Poemas para conmemorar los 486 años de Bogotá (Verso a verso)

A propósito de la celebración de los 486 años de la fundación de Bogotá, presentamos algunos poemas para conmemorar este día.

06 de agosto de 2024 - 03:33 p. m.
El 6 de agosto de 1538, el español Gonzalo Jiménez de Quesada fundó Bogotá.
El 6 de agosto de 1538, el español Gonzalo Jiménez de Quesada fundó Bogotá.
Foto: El Espectador - Gustavo Torrijos
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Este 2024, Bogotá celebra 486 años de historia. Según información de la Alcaldía de Bogotá, aunque no se dispone de un acta oficial de fundación, se considera que el 6 de agosto de 1538 es la fecha oficial de la fundación de la ciudad. En esa jornada, el reino de los muiscas fue tomado en nombre del emperador Carlos V de España. Tras someter a los habitantes locales y apoderarse de sus tesoros, Gonzalo Jiménez de Quesada decidió establecer la villa de Santafé de Bogotá.

Bogotá atrae a numerosos migrantes de todas las regiones del país, lo que enriquece el panorama literario y cultural de la ciudad y refleja la notable diversidad de Colombia. A continuación una selección de poemas sobre la capital colombiana en su cumpleaños.

El capitán siembra una espada

Eduardo Carranza. (1975)

A Dionisio Ridruejo

… El Capitán Gonzalo Jiménez de Quesada

en negro potro de la Andalucía

a galope recorre el campo, ante

el friso inmóvil de los españoles.

Luego, alzando la espada y desafiando

a quien se oponga, toma posesión

del Reino que llamó Nueva Granada,

en el nombre del César.

Centelleaba la grupa del caballo.

Esto fue el seis de agosto

del año mil quinientos treinta y ocho

del Señor Jesucristo.

(Hay que tener en cuenta que Quesada

significa lo mismo que Quijote).

Y recordemos que el Emperador

se hallaba en Roma.

Volvía de la hazaña luminosa de Túnez;

en tapices cantaba y en romances.

Y que por esos días desafiaba

—ante el Papa y hablando en español—

(«armado o desarmado o en camisa

con espada y puñal,

en una isla o ante sus ejércitos»),

a Francisco Primero por traidor

a la cristiandad.

A la su diestra estaba Garcilaso

ya transparente:

un soneto entreabriéndose en la mano

y el alma sobre el hombro como un águila.

Luego Quesada declaró fundada

en lo más alto de la primavera

a Santa Fe de Bogotá.

Allí sembró su espada, su semilla.

Allí puso un cimiento a la esperanza,

y el trémulo cimiento del amor.

Allí fundó la piedra y el rocío.

Allí erigió una cruz contra la muerte.

Y doce chozas erigió en memoria

de los apóstoles. Y sembró algunas

palabras españolas que han tenido

una larga y hermosa descendencia

constelada de sueños y de música.

(Cruzando el océano que es la luna de España,

llegaba al corazón del español

el aroma desnudo de su Alhambra:

o, más sencillamente: aquel aroma

salía desnudo de su corazón

hacia el campo de rostro iluminado

por los maizales de los indios).

Al recordar este momento pienso

en el abuelo de la barba gris

llena de años, naufragios y batallas,

llena de sueños y constelaciones.

Y toco en ese instante mis orígenes:

mi orgullosa raíz americana

de indio y río,

y mi raíz de piedra castellana:

piedra que ha sido y sigue siendo alma…

Poeta urbano

Raúl Gómez Jattin. (1995).

Aquel poeta de Bogotá

que no conoció en la infancia

el olor de la tierra húmeda

ni el contacto revelador de los animales

ni ha visto al río llevándose la vida…

Para compensar tantas ausencias

suelta un pájaro en cada poema

y nubes van y nubes vienen

y el mar en cada amanecer

lleva mareas a su olvido.

Aquel poeta

que calla cuando le escribo

que la tragedia más actual del hombre

es su guerra a la naturaleza

se escribe unos largos poemas

a una amada de papier maché.

No eres contemporáneo de las flores

Tus estrellas son de hojalata

Tu mar de escenografía

ni trae ni inaugura recuerdos

Poeta

A la naturaleza hay que ir

A contemplarla

A defenderla.

En Bogotá

Santiago Aristizábal. (1986)

En Bogotá

llamada de ordinario

Atenas Suramericana y

ciudad más insegura del mundo

es corriente decir cuándo almorzamos

dame tu teléfono

que te llamo esta semana o

llámame o déjate ver

viejo qué milagro

entre el palmoteo

que inunda sus espaldas y

ahora sí no nos perdemos

anoto en mi agenda

una cita contigo

y más o menos así

en la fundamentación de esta nueva metafísica

de las costumbres

los bogotanos ríen su soledad.

Tanguito para una calle bogotana

Luis Fernando Afanador. (2003)

En esta ciudad que agota

casi todos los adjetivos del horror

hay todavía una calle a la que amo

Es tan tenue su hermosura, tan precaria

pero yo hago lo que puedo: la evito

no la gasto, casi nunca voy

Es frágil la pobre calle mía

como la dicha de esos bellos años.

19

Ricardo Silva Romero. (2004)

Santa Fe de Bogotá es ciertas calles

que nacen en el sur de los mapas viejos,

vienen del oriente del único sol

y se cruzan, esquina por esquina,

como espejos de las manos

o encrucijadas para ofrecerle el alma al diablo

(otro sultán sin nombre: otro agujero).

Santa Fe de Bogotá es cualquier ventana,

pues todas las ciudades son fachadas,

y no hace falta un guía indiferente,

o mil novelas sin comienzos ni tragedias,

para entender que Bogotá,

como mis manos,

es parte de un mundo que gira desde el sur

hasta el oriente.

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