a la ventana que tengo a mi espalda.
Podría interesarle: Mecanoscrito original de obra de Julio Cortázar será subastado en Uruguay
“Una idea”
Una idea incandescente se me vino esta mañana
una antorcha que flameaba en lo alto de mi mente
pero sola y sin refuerzos tal
vez pierda la batalla
ya librada de hace tiempo por tu brillo y un cobarde
un cobarde que vacila entre el olvido y tras la nada
que vacila tras tus pasos y tu melódica mirada
que se pierde encandilado tras el grito de tus ojos
que se aturde enceguecido tras el brillo de tu nombre
que se esconde tras las letras de algún otro nombre
y aún así no se atreve a gritar de quien se esconde
que hace frente tan valiente a enredadas tempestades
y se escapa como un niño al descubrirse a tu lado
que amanece al medio día y se duerme al despedirte
que susurra tan potente y que grita tan despacio
que camina tan de prisa y con los ojos bien cerrados
sin valor por la cornisa que conduce a tu palacio
Una idea de coraje se me vino esta mañana
de sentarnos frente a frente y quitarme el camuflaje
de soplar mis emociones y transformarlas en palabras
en palabras que te expliquen como cae el agua helada
Una idea tan sublime como tantas que me diste
tan tardía y predecible como tantas he tenido
pero sola y sin refuerzos de valor y otros aliados
ha perdido la batalla
ya es de noche
ya te fuiste.
Si le interesan los temas culturales y quiere opinar sobre nuestro contenido y recibir más información, escríbanos al correo de la editora Laura Camila Arévalo Domínguez (larevalo@elespectador.com) o al de Andrés Osorio (aosorio@elespectador.com).
Julio Cortázar falleció el 12 de febrero de 1984 en París, Francia. Fue uno de los escritores más influyentes y originales del siglo XX. Nació el 26 de agosto de 1914 en Bruselas, Bélgica. Su familia era de ascendencia argentina, y después de que su padre abandonara Bélgica debido a la Primera Guerra Mundial, regresaron a Latinoamérica, en 1918, cuando el escritor tenía apenas cuatro años.
Su obra, caracterizada por el juego y la experimentación, lo destaca como uno de los escritores más importantes de la literatura contemporánea. Su estilo narrativo se distingue por su habilidad para mezclar lo cotidiano con lo fantástico, desafiando las convenciones narrativas tradicionales y explorando los límites de la realidad y la imaginación.
A continuación, algunos poemas para conmemorar su vida y obra:
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“El breve amor”
Con qué tersa dulzura
me levanta del lecho en que soñaba
profundas plantaciones perfumadas,
me pasea los dedos por la piel y me dibuja
en el espacio, en vilo, hasta que el beso
se posa curvo y recurrente
para que a fuego lento empiece
la danza cadenciosa de la hoguera
tejiéndonos en ráfagas, en hélices,
ir y venir de un huracán de humo -
(¿Por qué, después,
lo que queda de mí
es sólo un anegarse entre cenizas
sin un adiós, sin nada más que el gesto
de liberar las manos?).
Salvo el crepúsculo
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“Podemos vivir sin el pajarito mandón”
En el centro de la hostia una pestaña,
esto afecta al sacerdote, pero no, en realidad
nunca pareció más blanca, como el vello
de un vientre lo empurece en designio.
Manchas de pantera el tiempo corre
con batallas, cismas , y la cicatriz
de Ruán: Así se lo distingue
de la tapioca eterna, esa perfecta sopa de estrellitas,
cada cosa en su lugar y un lugarpara nada, el Señor como un árbol
desparramando el exacto número de hojas
y la semana tiene siete días
justos, quién lo discute.
Yo. Por eso
quédate en la hostia, pestañita,
obliga al monaguillo a darse vuelta
ponte como un gran viento entre la misa.
(Esto es un hombre: las fogatas que alzamos
triangulando la noche,
haciéndola de nuevo, aunque no dure.)
Podría interesarle: Irán sentencia a muerte al culpable del asesinato del aclamado cineasta Mehrjui
“Te amo por ceja...”
Te amo por ceja, por cabello, te debato en corredores
blanquísimos donde se juegan las fuentes de la luz,
te discuto a cada nombre, te arranco con delicadeza de cicatriz,
voy poniéndote en el pelo cenizas de relámpago y
cintas que dormían en la lluvia.
No quiero que tengas una forma, que seas
precisamente lo que viene detrás de tu mano,
porque el agua, considera el agua, y los leones
cuando se disuelven en el azúcar de la fábula,
y los gestos, esa arquitectura de la nada,
encendiendo sus lámparas a mitad del encuentro.
Todo mañana es la pizarra donde te invento y te dibujo,
pronto a borrarte, así no eres, ni tampoco con ese
pelo lacio, esa sonrisa.
Busco tu suma, el borde de la copa donde el vino
es también la luna y el espejo,
busco esa línea que hace temblar a un hombre en
una galería de museo.
Además te quiero, y hace tiempo y frío.
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“Nocturno”
Tengo esta noche las manos negras, el corazón sudado
como después de luchar hasta el olvido con los ciempiés del humo.
Todo ha quedado allá, las botellas, el barco,
no sé si me querían y si esperaban verme.
En el diario tirado sobre la cama dice encuentros diplomáticos,
una sangría exploratoria, lo batió alegremente en cuatro sets.
Un bosque altísimo rodea esta casa en el centro de la ciudad,
yo sé, siento que un ciego está muriéndose en las cercanías.
Mi mujer sube y baja una pequeña escalera
como un capitán de navío que desconfía de las estrellas.
Hay una taza de leche, papeles, las once de la noche.
Afuera parece como si multitudes de caballos se acercaran
a la ventana que tengo a mi espalda.
Podría interesarle: Mecanoscrito original de obra de Julio Cortázar será subastado en Uruguay
“Una idea”
Una idea incandescente se me vino esta mañana
una antorcha que flameaba en lo alto de mi mente
pero sola y sin refuerzos tal
vez pierda la batalla
ya librada de hace tiempo por tu brillo y un cobarde
un cobarde que vacila entre el olvido y tras la nada
que vacila tras tus pasos y tu melódica mirada
que se pierde encandilado tras el grito de tus ojos
que se aturde enceguecido tras el brillo de tu nombre
que se esconde tras las letras de algún otro nombre
y aún así no se atreve a gritar de quien se esconde
que hace frente tan valiente a enredadas tempestades
y se escapa como un niño al descubrirse a tu lado
que amanece al medio día y se duerme al despedirte
que susurra tan potente y que grita tan despacio
que camina tan de prisa y con los ojos bien cerrados
sin valor por la cornisa que conduce a tu palacio
Una idea de coraje se me vino esta mañana
de sentarnos frente a frente y quitarme el camuflaje
de soplar mis emociones y transformarlas en palabras
en palabras que te expliquen como cae el agua helada
Una idea tan sublime como tantas que me diste
tan tardía y predecible como tantas he tenido
pero sola y sin refuerzos de valor y otros aliados
ha perdido la batalla
ya es de noche
ya te fuiste.
Si le interesan los temas culturales y quiere opinar sobre nuestro contenido y recibir más información, escríbanos al correo de la editora Laura Camila Arévalo Domínguez (larevalo@elespectador.com) o al de Andrés Osorio (aosorio@elespectador.com).