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Víctor Jara (1932-1973) fue un influyente cantautor chileno conocido por su conexión con la música popular y su compromiso político. Nacido en La Quiriquina, San Ignacio, en una familia campesina, Jara mostró desde joven una pasión por la música heredada de su madre. Tras su muerte y un breve paso por un seminario, se trasladó a Santiago y se unió a la Escuela de Teatro de la Universidad de Chile en 1957. Allí conoció a Violeta Parra, quien le inspiró a seguir su carrera musical y teatral.
Jara se destacó como compositor y cantante, también como director teatral e investigador del folklore. Su carrera musical despegó con el lanzamiento de su primer álbum en 1967 y su segundo en 1969, coincidiendo con su apoyo a la Unidad Popular de Salvador Allende. Durante su carrera, compuso canciones emblemáticas como Te recuerdo Amanda y El derecho de vivir en paz, y se convirtió en un representante de la Nueva Canción Chilena, un movimiento que fusionaba música folclórica con temas sociales y políticos.
Su vida y carrera se truncaron abruptamente tras el golpe de Estado de Augusto Pinochet en 1973. Jara fue arrestado y torturado en el Estadio Chile. En 1990, la Comisión de Verdad y Reconciliación estableció que Víctor Jara fue asesinado con 44 balazos el 16 de septiembre de 1973 en el Estadio Chile y que su cuerpo fue abandonado en el Cementerio Metropolitano. Su legado se mantiene vivo, y en 2003, treinta años después del golpe, el Estadio Chile fue rebautizado como Estadio Nacional Víctor Jara en su honor.
Poemas de Víctor Jara
Somos cinco mil
Somos cinco mil aquí
en esta pequeña parte la ciudad.
Somos cinco mil.
¿Cuántos somos en total
en las ciudades y en todo el país?
Sólo aquí,
diez mil manos que siembran
y hacen andar las fábricas.
Cuánta humanidad
con hambre, frío, pánico, dolor,
presión moral, terror y locura.
Seis de los nuestros se perdieron
en el espacio de las estrellas.
Uno muerto, un golpeado como jamás creí
se podría golpear a un ser humano.
Los otros cuatro quisieron quitarse
todos los temores,
uno saltando al vacío,
otro golpeándose la cabeza contra un muro
pero todos con la mirada fija en la muerte.
¡Qué espanto produce el rostro del fascismo!
Llevan a cabo sus planes con precisión artera
sin importarles nada.
La sangre para ellos son medallas.
La matanza es un acto de heroísmo.
¿Es este el mundo que creaste, Dios mío?
¿Para esto tus siete días de asombro y de trabajo?
En estas cuatro murallas sólo existe un número
que no progresa.
Que lentamente querrá más la muerte.
Pero de pronto me golpea la consciencia
y veo esta marea sin latido
y veo el pulso de las máquinas
y los militares mostrando su rostro de matrona
llena de dulzura.
¿Y México, Cuba y el mundo?
¡Qué griten esta ignominia!
Somos diez mil manos
menos que no producen.
¿Cuántos somos en toda la patria?
La sangre del compañero Presidente
golpea más fuerte que bombas y metrallas.
Así golpeará nuestro puño nuevamente.
DEJA LA VIDA VOLAR
En tu cuerpo, flor de fuego,
tiene paloma
un temblor de primaveras,
palomitay
Un volcán corre en tus venas
Y mi sangre como brasa,
tiene paloma.
En tu cuerpo quiero hundirme
palomitay
Hasta el fondo de tu sangre
El sol morirá, morirá
La noche vendrá, vendrá
Envuélvete en mi cariño
Deja la vida volar
Tu boca junto a mi boca
Paloma, palomitay
Envuélvete en mi cariño
Deja la vida volar
Tu boca junto a mi boca
Paloma, palomitay
Ay, paloma, ay
Ay, paloma, ay
En tu cuerpo, flor de fuego,
tiene paloma
una llamarada mía,
palomitay
Que ha calmado mil heridas.
Ahora volemos libres,
tierna paloma
No pierdas las esperanzas,
palomitay
La flor crece con el agua
El sol volverá, volverá.
La noche se ira, se ira.
Envuélvete en mi cariño
Deja la vida volar
Tu boca junto a mi boca
Paloma, palomitay.
Envuélvete en mi cariño,
deja la vida volar.
Tu boca junto a mi boca
Paloma, palomitay
Ay, paloma, ay
Ay, paloma, ay
Paloma quiero contarte
Paloma quiero contarte
que estoy solo,
que te quiero.
Que la vida se me acaba
porque te tengo tan lejos,
palomita verte quiero.
Lloro con cada recuerdo
a pesar que me contengo.
Lloro con rabia pa’ fuera
pero muy hondo pa’ dentro,
palomita verte quiero.
Como tronco de nogal
como la piedra del cerro
el hombre puede ser hombre
cuando camina derecho,
palomita verte quiero.
Cómo quitarme del alma
lo que me dejaron negro,
siempre estar vuelto hacia afuera
para cuidarse por dentro,
palomita verte quiero.